Uno de los juegos más originales del siglo XXI y quieren borrarlo de la historia

(Actualizado: EA ha cambiado de parecer y corregido su decisión. La compañía ya no quitará Mirror’s Edge de las tiendas digitales. Sólo Battlefield 1943 y los dos Bad Company).

Hace 14 años, cuando Electronic Arts anunció que trabajaba en un juego de parkour, todos imaginamos que de aquella idea saldría algo como la escena más divertida de The Office. Sonaba a maniobra del señor Burns, a compañía que trataba de ser cool, joven y moderna, pero acababa siendo edgy. Y para más inri, ¡querían que fuese en primera persona! ¿Alguien ha visto un Super Mario en primera persona? Los plataformas no han sido toda la vida en tercera por casualidad ni porque a Miyamoto no se le haya ocurrido otra cosa. Además, recordemos que vivimos en un mundo donde los periodistas de videojuegos no son capaces de superar el tutorial de Cuphead y donde, en pleno 2023, el público general aún necesita señales para tontos con según qué cosas. ¿Cómo iba EA a señalizar con qué partes del escenario se podía interactuar y con cuáles no? Porque teniendo en cuenta las limitaciones técnicas de la época, estaba claro que sería un parkour restringido. Digámoslo ya, sonaba fatal.

Pero no.

Mirror’s Edge llegó, vio y venció. Bueno, venció a medias. Las piezas encajaron mejor de lo que nadie hubiera imaginado. El plataformeo no era una parodia cutre de lo que se entiende por parkour. Era bastante realista, ágil y satisfactorio. Contaba con suficientes movimientos como para permitirte elaborar tu propia estrategia, tu propia ruta, y todos combinaban a las mil maravillas. La primera persona tampoco lo volvía torpe, sino original, distinto, un soplo de aire fresco. Y el modo en que EA señaló las zonas con las que podíamos realizar acciones especiales fue la base sobre la que se erigió su apartado artístico. Impregnó todo de un estilo minimalista, de colores planos y contrastados. En EA habían elaborado la poción Felix Felicis y, viendo lo sucedido con su estrepitosa secuela, no sabían ni cómo. Así que sí, Mirror’s Edge venció, conquistó a crítica y público, pero lo hizo a medias, pues las ventas no acompañaron.

Con todo, el tiempo siempre es juez, jurado y verdugo. Siempre pone las cosas en su lugar. Hoy día recordamos Mirror’s Edge como uno de los grandes juegos de su generación, la de PS3 y Xbox 360. El boca a boca sigue hablando de él como un plataformas único y se lamenta de que la licencia no haya tenido más oportunidades. Todo son buenas palabras hacia Faith y su historia. Pero ahora EA quiere arrebatarle precisamente eso, el tiempo. La compañía pretende borrar su nombre del imaginario en ciernes de futuros jugadores. A partir del 28 de abril de 2023, el título desaparecerá de las tiendas digitales y no podrá comprarse más, tal y como sucede con otros tres Battlefield. En juegos eminentemente online podría entenderse, pero... ¿en Mirror’s Edge? ¿Y qué pasa con las campañas de los Bad Company? Es una vergüenza y una desgracia.

Por eso nuestra recomendación del día no podía ser otra, porque Mirror’s Edge es un juego que merece la pena probar y que debería preservarse en la colección de cualquiera que ame este medio. Ha envejecido francamente bien, a nivel visual y jugable, y sigue siendo capaz de sorprendernos aunque por su precio actual pudiese pensarse lo contrario. Sus contrarrelojes son un desafío apasionante y su diseño de niveles sigue siendo ejemplo de lo que los FPS pueden ser y no quieren. Un imprescindible que bien merece un salto de fe.

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