Alguersuari: “Me he sentido un bicho raro; estoy saturado"
"Tengo la sensación de que ahora mismo no pertenezco a este mundo de las carreras", afirma Jaime, que recuerda 2008 como "un año mágico".
—El desmayo fue un susto y disfruta de buena salud. ¿Podría seguir compitiendo?
—Sí, sí. En Moscú me llevé un buen susto, porque nunca sabes, hasta que no te miras todo, qué tienes. No fue normal, no me había pasado en la vida. Pero sí que fue una señal para decirme, ‘necesito un cambio’. Y quiero encaminarla hacia otro lado. Igual estoy muy equivocado, no lo sé, pero siento que debo hacerlo.
—De no haber surgido ese problema físico, ¿habría tomado esta decisión? Igual se hubiera tirado años de competición en competición...
—Probablemente. Quizá habría seguido un año más, y como muchos compañeros de la Fórmula E, un año más, y otro, y otro. Pero no quiero perder el tiempo. Quiero levantarme por la mañana motivado. Lo tengo que tener aquí (se toca el pecho), en el cuerpo, dentro. Y en esta última época no lo tenía.
—¿Cuándo fue la última vez que lo sintió?
—Desafortunadamente, no lo vivo desde que salí de la F-1. A mí me gustaba coger un coche con el que frenabas a 80 metros de la curva, que acelerabas y tenías 800 caballos, con mucha carga aerodinámica. No me motiva lo que hago ahora. Y con todos los respetos a la Fórmula E. No me motiva pilotar un Fórmula E; y ya digo, creo y confío al cien por cien en la Fórmula E, pero ahora mismo...
—Si mira hacia atrás, ¿cuándo fue más feliz al volante de algo que llevara motor?
—En 2008, en la Fórmula 3 Británica, creo que fue el mejor momento de mi vida, porque era el año clave, era mi segundo año en Red Bull, y había que ganar ese campeonato. Fue un año mágico porque yo todavía estaba estudiando y fue muy difícil compaginar carreras con estudios. Echo de menos la época en Inglaterra, por los circuitos y el clima, que es un drama. Y eso es lo que te hace mejor piloto, más maduro.
—¿Se ha sentido un bicho raro en la competición?
—Sí, me he sentido un bicho raro. Tengo la sensación de que ahora mismo no pertenezco a este mundo de las carreras. Hablo con la gente y no tengo energías. Y sin embargo conozco a alguien que comienza un programa nuevo, de lo que sea, y ha abierto una empresa nueva, y me motiva. Me contagia esa energía, me gusta conocer, emprender, probar, aprender... Y en los coches he visto como que me he saturado, que soy un compresor que no deja salir más sonidos, sino que los limita.