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El rey de Moto2 visita AS

Tito Rabat: “Yo voy a intentar ir a MotoGP como bicampeón”

El título de Moto2 ha llenado de tranquilidad y confianza a Tito Rabat, pero quiere crecer: “Si Redding lo hiciera bien y yo volviera a ganar habría opciones de estar juntos en 2016”.

Tito Rabat de visita en AS.
Tito Rabat de visita en AS.Dani Sánchez
AStv

Hasta ayer, un servidor veía a Tito Rabat como puro nervio, así que fue una grata sorpresa comprobar en su visita al AS que el título de campeón del mundo de Moto2 le ha otorgado una tranquilidad y una confianza inimaginables no hace mucho. Simpático ya se sabía que era y, para los que no lo supieran, basta ver su pose junto a la famosa foto del año pasado en el ‘Sacacorchos’ de Laguna Seca, con Márquez pasando a Rossi. “Eso sí, la pasada que le hizo Valentino a Stoner en el mismo punto unos años antes fue aún más difícil, porque había tierra en vez de asfalto”, matiza antes de entrar en materia, en su materia de campeón...

Vayamos con la primera prueba sobre la confianza de este barcelonés de 25 años afincado en Almería: “Confío en que podamos ver a un Tito aún mejor en 2015. Mis rivales espabilarán y hay pilotos con mucho hambre. No puedo dormirme. Voy a intentar subir a MotoGP como bicampeón de Moto2. Si Redding lo hiciera bien en MotoGP el próximo año con la Honda del Marc VDS, y yo volviera a ganar el título con este equipo, habría opciones de estar juntos en MotoGP en 2016”. Acaba de coronarse y ya está pensando en más, porque “uno no se cansa nunca de ganar”.

La historia del hijo de Esteban y Cuca, que sigue muy presente para él aunque una enfermedad se la llevara hace dos años, es la del premio al trabajo por encima de todo, lo que no excluye el talento. Él lo resume con una palabra (“método”), a la vez que recuerda con gracia el principio de todo: “He conseguido método. El primer año que llegué a 125 hice podio, pero no hacía nada de manera metódica. Empecé yendo a montar en moto de forma clandestina. Con 14 años, en lugar de ir a clase me iba a hacer supermotard a Vic con la CRF 450 que yo mismo cargaba en uno de esos coches que no hace falta carné para llevarlo. Desmontaba el asiento y la horquilla de la moto. No sé ni cómo me las apañaba para hacerlo. Tuve a mi padre un trimestre muy preocupado, porque me levantaba muy temprano y volvía muy tarde, pero mi madre me cubría… Eso sí, al final del curso me cayó una bronca enorme, porque no aprobaba ni una, pero le daba al mango que no veas”.

Once años después, llevará el número uno que distingue a los campeones en su Kalex de Moto2. Es algo de agradecer viendo las últimas tendencias para conservar el de siempre, por el merchandising. “Voy a llevar el número uno por varias razones. Nunca he tenido ningún dorsal concreto. Me gustaba el 12, pero no me lo dejaban llevar (era de Luthi). Luego llevé el 80 durante un par de años, pero ahora no podía seguir con él y cogí el 53, que es mítico para mí por ser el primero que usé en las motos, pero si ganas se ha de reconocer y eso se hace llevando el uno. Lo estoy llevando ya en la pretemporada y me hace sentir bien”, argumenta el campeón.

Para ganarse ese derecho, además de batir a sus rivales, hubo de superar la presión de ser el favoritísimo, máxime con Pol y Redding ya en MotoGP. Opina parecido: “No es fácil cumplir las expectativas, sobre todo cuando no has ganado antes. Había sido tercero el año anterior y jugaban con eso para meterme presión, pero nadie me mete más presión que yo mismo, porque siempre quiero ser primero. Lo he llevado muy bien”.

Dos que podrían intentar presionarle en la pista el próximo curso son los Álex, Márquez y Rins, entre otras cosas, porque según Rabat “los que suben ahora de Moto3 lo tienen más fácil que cuando se subía a Moto2 desde 125, porque ya pilotan una cuatro tiempos, la moto pesa más y se aproxima más a una Moto2. La adaptación es mucho más rápida que antes y en dos entrenamientos ya están en el sitio. Rins hizo un gran test en Valencia, con una gran vuelta con la que se quedó a siete décimas de mí, y eso que rodamos por debajo del récord, así que fue muy rápido para ser su primera vez allí con la Moto2. Y Márquez también se ha adaptado muy rápido. Es normal, porque son dos muy buenos pilotos, con cuerpo para la Moto2. Les va a pasar como a mí y con la Moto2 se cansarán menos y todo les irá de cara. Además, cuando todo es nuevo, por poco que hagas todo es positivo, y eso juega a tu favor. No es demasiado decir que los dos Álex serán rivales míos el próximo año. ¿No lo ha sido Maverick ya?”.

Fue él quien sacó el nombre del nuevo piloto Suzuki de MotoGP, y dio mucho de sí, porque Tito es el primero que sabe que hay gente que piensa que igual no repetiría título en 2015 con un segundo año de Mack en Moto2. No se corta a la hora de dar su punto de vista: “Muchos pilotos, como Folger, se adaptaron muy rápido a Moto2, pero luego les cuesta rematar. A mí realmente me hubiera gustado que Maverick se quedara. No es lo mismo llegar y quedarse a dos décimas de la pole que hacerla, y luego llegar al año siguiente al mismo nivel que estabas. Aunque la gente lo dé por hecho, no es así. Cada año hay que esforzarse y hay gente que piensa que, si se hubiera quedado, hubiera ganado con una mano, pero yo tengo mis dudas y no se puede decir ni una cosa ni la otra”.

Y sobre el año de ventaja en la clase reina que Viñales le sacará en 2016, si es que vuelven a coincidir para entonces, afirma tajante Tito: “No me da ninguna envidia que él se haya ido ya a MotoGP. Al contrario, veo esto como una oportunidad, por el gran equipo y el entorno que tengo, porque puedo salir a ganar y eso hace que tu cabeza sea aún más ganadora. Ahora no tengo nada que ver con el Tito de hace dos años y, en cambio, si vas a un sitio en el que no paran de ganarte vas a bajar tu nivel. Tengo oportunidades de mejorar mis puntos débiles y de llegar a MotoGP, ojalá que en 2016, más preparado. Me hubiera gustado subir, sí, pero lo que voy a hacer también es una buena opción. Mi sueño final es llegar a ganar en MotoGP, pero Valentino tiene 35 años y está ganando carreras. No hay prisa por subir”.

Y un torpedo a la línea de flotación del mejor rookie de Moto2 esta temporada, tercero a 72 puntos del campeón: “Qué se quede otro año. Si las dos veces que ha tenido presión se ha caído… Es muy fácil decir que has ganado cuatro carreras sin tener presión. Yo el año pasado también le gané carreras a Pol, sin jugarme el título”. Dicho todo ello con confianza máxima en sí mismo y sin subir la voz. Es lo que tiene haber sido partícipe de esa foto para la historia que fue la de los campeones de 2014 en la meta de Valencia, junto a sus amigos los Márquez...

“El ‘Rufea Team’ es un sitio donde vamos a entrenar dirt track o motocross, hacemos carreras y un poco de todo. Nos lo pasamos bien, pero dándonos caña y esforzándonos. Son carreras muy intensas las que hacemos de dirt track, más que las que luego tenemos en el Mundial. Yo ahí de Marc aprendo muchas cosas, cómo es él, cómo se comporta, de todo… Casi no sé por dónde empezar. Está zumbado y encima de la moto tiene mucho genio, demasiado, y es uno de los puntos que le hace ser tan bueno. He intentado que se me pegue eso de él y he mejorado mucho en el cuerpo a cuerpo. Y a Álex no sé qué le he podido transmitir yo que no le haya transmitido su hermano”, relata sobre esos entrenamientos en la localidad ilerdense.

Marc le ha cuidado hasta ahora en la medida de sus posibilidades y su consejo será también valioso en lo relativo al incremento de su fama. Sabe que es el precio del éxito, pero es lo que más le cuesta de momento: “Es verdad que con los triunfos llega la presión y he notado un cambio porque, una vez ganado el Mundial, mi vida ha cambiado y espero que baje este ritmo. A mí lo que me funciona es vivir tranquilo, cenar en casa, seguir con mi método, que es lo que me da fuerzas y más ganas de hacer las cosas, porque me veo mejor. En cambio, tanto evento y tanto viaje para entrevista, bloquea, pero porque me saca de mi ambiente y lo que hay que trabajar ahora es la forma de organizar eso. Hay que mejorar mucho eso. Ser campeón conlleva muchas cosas y debo aprender a hacer las dos facetas, la de dar gas y la de las obligaciones que conlleva”.

Tito insiste en ello: “La gente te conoce un poco más, te piden autógrafos por la calle y la agenda va a explotar con tanto compromiso porque, después de Valencia, hemos hecho siete días de test y todos los demás días ha habido eventos. Y eso cansa más que las carreras, pero que no falte porque es señal de que va bien”. Se acostumbrará, porque amenaza con más éxitos en breve.