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RAIDS

Carlos Sainz: "Esto me lo llevo al Dakar y arraso por las dunas"

Debutó como asesor de la Brigada de Infantería Acorazada ‘Guadarrama XII’, donde llevó un carro de combate Leopardo 2E. “Estoy orgulloso de ser español y colaborar aquí”.

Madrid
Sainz, en la BRIAC Guadarrama XII.
Sainz, en la BRIAC Guadarrama XII.JESÚS RUBIO
AStv

Madrid. Brigada de Infantería Acorazada ‘Guadarrama XII’. Coordenadas: 40.554969,-3.704463. Hora: 12:06 p.m. Misión: explicar cómo vencer al desierto. Protagonista: Carlos Sainz. “Cuando me ofrecieron esta oportunidad no lo dudé ni un segundo. Para mí es un orgullo colaborar con el Ejército y aportar un pequeño granito de arena. Estoy orgulloso de estar aquí, de ser español y de haber llevado la bandera de España a muchos sitios”, afirmó el piloto madrileño en la brigada ubicada en El Goloso, Tres Cantos.

El salón de actos aguardaba abarrotado de cuadros de mando, conductores y encargados de mantenimiento de la unidad... Carlos llegó acompañado del general José Conde de Arjona. “Atención, el general” y todos se pusieron en pie. Se hizo el silencio. “Noto una expectación especial”, dijo José Conde, que acto seguido presentaba al invitado: “El reto era traer a gente interesante que contara cosas interesantes. Carlos Sainz es un número uno. Viene aquí por su conocimiento de la zona desértica, un área geográfica a la que cada vez nos orientamos más. Es un tío que cuando la adversidad se ceba con él, no llora”. Seguía el silencio. El doble campeón del mundo de rallys (1990 y 1992), el primer español en conquistar un Dakar en coches (2010) estaba allí, frente a ellos, para hablar del desierto, de sus trampas, del calor, de la deshidratación, de tanto.

“A partir de hoy voy a valorar el trabajo que hacéis aquí mucho más. Vaya por delante mi admiración por todos vosotros. No pensé que un tanque fuera tan complejo y difícil de manejar, con tanta tecnología. ¡Qué barbaridad!”, afirmó Sainz, aunque entonces, pasadas las doce del mediodía, aún no había probado la bestia. El simulador, eso sí, ya lo conocía, había recibido la instrucción por parte de un entrenador de conducción, así nos lo apuntaba el capitán Manuel Fernández del Hoyo. Fue él quien se encargó de dirigir al convoy periodístico —han leído bien, sí— hacia el campo de maniobras.

Y allí volvimos a reencontrarnos con Sainz. Ya sin camisa, ya con uniforme de campaña. Como en la mili, aquélla a la que homenajeó llevando el logo de la Armada en el mono con el que fue campeón del mundo de rallys. Ahora no pilotaba un Celica, tampoco el Touareg. Ahora tocaba exprimir el Leopardo 2E, un monstruo de patente alemana y fabricación española con un motor de 47.600cc, 1.600 CV de potencia y un peso de 62 toneladas. “Esto me lo llevo al Dakar y arraso por la dunas”, comentó Carlos con una enorme sonrisa. “Igual para quitarte a alguno de en medio me sirve”, añadió el nuevo fichaje con el que Peugeot quiere volver a ser grande en el Dakar. Por cierto, entre misión y misión hubo resquicio para hablar de ese coche, el 2008, con el que pretende ser de nuevo campeón en el desierto. “Lo he visto sólo en una maqueta. Hasta junio no será la primera prueba. El coche en sí es espectacular, tecnológicamente muy vanguardista, ha adoptado una serie de soluciones que no tienen nada que ver con lo que se había utilizado hasta ahora. Tengo muchas ganas de probarlo. El problema mayor es el tiempo de preparación, que va a ser mínimo, cinco meses en un coche nuevo es muy poco. Recordar que el equipo Volkswagen tardó unos cuantos años en ganar el Dakar”, dijo Carlos, que volvió a la trinchera que ayer tocaba, la del Leopardo 2E, la de ayudar al equipo para el que ayer corría: la BRIAC ‘Guadarrama XII’.

“Esto es un vehículo de alta tecnología. ¿Qué puedo aportar? La experiencia de competir en el desierto, un medio hostil para el ser humano y para las máquinas. Hay que respetar el Dakar, el desierto no perdona”, afirmó el piloto. “¿Qué es lo que más sufre? ¿Gasta mucho freno?”, preguntaba Carlos, ya con la galleta (identificación) con su nombre y apellido en el pecho. Otra de sus curiosidades era saber cómo el cañón, pese a que el tanque estaba en movimiento, seguía apuntando al objetivo. Curiosidad que compartíamos, pues nosotros éramos el objetivo. Pero el cañón estaba tapado, como en el chiste. ‘Aprisa, Duro, Lejos’, es el lema de la BRIAC ‘Guadarrama XII’. No han podido fichar a nadie mejor para ponerlo en práctica.