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Álex Crivillé: “Márquez llegará a los nueve títulos de Rossi”
Álex Crivillé, primer campeón español de la clase reina en 1999, da las claves de la superioridad de Marc: “No es un extraterrestre, pero tiene un don especial".
—En su época de piloto, lo que menos le gustaba de su trabajo era viajar y ahora, como comentarista de Movistar, se come los viajes como todo hijo de vecino…
—(Sonríe). Pues sí y sigue dando pereza eso, pero también es verdad que ahora se viaja mucho más cómodo que antes, con vuelos más directos y más mentalizado de lo que hay y de lo que te espera.
—Pero usted siempre habrá viajado en ‘business’…
—¡Qué va! Me acuerdo la primera vez que viajé a Australia, en clase turista, y no había manera de dormir. Me levantaba del asiento y me daba paseos de un lado a otro sin parar, hasta que un tal Dorflinger (cuatro veces campeón del mundo, dos de 50cc y dos de 80cc), me vio y me dio una pastilla para dormir. No sabía qué hacer, si tomármela o no, pero al final lo hice, me quedé frito y viajé de locura.
—¿Ese viaje fue el de regreso de su primera victoria mundialista, en 1989?
—Sí, exactamente.
—Después de romperse la clavícula justo en Japón, pero en Suzuka, la semana anterior…
—Así es. Me rompí en la primera vuelta del viernes y me operaron ese mismo día. Viajé a los cuatro o cinco días a Australia y allí hice la recuperación. Me mandaron jugar al tenis para la rehabilitación y luego gané allí con la JJ Cobas.
—Qué buenos recuerdos. Aquello abrió la senda hacia su primer título, el de 125cc, y dentro de unos días se cumplen 15 años del segundo de sus títulos, y el más importante, el de 500cc, el 24 de octubre de 1999 en Río de Janeiro. Fue un hito histórico y ahora, en cambio, parece fácil que los nuestros ganen en la clase reina. ¿Cómo se vive algo así desde su posición de pionero?
—Han cambiado mucho los tiempos. La clase reina era antes terreno de los yankees y los australianos y ahora hay una nueva generación de pilotos y de motos, porque las de ahora no tienen nada que ver con las de entonces. Estas MotoGP son más sofisticadas y también más nobles que las quinientos. Y luego está que se han hecho las cosas muy bien en casa, con el Campeonato de España, y a eso le sumamos la organización de Dorna, en el Mundial y en ese CEV que ha forjado a los mejores pilotos. Eso hace que tengamos un escuadrón de pilotos de los mejores.
—¿Siente que, comparado con usted, Lorenzo antes y Márquez ahora, lo han tenido más fácil? Ellos también se han pegado con rivales importantes…
—Cada uno tiene su momento. Yo imagino a Surtees, Agostini o Nieto jugándose el pellejo, porque apenas tenían seguridad. Cada uno en su momento tiene su mérito y hay que darle a cada campeón el valor que merece.
—¿Qué le hubiera gustado tener de la época actual en la que usted protagonizó?
—Estas motos de ahora son la perfección, máquinas alucinantes. Enlazar esas curvas metiendo marchas sin que notes el cambio tiene que ser la bomba. En mi época tenías que estar muy pendiente del cuentavueltas y de la marcha para que no te sacara por orejas. Nosotros teníamos un margen de vueltas que iba de siete a doce mil revoluciones por minuto, mientras que ahora son motores mucho más amplios, con más margen (las de hoy giran hasta 18.000 rpm). Ahora todos los pilotos pueden conducir una MotoGP, cualquiera de Moto2 o Moto3 puede hacerlo, mientras que con una 500cc no era así. Dicho todo esto, luego ir rápido es otra historia.
—¿Qué les hacía especiales a los pilotos de 500cc?
—Tenías que saber derrapar, asimilar muy bien los movimientos bruscos de lo que era una quinientos y, sobre todo, tener mucho tacto con el gas, porque te entregaba la potencia en un margen de sólo 4.000 vueltas. Eran motos salvajes, que ibas rápido con ellas o no ibas; las de ahora, en cambio, son mucho más nobles. En mi época estábamos todos más o menos lesionados.
—Márquez, con sólo 21 años, acaricia su segundo título de MotoGP. ¿Le impresiona tanto a usted, desde su condición de campeón, como al público en general?
—Yo no veo que Márquez sea un extraterrestre, como se dice. Veo que es el mejor piloto de la parrilla actual, sin duda, pero es un tipo normal como todos, una persona humilde y un gran campeón, pero los extraterrestres no existen. Se hablaba de ganar todas las carreras y batir todos los récords, pero se ha caído y ha fallado como humano que es. Va a ganar el Mundial, de eso estoy seguro, y posiblemente bata el récord de las doce victorias de Doohan en un año.
—¿Dónde está la clave para arrollar de esa manera?
—Tiene lo que no tienen los demás… De entrada, tiene un gran equipo y una gran moto, pero él tiene ese don especial que le otorga una sensibilidad especial al pilotar. El físico también le acompaña, porque es muy flexible, pero sobre todo tiene mucha sensibilidad cuando la moto se le va. También es rápido, con unos reflejos que otros no tienen. Todo esto en su momento lo vi también en Rossi, cuando empezaba. Valentino quizá no era el más fuerte físicamente, pero tenía un don especial a la hora de notar cuando las ruedas deslizaban, tanto la delantera como la trasera. Esto lo tiene Marc y son milésimas en cada curva con las que marca la diferencia.
—¿Se podrá decir cuando gane este título (la entrevista se realizó en vísperas de la primera oportunidad para Marc) que es el mejor piloto español de todos los tiempos?
—Marc lo está ganando todo, porque ha ganado en todas las categorías en las que ha corrido y llevará pronto dos consecutivos de MotoGP. Lo que ha hecho Marc es la bomba, pero claro, en su momento lo que hizo Ángel Nieto fue muy grande, y en el mío lo que hice yo, porque me metí en una categoría que era intocable y en la que había gente como Lawson, Gardner, Doohan, Kocinski, Rainey o Schwantz, y Spencer, que volvió pero se retiró al ver que no estaba en forma. Estuvo bien poder luchar con esa gente y aprender de ellos. Con el paso de los años, posiblemente Marc sea el mejor, pero es que estoy seguro de que todavía va a dar otro paso adelante. 21 años no son nada y le veo ganando como mínimo los nueve títulos de Rossi, si no los supera…