Análisis de Roccat TORCH, un micrófono imbatible en su rango de precio
Analizamos el micrófono USB Torch de la marca Roccat, un dispositivo con una espectacular relación calidad-precio y con muy buenos argumentos para posicionarse en el mercado
Hay que hilar bastante fino para encontrarle pegas al Torch, el micrófono USB de Roccat que hemos estado probando durante este último mes. Tiene un diseño que no deja indiferente a nadie y unas prestaciones fenomenales, aparte de algunas florituras superfluas cuya utilidad es cuestionable, pero que tienen que estar ahí por mero marketing o porque la competencia también las tiene. Con un precio de menos de 100€ tiene que enfrentarse a titanes como el Yeti Nano, el Razer Seiren V2 o el Neat Bumblebee de la propia empresa matriz de Roccat, Turtle Beach. Y aunque en ninguno de esos casos fuéramos a adquirir un mal producto, existen elementos en el Torch que pueden hacer inclinar la balanza claramente a su favor. Empecemos con algunas de sus características:
Si hay algo que destacar a primera vista del Torch es precisamente su diseño; el micrófono consta de dos componentes que trabajan conjuntamente: la base y la unidad de captura en sí. En su versión montada, la base ejerce de peana y tiene 3 controles en la parte frontal. El primero a la izquierda selecciona el patrón de captura: cardioide, estéreo y un modo susurro propietario de Roccat. El modo cardioide (captura sonido a un ángulo de unos 130º respecto al centro) y es el más habitual para charlas, podcasts, conversaciones con amigos por Discord, grabar instrumentos o cantando, etc. El estéreo produce un simpático efecto de captura multicanal, aunque es poco útil en la realidad; el modo susurro está pensado para aquellos momentos en los que el resto de la casa duerme y tenemos que hablar bajito y aún así necesitamos que capte lo que decimos. Aquí no somos dados a grabar o streamear en ASMR pero entendemos que esta sería la opción a escoger en caso de dedicarse a ello.
El control de volumen central sube y baja el master de Windows (o silencia si lo pulsamos) y el control de ganancia a la derecha controla la intensidad del sensor; este control tiene un efecto visual añadido en el propio micrófono, de manera que a medida que subimos la ganancia hay dos tiras LED a cada lado del micro que se iluminarán progresivamente por delante y por detrás. Tiene poca utilidad pero es un efecto visual muy chulo, la verdad. En la parte superior hay un botón capacitivo que mutea el sonido saliente sin necesitar de tocarlo, simplemente pasando la mano por encima. Esto resuelve de alguna manera los clicks que se escuchan en otros micrófonos cuando queremos silenciarlos (en el Blue Yeti se colaban en cada grabación, por ejemplo) pero si pasamos la mano accidentalmente por encima es muy posible que lo muteemos sin darnos cuenta, cosa que nos ha pasado incontables veces. Afortunadamente el rango de detección puede regularse e incluso desactivarse por completo. Cuando el Torch no capta sonido los leds pasan a ser de color rojo y cuando está activo puede leerse la palabra “Live” en la propia base, dándole un toque muy profesional.
Prestaciones interesantes
Para empezar, el Torch es un micro de tipo “phantom”, es decir, necesita electricidad para funcionar. Parece obvio tener que decirlo en un dispositivo USB pero más vale curarse en salud; los micrófonos USB son muy populares y proporcionan una imbatible relación calidad precio, pero están un poco lejos de sus homólogos con conexiones XLR que necesitan equipo adicional aparte. Dejando a un lado las obviedades, el dispositivo de Roccat presenta un SPL de 110 Db, lo cual significa que hay que gritar muy fuerte y muy cerca para que el micro empiece a distorsionar la voz, lo que es muy buena señal. También tiene una profundidad de muestreo de 24 bits que es muchísimo más de lo necesario pero que ya se ha convertido en el estándar y 44.1 KHz de frecuencia; otros dispositivos de la competencia presentan 96 KHz pero teniendo en cuenta el uso que el 99,99% de la gente va a darle al micrófono y las condiciones en las que va grabar o transmitir, esta diferencia es puro márketing con cero impacto en la calidad real del dispositivo.
Una de las características que más nos ha llamado la atención y que apuntábamos antes es que la base se puede separar del micrófono y unir éste a un brazo aparte o a una araña; en la caja vienen dos cables USB-C (uno corto y uno mucho más largo) para conectar base y micro y un cable USB-A para conectar base y PC. Aunque la base hace relativamente bien el trabajo de minimizar impactos sobre la mes, un buen brazo es recomendable también para eliminar ruidos involuntarios que se cuelen en nuestro audio (teclado, clicks del ratón, etc.) aunque a menudo existen aplicaciones potenciadas por IA que pueden ayudarnos si preferimos tenerlo en modo peana (Krisp en Discord, Nvidia Broadcast, etc.).
A nivel de calidad, el Torch ofrece un sonido claro y cálido; tiene su propio filtro “pop” incorporado y sus dos condensadores captan perfectamente los matices de la voz incluso abusando de ellos a nivel de volumen. Hemos grabado vídeos - en los que la compresión no ayuda a distinguir entre un micro de 100 euros y otro de 40 - y podcast y el resultado ha sido siempre excelente, y su patrón cardioide ha filtrado estupendamente los ruidos que podían resultar de los alrededores. Hoy en día parece que un micrófono USB deba valorarse por casi todo menos por la calidad de grabación que ofrece y es una lástima, pero en ese sentido se puede decir que el dispositivo de Roccat cumple a la perfección.
No todo podía ser bueno
Un punto negativo que nos ha llamado la atención y que puede ser un factor de decisión a la hora de adquirir este micro frente a otros de su competencia es el jack de audio de la parte posterior de la base; conectando unos auriculares allí tenemos acceso a todo el sonido que sale de Windows pero NO podemos monitorizar nuestra propia voz. Esto es chocante, la verdad, porque suele ser el principal propósito de poner una conexión de auriculares directa en el propio dispositivo, pero por mucho que hemos mirado de hacerlo no existe esa posibilidad. Y eso a pesar de que en el vídeo de presentación se explicita que así es (y sin embargo en las FAQ se dice que hay que hacerlo a través de windows, como con cualquier otro micro y entonces hay latencia entre lo que decimos y cuando escuchamos nuestra voz). Y puestos a ponernos puntillosos, también hubiera estado bien que se incluyera un adaptador para los otros tipos de soporte de brazo para el micro, aunque en nuestro caso pudimos reciclar alguno que ya teníamos en casa.
Conclusiones
A nivel de diseño y aunque esto es algo tremendamente personal, el Roccat Torch ha sido el micrófono que hemos probado y que más nos ha gustado. Los controles de tipo mezclador, la iluminación según el estado del dispositivo y su ganancia, la claridad del sonido y lo original de su botón de muteo capacitivo… estamos ante un gran micrófono USB de sobremesa, con una excelente relación calidad-precio y aunque sus pocas desventajas pueden suponer un factor diferencial para algunos, tiene las suficientes virtudes para que podamos recomendar su compra y prácticamente garantizar un elevado nivel de satisfacción.