AUTOMOVILISMO | DTM
Juncadella: “Aquí me siento más piloto que en la Fórmula 1”
El piloto de Mercedes elogia la igualdad del DTM, competición en la firmó un sexto el domingo y por la que apostó en detrimento de Force India.
Fue un sexto que le supo tan bien que desde que acabó la carrera en Lausitzring, Dani Juncadella no pierde la sonrisa. De nuevo volvió a puntuar, como ya hiciera el sábado, lo que le reivindica en su idea de que “el DTM era la mejor opción para 2015”. “Lo que nosotros queremos en Mercedes es ganar el campeonato. Desde que entré en el DTM, no diría que no compito para mí, pero sí que al final pasas a ser un embajador de la marca. Si yo tengo la opción de ganarlo, obviamente voy a ir a ganarlo, pero la opción realista para este año, mi idea y mi objetivo, es hacer mi primer podio y, obviamente, ganar mi primera carrera”, comenta el piloto barcelonés.
Lleva en la mano un papel rosa, no lo suelta mientras habla, no es una multa, no, simplemente el análisis antidopaje. “Me han hecho ir al control y ha sido lo más duro del día. Querían 90 mililitros y sólo pude hacer 70, y me decían faltan 20... y venga a beber agua, venga a beber. Una hora y media allí. Es el primero que me hacen. Y no le veo mucho sentido, porque yo, el dopaje, en automovilismo lo aplico al coche, porque al final es lo que hace la diferencia. Si no tienes un coche lo suficientemente bueno para ganar... quiero decir, Superman con un Marussia no va a ganar la Fórmula 1, ni va a puntuar”, suelta Dani y a continuación ríe.
Luego recuerda la segunda carrera en Lausitzring, ese sexto que sabe a mucho más que un sexto, de su lucha con Mortara (“al final he frenado más tarde, pero he visto que su coche se me tiraba encima y yo me he tenido que ir muy por fuera y me he quedado sin hueco. Me ha parecido demasiado agresivo por su parte”), también cómo el alargar el segundo stint más que los rivales le dio el resultado apetecido: “Ha sido una gran labor de equipo. A partir de ahí he tenido campo libre para tirar. El coche fue muy consistente, las ruedas respondieron genial. En gran parte se debe al set up que llevábamos”.
Superado el mal arranque en Hockenheim (“todo salió al revés”), Juncadella se fija ya en la próxima cita de Norisring, un nuevo capítulo en esa apuesta por el DTM que le hizo incluso dejar de ser tercer piloto en Force India. Ahora ve al equipo de la F-1 por el retrovisor. Satisfecho: “Es un equipo muy pequeño y lo que consiguieron hacer con el coche que tenían en 2014, con algunos resultados muy buenos, es difícil de repetir. Los veo con la misma sensación que el año pasado. Si realmente valía la pena luchar por tener un asiento allí, pues a corto plazo seguramente sí, porque eres un héroe por estar en la F-1, pero a largo plazo no creo, y eso es lo que hay que mirar hoy día. Aún soy joven, pero a mí siempre me ha gustado mirar a largo plazo”.
Ese largo plazo es el DTM, competición que elogia por “la igualdad, la lucha y el nivel global de pilotos”. “Al final, aquí, Mercedes vive de la venta de coches, tiene un presupuesto para elegir a los pilotos y eso es lo que hace que sea un campeonato muy profesional. En la calificación del domingo, quitando a Green, del 2º al 20º creo que había tres décimas. Al final esa igualdad hace las carreras más divertidas. En la F-1 un viernes ya sabes un poco cómo va a acabar las cosas el domingo”, aclara.
Echa de menos los podios, eso está claro: “Sí, sí, pero ha pasado tanto tiempo que a veces me olvido. Yo, cuando entré en este equipo, siendo piloto de la marca, el egoísmo, el 'yo, yo y yo', pasa un poco a un segundo plano. Pienso más en mi reputación dentro de Mercedes”. Y también echa de menos el ruido y la pasión en la Fórmula 1: “No me gusta mucho el coche de ahora. Yo, los Fórmula 1, que he probado los dos, los V8 y los de ahora V6, es que me quedo absolutamente con el anterior. Por sensaciones, por ruido. Para mí la F-1 ha perdido un poco la esencia, y no soy el único que lo dice. Un gran porcentaje de la F-1 son aficionados que yo les diría hardcore, a los que les encanta el ruido y la acción, y al final es un deporte al que vas a ver acción, que pasen cosas. Y eso de que los motores no hagan ruido le quita esa sensación, y en las carreras de ahora el piloto tiene que tener en cuenta el consumo de gasolina, regular, gestionarlo todo... Antes las carreras eran más a saco. Y al final pasa a estar todo más controlado desde fuera que desde la parte del piloto. Y desde fuera la gente también lo nota. Pierde la esencia de competición que tenía antes”.
En Mercedes, también en BMW, el reto ahora no es otro que echarle el lazo a los Audi, intratables en las cuatro citas del campeonato, unos coches que en su opinión “ahora mismo están en otra galaxia”, pero confía en que con el equilibrio de los pesos “quizá se iguale la cosa”. “Tampoco se entiende este dominio tan sólido. Y no creo que al campeonato le interese que Audi corra tanto”, apunta Dani, y de nuevo ríe. Ríe porque se siente a gusto en el equipo Mücke Motorsports, porque se siente apreciado en una marca del prestigio de Mercedes: “Yo desde siempre quise ser piloto profesional. Obviamente soñé con la Fórmula 1, pero ahora mismo no creo que me estuviera aportando lo que yo quiero, si estuviera ahí a base de patrocinadores, estar viviendo siempre con el '¿qué pasará?', 'y el año que viene, ¿qué?'. Esto es para mí mucho mejor”. Y la pregunta es inevitable. ¿Eres más feliz aquí que en la F-1? “Sí, totalmente. Aquí me siento más piloto que en la F-1. Aquella es una bonita experiencia, subirte a un Fórmula 1, pero no cambiaría mi posición ahora”. Próxima escala de ese viaje: Norisring, a finales de junio. Con Dani Juncadella. Animado. Con la misma sonrisa.