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Motociclismo | Manuel Pecino

Ojo clínico del equipo Honda

Manuel Pecino

Después de lo que se vio el pasado domingo en Estoril, no quiero dejar de felicitar a los responsables de HRC por su excelente ojo clínico. A finales de la pasada temporada los dirigentes sentados en Japón decidieron que la manera de frenar al rodillo Valentino Rossi pasaba por despedir a su piloto número 1, Alexandre Barros, e incorporar en sus filas a Max Biaggi, entonces piloto del equipo de Sito Pons. Así lo hicieron, sin pararse ante el hecho de que desmontaban una estructura, la del mánager español, que funcionaba, que les había hecho ganar carreras y que tendría que empezar desde cero al perder su mejor elemento, tanto deportivo como comercial. Pero Honda había tomado la decisión y siguió adelante.

Ahora, recordad, qué pasó en Estoril el pasado domingo en la carrera de MotoGP, cuál fue el resultado final Sí, efectivamente, pues resulta que el desahuciado Barros, el que fue despachado por no haber estado a la altura del puesto que le habían dado, no sólo le ganó a Valentino Rossi, sino que además ganó el Gran Premio. Resulta también, que por detrás del brasileño y del italiano quedó Max Biaggi, el fichaje de HRC esta temporada que estaba llamado a frenar a Rossi y a hacer aquello que Barros no fue capaz de hacer. ¡Qué paradoja! No me extraña nada la satisfacción de Sito Pons tras el triunfo de su piloto. Razones de sobra tenía para sentirse satisfecho. ¿Qué sabor será más dulce, el de la victoria o el de la revancha completada?

Hablando de revanchas, Sete Gibernau estuvo a punto de ganar la suya. Desde luego salió a pista para devolverle a Rossi la derrota de Jerez una semana antes. Sete fue un auténtico huracán en Estoril. Mientras estuvo en pie, corrió una carrera diferente a la de los demás. Era una carrera contra él mismo, contra una deuda que tenía pendiente dentro de él. Al final lo que parecía inevitable no pudo ser. ¿Un error en el sistema de señalización del circuito? ¿Un empacho de ganas de ganar por parte de Gibernau? A estas alturas poco importa ya, pero creo que hay que estar al lado del piloto español. Si las cosas hubiesen salido como deberían haber salido, ahora estaríamos hablando de heroicidad, de determinación y todas esas cosas. Criticar ahora es demasiado fácil. Además, en estos casos vale aquello que sólo fracasa quien lo intenta.

Y siguiendo enlazando temas, dentro de los asuntos que no fueron precisamente un éxito, está el propio GP de Portugal. La carrera lusa del Campeonato del Mudo nunca ha sido de las que más gente ha arrastrado, pero el cambio de fechas de septiembre a abril le sentó fatal. Hay que recordar que el GP de Portugal fue utilizado para cubrir el hueco dejado en la parrilla por el de Brasil, que se cayó a pocas semanas del inicio del campeonato. Me imagino que los organizadores del Mundial tuvieron poca capacidad de maniobra y que cambiar de fecha el GP de Portugal fue su única opción. Sea como fuere, poco más de 26.000 personas acudieron a ver la carrera en directo, lo que supone una de las entradas más discretas del Mundial en los últimos tiempos.

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Manuel Pecino es el director de la revista Solo Moto.