Motociclismo | GP de Qatar
Barberá ganó el día del diluvio en el desierto
El valenciano se impuso, 1.064 días después de su último triunfo, en una carrera de 250 a trece vueltas, la de su regreso a la actividad tras su accidente del año pasado en Japón, cuando se fracturó tres vértebras
El protagonismo en Qatar estaba reservado a las estrellas de MotoGP, pero estos se quedaron sin carrera por culpa de un diluvio en pleno desierto y el héroe de la cita inaugural de la temporada 2009 fue Héctor Barberá. Resultó gracias a la victoria que logró en la prueba de 250cc, reducida a 13 vueltas por culpa de la lluvia caída anteriormente y para que la salida de la clase reina no se retrasara. Ironías del destino, fue en ese momento cuando más llovió en el desierto qatarí, con los Rossi, Stoner, Lorenzo y compañía preparados para comenzar la vuelta de reconocimiento.
Pero este espacio corresponde al valenciano de Dos Aguas, que se reencontró con el triunfo 1.064 días después de la última vez. Casi tres años hace ya de aquel 14 de mayo de 2006, cuando logró en China la que hasta ahora figuraba como su única victoria de dos y medio (la octava de su carrera sumada a las siete de 125cc). Por el camino ha habido más de un podio, pero también mucha desilusión y sufrimiento, sobre todo eso, sufrimiento.
Nadie en su sano juicio ha podido dudar jamás del talento y el don natural que tiene Barby para ir rápido en moto. Su talón de Aquiles estaba en la irregularidad, en la cabeza, que no era capaz de darle la confianza necesaria para explotar en la categoría intermedia. Él lo sabía mejor que nadie y por eso trabajó más que nunca, incluso tiró de psicólogo deportivo. Los resultados empezaron a verse el año pasado, pero una caída en el último GP de Japón puso en peligro su evolución y hasta su carrera deportiva
En Motegi chocó de cabeza contra un muro, sufriendo la fractura de tres vértebras, la tercera, cuarta y quinta dorsales. Tuvo la fortuna de no quedarse paralítico, porque rozó en el palo, pero aquello le generó las dudas lógicas de un accidente tan grave y el miedo de no tener claro si podría volver a subirse a una moto. Lo hizo 150 días después, para arrancar la pretemporada 2009 en la que ha emitido buenas vibraciones desde el principio. Lo hace con su equipo técnico de los últimos años, pero con el apoyo de Sito Pons, del que ya se intuía que le podía aportar la serenidad necesaria para rematar la faena.
Arrancaba cuarto y con la estrategia muy clara: arriesgar desde el principio para evitar líos en medio del pelotón por el delicado estado de la pista. Bautista, que sólo pudo ser séptimo pese a partir desde la pole, definió perfectamente el estado del asfalto: "Entre el agua que ha caído y la arena que se cuela con el viento, parecía más un circuito de motocross que de velocidad".
Barberá acertó al tomar riesgos en la primera curva, de la que salió líder para comandar la prueba durante las primeras tres vueltas. Cuando vio que el sorprendente Cluzel seguía su ritmo, le dejó pasar y controló la situación mientras se separaban de sus perseguidores. Aún le quedaba lanzar el ataque final y lo hizo a cinco de la conclusión, sin grandes alharacas, pero manteniendo al francés siempre a raya, que ya tenía bastante con firmar el primer podio de su trayectoria mundialista.
Por detrás, Bautista remontó desde el podio hasta pelear por el tercer puesto en la última vuelta, pero un toque de su compañero Di Meglio le mandó al séptimo y fue el francés el que acompañó a Barberá en la ceremonia del podio.