Fórmula 1 | Adrián Campos y Pérez Sala
“Senna estaba predestinado, tenía un aura muy especial”
Adrián Campos y Luis Pérez Sala son los dos españoles que compartieron pista y experiencias con la leyenda brasileña. Ambos coinciden: “Era un piloto diferente”
Casi se emociona Adrián Campos al hablar de Ayrton Senna, un piloto del que se consideró amigo. De carácter más sosegado, Luis Pérez Sala recuerda al brasileño con menos pasión. Ambos consideran un privilegio haber compartido pista con la leyenda.
—¿Qué recuerdo tienen de Ayrton Senna, de la época en la que pilotaban en F-1?
—Campos. Uff, la verdad es que llegué a tener buena relación con él, pero Senna era Dios y yo estaba en Minardi, imagina... Pero creo que era una persona muy normal, con las mismas inquietudes que todos, el típico gallito de pelea como todo piloto de F-1, pero él marcaba la diferencia. Era especial y en la pista tenía cuatro o cinco décimas más que el resto. Y todos lo reconocíamos así.
—Pérez Sala. Lo cierto es que tampoco tuve mucho contacto con él, pero le veía como una persona muy introvertida, alguien especial, eso sin duda.
—¿Por qué era tan especial?
—A.C. Tenía un aura distinto, especial. Os contaré una anécdota. Una noche cené con él en Alemania y tenía la Biblia al lado, no pude resistirme y le pregunté cómo es que llevaba siempre la Biblia y me dijo muy serio: ‘es que yo siempre encuentro las respuestas en este libro’. A mí fue algo que me chocó mucho. Tenía un halo religioso, místico, pero todo lo competitivo que era dentro del coche lo tenía de buena persona fuera.
—P.S. Sobre todo se notaba en que era una persona muy religiosa. A mí me parecía que estaba dentro de su mundo, no era hablador. Pero sí era verdad que parecía diferente, alguien a quien nunca le iba a pasar nada, que no le podía pasar nada malo, como inmortal.
—A.C. Esa sensación se tenía, pero también la de que estaba predestinado a algo, a que podía pasar lo que pasó.
—Todo el mundo se pregunta hasta dónde hubiera llegado Senna si no hubiera ocurrido su accidente.
—A.C. Sinceramente, creo que se hubiera retirado al acabar ese año. Tengo la sensación de que había perdido algo, quizá la motivación de alguna manera. Yo le seguía bastante y veía que en Williams no se sentía a gusto. Ver a Ayrton en la parrilla de su última carrera, negando con la cabeza a un lado y a otro como diciendo que no lo veía claro fue algo muy duro.
—P.S. No sé si sería así, a mí ciertamente me hubiera gustado verle en el duelo que venía, después de enfrentarse a Prost tenía en ese momento enfrente a Schumacher y hubiera sido una batalla muy interesante desde luego.
—A.C. Pero lo que está claro es que sus tres títulos no hacen honor a lo bueno que era. Para mí el mejor de la historia, el único que se le podía acercar es Jim Clark.
—P.S. De que era muy bueno no hay ninguna duda. Fue muy triste lo que pasó, yo estaba en el circuito de Albacete cuando supimos la noticia en el Nacional de Turismos y fue algo que no te podías creer. Parecía imposible. De otro quizá, pero de Senna... Eso que piensas que no puede pasar hasta que pasa, claro.
—¿Algún piloto de la parrilla actual podría compararse al brasileño?
—A.C. Ninguno es tan bueno, eso seguro. Lo único que le motivaba era la victoria, ganar y en eso se parece a él Fernando Alonso. Siempre quería un coche ganador, buscaba ganar como fuese. Y hubo momentos en los que no disfrutó con la Fórmula 1, con la política de las carreras.
—P.S. Creo que no sería justo compararle con nadie de la actualidad, tampoco para los de ahora, porque Hamilton o Alonso, por ejemplo, son pilotos con entidad y una categoría propia.