Alonso reitera a McLaren y a Honda su compromiso
El asturiano tranquiliza a la escudería y a su motorista japonés después de las quejas públicas de Suzuka y el tsunami posterior en el equipo.
En algunos edificios de Suzuka hay un letrero con una ola y un muñeco corriendo, en varios idiomas incluso español: Lugar de refugio para tsunamis. No son frecuentes, pero alguno hay en el pueblo de uno de los circuitos mas celebres del mundo. Como en McLaren Honda.
El sábado, Fernando Alonso había quedado para cenar con unos amigos españoles que habían viajado hasta Suzuka para ver al asturiano. Era una manera como otra cualquiera de agradecer los miles de kilómetros de vuelo, Dubai, Tokio, Nagoya… pero a última hora cambiaron los planes y el piloto compartió mesa y mantel con algunos de sus ingenieros japoneses de Honda en una barbacoa típica nipona. Estuvo todo el equipo, hubo risas, buen ambiente. Todo perfecto. Al día siguiente, después de la carrera, parecía como si una inmensa ola hubiera arrasado al equipo.
Alonso se quejó por radio, lo hizo de manera vehemente (“motor de GP2”), incluso agresiva (“es una vergüenza”) y lo hizo además con toda la cúpula de Honda presente en el circuito. Después el asturiano cuestionó la idoneidad de que las conversaciones por radio sean públicas y sirvan, como en Japón, para levantar una carrera triste y que el deporte quede a un lado por una suerte de gran hermano de las carreras.
Tras las palabras de Alonso, la prensa inglesa en general pidió explicaciones a Ron Dennis que había llegado feliz por la mañana con su nuevo patrocinador debajo del brazo y la perseverancia de Honda en el proyecto. El inglés le comentó buenas noticias a Fernando nada más aparecer por el paddock. Después se tuvo que defender como pudo de la agresividad británica. John Herbert, comentarista de la BBC Sports llegó a preguntar airado a Dennis: “¿Para qué lo habéis fichado? Si ya sabías como era”. Y Sky Sports England calificó las palabras de Alonso por radio como las de “alguien que quiere que le despidan”. Así se las gastan los antiguos pilotos que ahora viven de hablar de lo que hace Alonso, entre otros. Dennis explicó su comprensión del estado de ánimo del asturiano, aunque le dio el primer toque de atención serio en esta nueva etapa. Estamos hablando de un matrimonio de conveniencia y sin resultados el amor se apaga. Es un hecho. Si en Japón hubiera estado entre los cinco primeros nada habría pasado. Como le dijeron.
Pero Alonso, en las redes sociales, Twitter e Instagram, pero también en privado ha tranquilizado al equipo y les ha comunicado su compromiso total, aunque es evidente que su paciencia no va a ser eterna y si las cosas no cambian el próximo año todo puede suceder. Incluso una retirada de la F-1 para marcharse con su amigo Webber al Mundial de Resistencia.
Muchos se preguntan por qué reaccionó así Alonso en Japón y no en Spa o Monza donde el equipo estuvo mucho peor y el coche era un desastre total. La respuesta, más allá de la frustración lógica, está en la promesa del equipo de que en Suzuka iba a tener un coche decente para luchar por algo más que los puntos. Japón, más allá de Singapur, era la tierra prometida. No solo Alonso cada vez que podía, sino también Bouillier y otros miembros del equipo, admitan que las cosas podían cambiar en Suzuka. Pero no fue así. Y además de Alonso, antes y después de la carrera Button también se quejó de manera directa, pensando en la retirada.
Pero no es la primera vez que Fernando ruge por la radio este año, ya lo hizo en Canadá cuando se negó a conservar gasolina y ya mostró su rabia por la situación. Y eso no es nada, cuentan. Si hubiéramos escuchado el final del pasado año en Ferrari… Alonso, ahora, descansa en Dubai, refugio del tsunami. Tempestad y calma. Hasta la próxima. O no…