En Enstone y Viry-Chatillon viven horas de ansiedad a la espera de que Fernando Alonso ponga su añorada firma en su segundo contrato como piloto de Renault. Algo que ayer aún no se había producido. Fuentes del equipo creen que la firma se producirá hoy (el viernes había "algunos aspectos aún por cerrar") y que el comunicado se retrasará por tanto a hoy por la tarde (algo improbable) o, lo más seguro, a la mañana del martes.
Mientras tanto, el subidón de moral que le ha dado a la tropa azul es tal, que sus ingenieros ven posible regresar a lo más alto gracias al regreso del hijo pródigo: "Luchar por el título es nuestro objetivo, y es un objetivo realista", comentaba ayer uno de sus técnicos. Una mentalidad que coincide con las palabras de Flavio Briatore a la luz de los postres en la cena posterior al final del Mundial en Sao Paulo: "Venga o no Alonso, estamos convencidos de poder tener un coche ganador en 2008. Estamos trabajando en él desde el mes de abril".
La estrella española no coincide en ese optimismo y, de hecho, ha mantenido abierta la alternativa de Toyota hasta casi el final. Todo dependerá de cómo sea el debut del R28 en pista, en Valencia. Pero la historia, y el sentido común dicen que es muy complicado, casi un milagro, saltar de la cuarta plaza real (sin contar la exclusión de McLaren) a la primera en constructores. Renault obtuvo 51 puntos y un solo podio (el segundo puesto de Kovalainen en Japón), como resultados. La escudería francesa terminó a 153 puntos de la cabeza después de un mal año. Sólo su alta fiabilidad le permitió ser el segundo clasificado en el otro Mundial que se libró a espaldas de Ferrari y McLaren.
Si analizamos los anteriores 'efectos Alonso', su progresión fue muy buena, pero nunca tan fuerte. El primero se produjo en 2003, cuando dejó el puesto de probador para competir con la firma del rombo. En la temporada anterior, 2002, Button y Trulli sumaron 23 puntos (cuartos en el campeonato). Ningún podio. Después del debut de la estrella española, saldado con su primera victoria y otros tres cajones, Renault sumó 88 puntos. Un total de 55 más a los conseguidos sin él. Sólo en 2005, con un coche construido para Fernando y su pilotaje, su ex escudería dio un salto mayor. Pasó de la tercera plaza al título gracias a los 86 puntos de más sobre 2004.
Casi lo mismo que le sucedió a McLaren de 2006 a 2007 con la llegada de Alonso. Sin la sanción por espionaje se habría quedado a sólo un punto de la corona de Ferrari. Pero partían de la tercera posición, no de la cuarta y lo normal es que Re-nault, de nuevo con el asturiano, pueda luchar por los puestos cercanos al podio y superar a BMW. Con los pies en el suelo, la tercera corona entra ahora en el terreno de los sueños.
