Estas leyendo

Bernie, te has lucido

Fórmula 1 | GP de Malaisia | La contracrónica

Bernie, te has lucido

Bernie, te has lucido

La decisión arbitraria del patrón de la F-1 dejó al GP de Malaisia al borde de la catástrofe. Y es que no se pueden anteponer los intereses comerciales y económicos al criterio de los pilotos e incluso a su seguridad. Así pasó lo que pasó...

Caos en el cortijo.Que Bernie Ecclestone maneja la Fórmula 1 a su antojo y atendiendo principalmente a sus intereses no es nada que vayamos a descubrir ahora. Y por eso nos encontramos con situaciones tan dantescas como la de ayer en Sepang. Su capricho de poner la carrera a las cinco de la tarde en un país tropical ofrecía las mismas garantías que pagarle un viaje a Las Vegas a un ludópata... Los pilotos ya habían denunciado los riesgos de la baja visibilidad en la parte final del gran premio y los antecedentes tampoco admitían lugar a dudas: nueve de cada diez tardes cae una tromba de agua en Malaisia. Ni una cosa ni otra fueron suficientes para sacar a Bernie de su enroque. Éste es su cortijo, así que hace y deshace sin pudor, sin supeditarse a argumentos de tanto peso como la seguridad. Pues ahí tiene el resultado: un gran premio caótico, imposible de finalizar y con los espectadores del mundo entero bostezando durante casi una hora hasta que se tomó la decisión de su suspensión. Vamos, un exitazo...

Pudo ser peor. Y lo grave es que la cosa pudo ser incluso peor. Porque durante ese largo periodo de deliberación para hacer lo que resultaba evidente (suspender la carrera) hubo instantes en los que pareció que iban a obligar a los pilotos a volver a la competición. Hubiera sido ya el remate. Una pista anegada, con la misma visibilidad que en Pachá y los pilotos buscando ganar alguna posición en un puñado de vueltas... El escenario perfecto para poner en peligro la integridad de los protagonistas y terminar de convertir ya la situación en aterradora. No hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que el criterio realmente válido en estos casos, el de los pilotos, era no continuar en pista.

El helado de Kimi.Una de las imágenes curiosas que dejó este despropósito fue la de Raikkonen tomándose un bombón helado y un refresco después de decidir que, al menos él, no iba a volver a la pista con tan poco que ganar y tanto que perder. Desconozco si fue cosa suya o de Ferrari, pero en cualquier caso también se lucieron. Puede que fuera una elección justificable, pero se trata más de una cuestión de forma que de fondo. No resulta muy deportivo ni solidario escaquearte mientras el resto de la parrilla aguarda para saber qué ocurrirá. Pero bueno, ya sabemos que Kimi es así... aunque lo que ya no tengo tan claro es qué les habrá parecido a los ferraristas, comenzando por el patrón Montezemolo.

Alonso, perjudicado.Personalmente, los líos de la lluvia no me hacen demasiada gracia. Cierto que abre los pronósticos y alimenta la incertidumbre, pero también que desvirtúa la competición hasta límites insospechados. Y uno de los perjudicados con lo ocurrido fue Alonso. Sigo pensando que en condiciones normales hubiera podido hacer una buena carrera, no digo que luchar por ganar pero seguramente sí por un puesto del podio. Pero en esta lotería del agua le tocó un número no premiado.

Un líder simpático.Así las cosas, me consuelo disfrutando del liderato de Jenson Button, un piloto que siempre me ha caído muy bien y que me alegra esté teniendo esta inesperada oportunidad. Entre otras cosas, porque viene a refrendar el efecto que la motivación y la ambición pueden ejercer sobre un deportista. El Brawn va como un tiro, cierto, pero también hacen falta unas manos que sepan exprimir ese potencial. Y el británico (sí, hay otro que no es Hamilton) ha realizado dos grandes premios próximos a la perfección.

También te puede interesar