Motociclismo | GP de San Marino
El hambre de triunfo de Márquez es insaciable
Ignoró su cómoda renta en la general sobre Pol Espargaró y le ganó en otra última vuelta de infarto que enfadó al piloto de Sito Pons.
Los números de Márquez relativos a las victorias (24 con la de ayer en Moto2), dicen que a su edad (19 años) es mejor de lo que en su día fueron Rossi, Lorenzo, Stoner o Pedrosa, por citar sólo a los más recientes. Carreras como la de Misano, además, refrendan que su hambre es absolutamente insaciable, que no entiende de calculadoras, que es un fuera de serie, un nuevo Rossi o un piloto de leyenda, como cada cual prefiera.
No hay otra forma de entender que, teniendo 48 puntos de ventaja como tenía en la general sobre Pol Espargaró antes de la carrera, entrara a la pelea con él así en la última vuelta. Ésta arrancó con el de Granollers en cabeza, que antes tuvo la fe necesaria para llegar hasta Iannone y dejarle clavado, pero con el ilerdense a su rueda
Marc podría haber optado por conservar, pero entre ambos hay cuentas pendientes por lo que pasó en Montmeló, en la pista y en los despachos, y no le importó jugárselo al todo o nada. Se pasaron cinco veces en otra última vuelta de infarto, al estilo de la de Estoril, y acabó como aquélla, pero con Pol más enfadado: "No me gusta esa manera de luchar. No me dejaba hueco. Nos tocábamos en las frenadas y no es una manera bonita de luchar. Se merece la victoria, pero no me gusta esa manera de correr". Lo dijo en caliente, a lo que Márquez replicó: "En la última vuelta no dejaré pasar a nadie y no me lo he pensado dos veces".
Visto desde fuera, resultó un duelo espectacular, duro a la vez que limpio, apasionante y contundente, con un Marc bloqueando a Pol, frenándole la moto, la salida de la curva en el adelantamiento definitivo.
Polyccio, sin embargo, más en frío seguía viéndolo de otra manera: "Últimamente se está poniendo de moda que cuando adelantas abres la trazada para impedir que el piloto continúe con su línea normal y eso no es bonito. Hay que dejar pilotar. Si atacas demasiado la frenada sabes que te pueden pasar acelerando. Pero Marc tiene esa costumbre, que cuando entra se abre demasiado y parece como si fuera a buscar el toque, para que te abras y te impida acelerar bien. Me da rabia porque yo no lo hago e intento ser un poquito más respetuoso, pero parece que tendremos que cambiar de táctica. Si yo hubiera mantenido mi trazada igual nos hubiéramos tocado. A lo mejor otro lo hubiera hecho, pero yo no. Da rabia después de la carrera que hemos hecho perder así".