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Fórmula 1 | Viaje al corazón de Maranello

AS probó en Fiorano el Ferrari Italia de Alonso

Junto a Darío Benuzzi, el hombre que puso a punto la última criatura de Maranello, de 570 CV y 197.000 euros de precio, experimentamos las sensaciones de la bestia roja que pronto tendrá el campeón asturiano.

Carlos Miquel
<b>IMPRESIONANTE. </b>En unos kilómetros al límite pudimos apreciar las increíbles prestaciones de un coche de 570 CV, que Fernando tendrá pronto con sus especificaciones.

Maranello es como Nueva York, tienes la sensación de haberlo visto antes en fotos o en documentales que emocionan a los ferraristas de corazón. Entre esas imágenes suele destacar el box de Ferrari en el circuito de Fiorano, de donde han salido sus mejores monoplazas. Allí estaba este cronista de AS una fría y húmeda tarde de diciembre, con el vello erizado mientras esperaba rodar por primera vez en el trazado creado por Il Comendatore, y de copiloto sobre un flamante 458 Italia, la última creación de la marca. Se trata del nuevo coche para la calle de Fernando Alonso. Una maravilla de 570 CV y 197.000 euros de precio que aúna unas impresionantes prestaciones (acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos), con una increíble estabilidad y facilidad de pilotaje.

Nuestro cicerón fue Darío Benuzzi, el probador que desarrolla los míticos vehículos. Lleva en la firma del Cavallino desde 1971, y conoce Fiorano como la palma de su mano.

Nada más subir, el italiano (pelo blanco, cincuenta años, un gentleman driver) acelera a fondo y la cabeza se estrella una y otra vez contra el reposacabezas. El sonido del motor enerva los sentidos y, después de una ligera curva a izquierdas, llega la primera frenada, una redonda de derechas. La humedad del asfalto y el frío ambiente acongojan, pero Darío frena con maestría y mete el coche por el sitio. "Es impresionante", le digo, y él me responde: "Ésta es una máquina muy fácil de pilotar, agarra muchísimo, es la mejor". Todo eso mientras sigue acelerando a fondo y derrapa ligeramente sin ayudas electrónicas.

Llegamos, después de unas rápidas enlazadas, al técnico curvón de derechas que da paso a la zona alta del puente. Todos los órganos del cuerpo se mueven en el badén previo a otra curva de derechas, esta de noventa grados. La vida pasa muy deprisa en un Ferrari. En la llegada al siguiente ángulo el 458 Italia de color rojo no se descompone. Es una brusca frenada, desde más de 200 a unos 60 km/h. Darío nos habla entonces de Alonso: "Fernando lo ha probado dos veces y le ha encantado, creo que le están fabricando uno. Iba rápido desde el principio. No sé el tiempo que hizo, pero se adaptó muy bien al coche". Después de dos vueltas a tope, se acaba el sueño, y empieza el del asturiano, que pronto tendrá un 458 construido a su gusto.