En su columna de la 'BBC'
El australiano Webber ataca duramente a Lance Armstrong
El piloto de Red Bull fue amigo del ciclista, pero le defraudó en el ámbito personal, en el profesional y como referente: "Usando sus palabras, la 'pena de muerte' no es demasiado"
Mark Webber es directo, sincero y claro. Siempre. Y en su última columna, por el momento, en la BBC ha decidido dar su opinión sobre Lance Armstrong. El australiano no habla como aficionado exclusivamente sino que fue amigo personal del exciclista norteamericano después de ser éste uno de sus ídolos. Webber pega fuerte desde el principio: “Lance te reíste en las narices de mucha gente durante mucho tiempo, y nos trataste al resto como idiotas”.
Directo al mentón que acompaña del recuerdo a los ciclistas que nunca se doparon frente a los que fueron sancionados por ello: “Cuando pienso en Armstrong me acuerdo de aquellos ciclistas limpios que compitieron en el sistema que Lance alimentaba semana sí, semana no. Nunca lo sabremos, pero algunos de ellos pudieron haber luchado contra Armstrong, Ivan Basso, Jan Ullrich, Alexander Vinokourov, Alberto Contador, Richard Virenque y otros. Tristemente, nunca recordaremos sus nombres pero, para mí, moralmente están a gran distancia de ellos”.
Por si alguien se pregunta de qué conoce el piloto de F-1 a Armstrong, Mark lo cuenta: “Me aficioné al ciclismo cuando llegué a Europa en la década de los 90 y aprecié lo duro que puede ser tras una serie de entrenamientos en los alpes franceses. Leí el libro de Armstrong, 'Mi vuelta a la vida', yo entonces era piloto reserva de Benetton y acompañaba a Button y Fisichella a las carreras. Unos meses después de acabar el libro fui a Indianápolis al GP de EE UU de 2001. Hice mi trabajo y el miércoles cogí un taxi y me fui al Indiana University Medical Centre, el hospital donde Armstrong había luchado contra el cáncer para conocer más de cerca su historia personal".
Armstrong era un referente para Webber ya que superó una enfermedad que una de las personas más importantes del piloto de Red Bull no pudo: “Uno de mis mayores héroes fue mi abuelo, y una de las mayores influencias de mi vida. Su último año y medio fue una tortura. Tuvo el final más brutal por el cáncer, aquello me dejó noqueado porque también noqueó a mi padre. Yo tenía catorce años”.
Por eso, quiso saber más del texano: "Pensé que no pasaría de la recepción del hospital, pero dos días después recibí una llamada de Latrice Haney, que trabajó muy cerca de Lance, es a quien él describe como un 'auténtico ángel', y es una de las cosas en las que acertó Lance, porque era una persona maravillosa. Luego, a través de amigos de amigos, llegué a pasar tiempo con Lance y monté en bici con él cuando estuve en su rancho en Texas tras Brasil 2004. Incluso salté con él y algunos de sus amigos en el agujero del hombre muerto, un lugar que él describe en el libro como haciéndole sentir vivo después de sobrevivir al cáncer".
Webber recuerda esos días en lo que tuvo muchas conversaciones con Armstrong: "Tenía la memoria de un elefante. Hablamos de muchos deportes y él sabía de todo y de todo lo que estaba pasando en la F-1. Me hacía muchas preguntas acerca de las personas de mi deporte como Frank Williams y, en particular, de Michael Schumacher. Estaba interesado en el trabajo que hacemos en los túneles de viento y, como la mayoría de la gente, también en los coches y en cómo funcionaban".
Esos buenos momentos tuvieron su final en 2008, cuando se rompió la relación. Webber y su pareja Ann prepararon un viaje, junto a Red Bull, para que Armstrong estuviera en el GP de Mónaco: "Atendimos a todas sus demandas, que eran considerables. Pero ni se presentó, y ni siquiera dio la mínima disculpa, creo que fue un comportamiento muy pobre. Me decepcionó mucho. Un amigo común sufrió un grave accidente montando en bicicleta, estuvo varios días en el hospital, pero aún así se levantó de la cama e hizo todo lo posible por venir el día de la carrera, pero Lance ni apareció”.
La amistad desapareció, pero el respeto como deportista seguía vivo. Sin embargo, los continuos rumores de dopaje empezaron a mermarlos: "Tuve largas conversaciones con el respetado periodista deportivo Paul Kimmage y me hizo darme cuenta de que quizás no era todo lo que yo esperaba. Fue un tema difícil y duro de hablar con los amigos comunes que compartíamos, pero lo que más me llamó la atención fue la actitud desafiante de Armstrong, él pensaba que estaba limpio. En ese momento, probablemente injustamente pensando en retrospectiva, me alejé del ciclismo en carretera".
Pese a ese distanciamiento, Webber reconoce que siguió dándole muchas vueltas: "Me preguntaba cómo era posible que otros ciclistas dieran positivo y él nunca lo hiciera. Se convirtió en un tema muy pesado y difícil de hablar con los amigos comunes. Hace dos años, les dije que debería confesar, pero sentí que era algo poco probable que sucediera".
Lo hizo en la entrevista con Oprah Winfrey, pero no como el australiano cree que debería haberlo hecho: “Admitió que se dopaba, pero no se veía como un mentiroso. Creo que lo que dejó anonadado a todo el mundo fue la cantidad de gente que estaba dispuesto a dejar a un lado para llegar arriba, gente que moralmente estaba en el lado correcto. No le preocupaban las ramificaciones y la posición en la que dejaba a aquella gente. Todo se reducía al planeta Lance. Por ello, Lance, utilizando tus mismas palabras, la 'pena de muerte' no es demasiado. La vida está llena de elecciones y seguro que ninguno de nosotros es perfecto, pero finalmente el karma siempre triunfa”.