Toro Rosso y el coche de Cepsa

Copas de champán, sonrisas y recuerdos del que debería seguir en este equipo que casi tiene vida propia. Toro Rosso es la escudería B de Red Bull, pero el nuevo monoplaza que presentaron ayer está más que nunca hecho en Faenza, la sede que un día fue de Minardi.

Lejos de la virtualidad de su casa madre, en el equipo italiano apostaron por una presentación de las de antes, con Nira Juanco como maestra de ceremonias, sonrisas que parecían colocadas por los ingenieros en los nuevos pilotos e intervención del copresidente del patrocinador español de la escudería. Bergareche, el segundo de Cepsa, explicó las razones del patrocinio de la petrolera de capital árabe a la escudería y no entró en polémicas sobre la ausencia de Alguersuari. "En Cepsa buscamos la innovación, la tecnología, la excelencia y la expansión internacional y para lograrlo la Fórmula 1 es un escaparate inmejorable", razonó en un discurso que podría haber salido perfectamente de los inicios del Santander en la categoría. Pero con más modestia: "Estamos con Toro Rosso porque compartimos valores con este equipo, desde la humildad queremos hacernos grandes". Cepsa organizó el evento y gana en presencia en el monoplaza. 

El coche se presenta similar al de 2011, con el doble suelo que tan efectivo resultó en la segunda mitad de la temporada y con un morro parecido al de Red Bull, ya que no es tan rompedor como el de otros competidores directos como Sauber. Daniel Ricciardo y Jean Eric Vergne se mostraron ilusionados con este reto, deseosos de subirse al monoplaza y con la vista puesta en el futuro. Franz Tost, el jefe de la escudería, desveló que el coche llegó con dificultades: "El lunes cuando lo metíamos en el camión parecía que no íbamos a llegar...". Séptimos o más, es el objetivo.