Vettel deleita en el ocaso de Schumacher

Cambia el color, del rojo al azul y quizá, esto ya es más discutible, el carisma de cada uno, pero entre el Michael Schumacher que dominaba campeonatos con un Ferrari a este Sebastian Vettel de Red Bull no hay muchas diferencias. El mejor coche, un equipo que no comete fallos y es la referencia de la categoría y una conducción irreprochable son algunas de las similitudes. Si Vettel gana tanto como El Kaiser sólo lo sabe el futuro.

Pero si analizamos el Schumacher actual y Vettel la cosa cambia. Mientras el vigente campeón está rompiendo la estadística y va camino de su segundo título consecutivo, Michael no termina de encontrarse cómodo con un Mercedes que es menos de lo que esperaba, acusa falta de motivación en determinados momentos y en el pasado GP de Europa concluyó decimoséptimo, su peor clasificación de siempre en una carrera de F-1 en la que haya terminado.

No tiene suerte el heptacampeón alemán en el circuito del puerto de Valencia, ya que su segunda peor participación en un gran premio fue en este mismo trazado el pasado año con un decimoquinto. Su regreso a la F-1, desde luego, no está siendo lo que esperaba, desde que ha vuelto ha quedado seis veces fuera de los diez primeros en las carreras cuando, hasta ese momento, sólo había terminado una vez fuera de esos diez mejores. En el GP de China de 2004 fue duodécimo con diversos problemas en la calificación y en la carrera.

En estos momentos Michael ocupa la décima plaza en la clasificación general, mientras su compañero Nico Rosberg es séptimo, y a 160 puntos de Vettel, líder del campeonato. El cambio generacional en Alemania es un hecho.