Lauda: “No entiendo por qué Ayrton Senna no ganó todo”

En medio del silencio, del recuerdo, del homenaje al mito, unas palabras cortantes que a todos nos hacen tragar saliva: “Fue necesario que murieran Ayrton y Ratzenberger para que se tomaran las medidas que deberían haber sido tomadas antes. Todos, todos son culpables de esa muerte”. Habla Viviane, la hermana del piloto brasileño fallecido ayer hace 20 años, en una entrevista a la agencia ‘dpa’. Ayrton Senna murió el 1 de mayo de 1994 al estrellarse con su Williams contra un muro en el circuito de Ímola. Tenía 34 años y desde aquel día su leyenda no tiene rival. Gana de largo.

Ímola e Interlagos, la Fórmula 1 se corría ayer en esos circuitos. En el trazado italiano estuvo Fernando Alonso, de traje y corbata Ferrari, con Kimi Raikkonen, Pedro de la Rosa y Jules Bianchi a su lado. Habían llegado en helicóptero desde Módena y ponían cara y voz al pésame de la Scuderia, la que fue rival de Ayrton, ya fuera con Toleman, Lotus, McLaren o Williams. En el Autodromo Enzo e Dino Ferrari también estaban Gerhard Berger, compañero de Ayrton en McLaren, Riccardo Patrese o Jarno Trulli.

A las 14:17, la misma hora en que falleció Senna, las miradas se fueron hacia la curva del accidente, el famoso ‘Tamburello’ bendecido horas antes por un sacerdote. Se guardó un minuto de silencio. Tiempo para recordar, miles de carreras en una, adelantamientos mágicos, títulos mundiales (1988, 1990 y 1991), batallas sin fin, con Prost, con Piquet, con Mansell...

Alonso destacó las “ganas de victoria” de Ayrton, Raikkonen lo definió como “una persona muy importante para la F-1 y cuya muerte hizo que el nivel de seguridad aumentase rápidamente”. De estrellas de hoy a las del ayer. Como Lauda, rendido a Senna: “Era el mejor y el piloto más carismático que la F-1 ha tenido nunca. Un carácter increíble. Tenía personalidad, era rápido y tenía carisma, no entiendo por qué no ganó todo”.

El de ayer era el acto central del ImolAyrton 2014, tributo a Senna que llegará hasta el domingo. Habrá una conferencia sobre la seguridad en la F-1, un partido de fútbol benéfico, una carrera ciclista de cien kilómetros en el circuito, una competición de karts... Y como escenario de fondo la exposición que puede disfrutarse en el Museo Checco Costa. Allí descansan, ahora sin rugir sus motores, como dormidos, los coches con los que Ayrton fue feliz. Los de la Fórmula Ford, el Van Diemen de 1981 y 1982 o el Ralt Toyota RT3 de la F-3 de 1983; o joyas de la F-1 como el Lotus 98T John Player Special de 1986, el McLaren MP4/6 de 1991 o el Williams FW16 de 1994. Maldito Williams. Pero no sólo se le recuerda en Ímola. También en Sao Paulo, en otra exposición al mito, en su casa, donde se llora como él lloraba, los aficionados pueden ver el kart con el que empezó a ganar, sus cascos, sus monos con Marlboro en el pecho... Detalles del pasado de un piloto que sigue muy presente. La encuesta hecha pública ayer por ‘Folha de Sao Paulo’ no admite dudas: Ayrton es el mayor ídolo deportivo paulista (47%). Le siguen Pelé —el único que le aguanta algo el pulso con el 23%—, Ronaldo o Neymar (2%). Pasan los años, pero Senna sigue ahí. ¿Cómo era aquello de que Gardel cada día canta mejor?