Metal Gear Solid V: The Phantom Pain y el fallo narrativo que convirtió a uno de los mejores personajes de la saga en un cobarde
Reflexionamos sobre cómo el final verdadero de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain no contribuía a la leyenda de Big Boss, sino todo lo contrario.


El giro final de Metal Gear Solid: The Phantom Pain (2015) no dejó indiferente a casi nadie. En el final verdadero del juego se revelaba que Venom Snake no era Big Boss, sino que en realidad era uno de sus fieles seguidores de Militaires Sans Frontières, la organización mercenaria de Metal Gear Solid: Peace Walker (2010). Aunque este descubrimiento fue muy divisivo entre los fans de la popular saga de Konami e Hideo Kojima, tuvo implicaciones muy desafortunadas y a menudo obviadas para Big Boss como personaje. El supuesto “mejor mercenario del siglo XX” básicamente se escudó en Venom Snake durante un cuarto de siglo mientras construía su soñada arcadia para los soldados: Zanzibar Land.
El final verdadero de MGSV: The Phantom Pain dejaba a Big Boss como un cobarde que estuvo escondido durante 25 años
El final verdadero de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain quedaba revelado tras completar la Misión 46, llamada Verdad: El Hombre que Vendió al Mundo. Aquí es cuando se revelaba que Venom Snake era, en realidad el médico a bordo del helicóptero durante el final de Metal Gear Solid: Ground Zeroes (2014) y no Big Boss, el Naked Snake de Metal Gear Solid 3: Snake Eater (2004). Mediante cirugía plástica e hipnoterapia, a este personaje anónimo se le hizo creer que era el Big Boss auténtico, mientras que el real permaneció oculto durante más de dos décadas para ocultarse de Zero y el resto de los Patriots.
Este giro inesperado se concibió por dos razones principales. Por un lado, pretendía arrojar luz sobre cómo pudo sobrevivir Big Boss a su encuentro contra Solid Snake al final de Metal Gear (1987), lo que propició su reaparición como antagonista principal en Metal Gear 2: Solid Snake (1990). Por otra parte, mediante la grabación que Big Boss le deja a Venom Snake contándole la verdad, se percibe un mensaje dirigido también hacia los jugadores, argumentando que la leyenda de Big Boss ha sido levantada entre todos. Un poco “Big Boss son los amigos que hicimos por el camino”; un mensaje que, depende de a quién le preguntes, es de lo más épico de la saga, o de un infantilismo que asusta.
Ahora bien, el verdadero problema del plot twist de marras es que afecta gravemente a la reputación del Big Boss verdadero por un motivo clave. Básicamente, la última vez que le vimos en acción fue en 1975, cuando se desarrolló la fatídica misión de Camp Omega, narrada en Ground Zeroes. Desde ahí, no volvió a entrar en escena hasta el conflicto de Zanzibar Land de Metal Gear 2: Solid Snake, ambientado en 1999. Es decir, se puede argumentar que pasó 24 años a la sombra mientras llevaba a cabo su guerra secreta contra Zero y compañía al tiempo que amasaba recursos para fundar su soñada utopía para los soldados, Zanzibar Land. Mientras tanto, Venom Snake decidió asumir igualmente el manto de Big Boss tras la revelación, por lo que le tocó comerse todos los marrones.

Las guerras de Angola y Afganistán, la formación de FOXHOUND y la creación de Outer Heaven fueron eventos clave de la carrera militar de Venom, y no de la del Big Boss real. Por tanto, este personaje creado ex profeso para el giro de guion es quien carga con gran parte de los acontecimientos que históricamente se le atribuían al verdadero Big Boss, lo cual en última instancia detrae tanto de su carácter como de su historial de hazañas. Y aunque del contexto se puede inferir que Big Boss prefirió hacer un “tierra, trágame” por la amenaza latente de los Patriots, el juego nunca la presenta como un peligro lo suficientemente inmediato o explícito que justifique plenamente su prolongada ausencia.
Irónicamente, la decisión de autoexiliarse para operar desde las sombras es lo que provocaría su caída en un futuro. Mientras que Ocelot permaneció fiel a Big Boss, la revelación de la traición enfureció a Kazuhira Miller, que juró ayudar a David —Solid Snake— a acabar con él, algo que quedó reflejado en el hecho de que Miller era uno de los contactos a los que podíamos llamar para pedir ayuda en Metal Gear 2: Solid Snake.
El problema de las intercuelas, los egos, y la ambición narrativa desmedida
En esencia, estamos ante un problema introducido por el estatus de intercuela de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain. Obviando recopilatorios y remakes, sigue siendo el título canon más reciente de la franquicia, pero a nivel cronológico se sitúa entre Ground Zeroes y el primer Metal Gear. Esta clase de obras, lanzadas a modo de “capítulos perdidos” lo tienen muy difícil para encajar dentro de una cronología establecida desde hace décadas. Si no se vigilan adecuadamente todos los frentes, pueden surgir agujeros de guion o, como en este caso, que la percepción de un personaje pueda llegar a hundirse casi por completo.

En última instancia, y dada la debacle del affaire Kojima-Konami, lo de convertir a Big Boss en un cobarde de manera indirecta fue el menor de los problemas del juego. Este título fue el que supuso la salida definitiva de Kojima de Konami debido a las desavenencias entre estudio y creador, y desde entonces, la franquicia quedó huérfana de su principal arquitecto.
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En definitiva, lo que se presentó como uno de los giros más ambiciosos de la historia de los videojuegos acabó desdibujando a uno de sus personajes más memorables. Hasta entonces, Big Boss era una figura trágica, cuyo mayor anhelo era honrar el legado de The Boss hasta las últimas consecuencias. De pronto, este personaje ya no era el estratega implacable que forjó su leyenda con sangre y balas de diversos calibres, sino alguien que prefirió esconderse tras un señuelo de carne para que se manchara las manos en su lugar.

Y aunque Kojima intentó justificar este engaño con un discurso épico sobre la construcción colectiva de los mitos, la sensación que nos quedó a muchos es que el “mejor soldado del siglo XX” se convirtió en poco menos que una parodia que estuvo viviendo a costa de su doble durante la mayor parte de su carrera. Puede que el verdadero “dolor fantasma” no sea la ausencia del Capítulo 3 y el Episodio 51 del juego, sino esta molesta sensación de que fue el propio Kojima quien dinamitó el prestigio de uno de los personajes más míticos de toda la historia de los videojuegos.

Metal Gear Solid V: The Phantom Pain
- Aventura
- Acción
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Metal Gear Solid V: The Phantom Pain es un título de aventura y acción basado en la infiltración y ambientado en un mundo abierto desarrollado con el motor Fox Engine por Hideo Kojima y su estudio, Kojima Productions. Se trata de la quinta entrega numerada de la saga Metal Gear Solid para PlayStation 3, PlayStation 4, Xbox 360, Xbox One y PC.
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