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EL PERFIL

Van der Straten: cerveza, motor, moral y corazón

Es heredero de Stella Artois e integra el imperio Anheuser-Busch InBev, el mayor fabricante mundial (una de cada cuatro cervezas consumidas es suya).

Madrid
Marc van der Straten es un hombre feliz.

Marc van der Straten no es un multimillonario al uso. En sus decisiones empresariales influye la moral. Este magnate cervecero, heredero de Stella Artois, ahora integra el imperio Anheuser-Busch InBev, el mayor fabricante mundial (una de cada cuatro cervezas que se consumen en el mundo es suya). “Jugué con insectos y serpientes antes de descubrir los Dinky Toys” (vehículos en miniatura de latón y hojalata), recuerda de su infancia en el Congo Belga, donde nació y vivió hasta la independencia del país africano. Ya en Bélgica descubrió el hobbie de su padre y abuelo, el motor: “Nací con tornillos en la cabeza. Nunca he pilotado, pero adoro la competición y los coches”, afición que demuestra su Bentley, Lamborghini o Mustang GT3... matriculados con las siglas VDS que honran su apellido.

Enamorado de Charleroi, razón de que la fábrica esté en el aeropuerto de Gosselies, se ha casado dos veces y su lema es: “Respeta a la gente porque la unión hace la fuerza”. Mecenas de múltiples proyectos está muy orgulloso de una asociación de niños discapacitados y de la estructura de motos, cuyos colores se explican por el gris del metal y el burdeos de un buen vino. Un equipo familiar: “Hay pilotos que se creen superiores, aquí necesitamos calidad humana”. Y si preguntan por qué no apoya a un belga hasta la F-1, ahí va su enigmática respuesta: “Soy un pez de 66 años y no tengo la boca de un tiburón. No tendría sentido tener los ojos más grandes que el estómago”.