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Gran Premio de Autralia

Fernando Alonso sigue la senda de la era Michael Schumacher

En Ferrari reconocen que aún no tienen el coche que quieren, pero trabajan para dar al español un monoplaza que le permita ser campeón tras cuatro años en el equipo.

Actualizado a
Kimi Raikkonen y Fernando Alonso dedicaron ayer la jornada en Melbourne a realizar actos promocionales de su escudería.
AFP

Once y diez de la mañana. Aeropuerto Tullamarine de Melbourne. El Airbus A380 del vuelo EK406 de Emirates llega con cuatro horas de retraso y más de quinientos pasajeros a bordo, entre los que se encuentra buena parte de la caravana de la Fórmula 1. Unos minutos después Pat Fry, director de ingeniería de Ferrari, carga junto a Renato Bisignani, jefe de prensa, con varias cajas que acaban de recoger de la zona de equipajes especiales.

Media hora más tarde están desembaladas en el circuito de Albert Park. “Son piezas de repuesto, no se trata de ningún nuevo alerón ni nada por el estilo”, dicen desde la escudería italiana. Seguro. Pero también es verdad que en el equipo de Maranello están trabajando más duro y más serio que nunca. Y con más honestidad. Este año no hay ninguna declaración de ésas que prometen lo que después no se cumple, ningún tiempo espectacular en una vuelta sin combustible y con gomas nuevas en los test de pretemporada. Pero esta temporada los datos del túnel del viento tienen una correlación exacta con los que se obtienen en la pista. En Ferrari son conscientes de que en estos momentos están por detrás de Mercedes y algún equipo de los que monta la unidad de potencia alemana, como Williams. Así es, a falta de que los coches se pongan a rodar mañana. Y así lo ha reconocido Stefano Domenicali. Eso sí, Alonso trata de ser optimista: “Aquí podemos llegar a los puntos y si lo hacemos bien incluso al podio, pero este año las dos primeras carreras son menos representativas que nunca”. Queda mucho por hacer.

En Maranello se trabaja en varios turnos día y noche para intentar llegar lo mejor posible a esta primera cita. Y las piezas llegan hasta en vuelos comerciales de la mano de uno de los directivos del equipo. Implicación máxima. La misma que se le supone, y se confi rma al verle, a Fernando Alonso. El español comienza su quinto año con Ferrari y lo hace con la misma exigencia de siempre y el objetivo de cada vez que se sube a un coche en un circuito: ganar. Más delgado que nunca, con un fondo físico digno de cualquier atleta de élite, el asturiano ha pasado la mayor parte da la pretemporada en Dubai con un programa específico y muy duro para llegar mejor que el resto.

Alonso, que lleva aquí desde el martes, se marchaba del circuito ayer más allá de las cuatro de la tarde. Está haciendo todo lo que debe y exige que en su equipo también lo hagan. Mientras, en el paddock la sensación generalizada es el favoritismo de Mercedes, a pesar de que han surgido rumores sobre Ferrari. Afirman algunos medios italianos que la Scuderia estuvo guardando parte de su potencial en Bahrain. “Me gustaría mucho poder decirte que es así, pero no, no lo es, tenemos aún mucho por hacer y por mejorar”, confi rmaban ayer a este diario un portavoz de Ferrari. Sea como fuere, Alonso llega a su quinta temporada en Ferrari después de estar a punto de ganar dos títulos de rojo y en el año de la encrucijada.

Fue también en ese momento cuando Michael Schumacher comenzó su era de cinco títulos consecutivos en una sucesión de los hechos similar a la del español. Fernando lleva desde 2006 sin ganar el Mundial, pero es una leyenda, el piloto más conocido del planeta, el mejor dicen los que saben. Y necesita un coche competitivo, cerca de los mejores. Aún no lo ha tenido, todavía no lo tiene. Pero Ferrari y Alonso saben que este debe ser su año.