Sainz deslumbra en el agua y Alonso rompe otro motor

Apenas se ve metido en el coche. A las once de la mañana en Suzuka ya casi es de noche. Llueve. Mucho. Las ráfagas de viento que dejó el tifón en su retirada y el agua en el asfalto hacen más complicada la conducción. Los pilotos luchando contra el asfalto, el coche, la lluvia, las pruebas… al fin y al cabo es solo el primer libre de un viernes. ¿qué más da quien sea primero?

Pero de repente se ve una bandera española, en tiras, a de delante a atrás de un casco y la figura de Carlos Sainz se agranda. Su nombre ahí arriba, por primera vez en su carrera, en una clasificación, son libres. Nada más. Solo eso. Pero, queridos amigos, qué bonito es ver a un chaval cumpliendo su sueño, poniendo semillas, enviando mensajes, diciendo en alto al que lo quiera escuchar y al que no, ‘aquí estoy yo’.

Sainz le metió medio segundo a Daniil Kvayt, seis décimas a Nico Rosberg y a partir de ahí diferencias de más de un segundo con Sebastian Vettel, Lewis Hamilton y Max Verstappen, su compañero de equipo. Vuelvan a leer la lista de pilotos. Y arriba del todo el niño Sainz.

Esto no ha hecho más que empezar, pero después de Singapur había que levantar la mano para salir a hablar en clase y Sainz lo ha hecho. Tiene la lección aprendida el muchacho. Primero ante los medios, bad boy Max y todo aquello, ahora en la pista. No es nada. Un viernes. Unos libres. Pero hay que estar ahí. Y demostrar talento.

Mientras, Alonso sigue con su batalla particular. Salió a pista varias veces, pruebas y más pruebas, no pudo marcar tiempo y lo que es peor, rompió el motor de su monoplaza. Todo esto en el día en que se cumplen diez años de aquello, de ese título que nos hizo subirnos a las mesas, de esos tiempos…