Adiós a Ryujinx: Nintendo cierra el emulador de Switch que era la gran alternativa a Yuzu

Nintendo continúa con su eterna cruzada contra la emulación. En marzo de 2024 la compañía japonesa acabó con Yuzu, el emulador más popular de Nintendo Switch. Posteriormente, la Gran N consiguió que GitHub eliminase más de 8.000 variantes del mismo. Y ahora la guadaña ha llegado hasta Ryujinx, que quedaba presente como el único gran proyecto para emular juegos de esta plataforma.

Nintendo cierra el emulador Ryujinx de Switch

El pasado 1 de octubre, la cuenta de X del emulador Ryujinx publicaba un comunicado en el que se mencionaba que Nintendo había contactado con el jefe de desarrollo de este proyecto. En la publicación se expone que la compañía japonesa le informó de que habría medidas legales en curso como una orden de cese y desestimiento por lo que para evitar problemas mayores, el equipo decidió retirar de la red todos los archivos, assets y versiones del proyecto ante la espera de si finalmente habrá una demanda o no tras cumplir las exigencias de Nintendo.

Tras el cierre de Yuzu, donde sus responsables aceptaron un acuerdo extrajudicial con Nintendo para no salir peor parados, Ryujinx se estableció como la principal alternativa a la hora de emular videojuegos de Nintendo Switch. A priori se pensaba que este emulador era “intocable” porque pese a que ambos eran de código abierto, los responsables de Ryujinx no han obtenido financiación de ningún tipo y se han centrado principalmente en ofrecer estabilidad y precisión, amparándose en que la emulación no es ilegal.

No obstante, a la vista está que Nintendo ha podido ver algún resquicio legal que haya propiciado esta nueva acción que por lo pronto supone el cierre definitivo de este otro emulador. Mientras que emular de por sí no es ilegal, la copia y distribución de videojuegos sí que lo es, y este fue otro de los puntos clave de la demanda contra Yuzu porque en su Discord oficial se compartían enlaces de videojuegos de Nintendo Switch. Esto llegó al extremo de ofrecer descargas gratuitas de títulos muy esperados como The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom dos semanas antes de su lanzamiento oficial.

Con el cierre de Ryujinx, la comunidad de emulación de Switch se enfrenta a un panorama incierto, en el que Nintendo parece no dar tregua. Este caso refleja una vez más la determinación de la compañía por proteger sus propiedades intelectuales, y aunque emular juegos no es ilegal, la línea entre el desarrollo de herramientas de emulación y la infracción de derechos de autor sigue siendo una zona gris que continúa afectando tanto a los desarrolladores como a los usuarios.

La emulación de videojuegos como forma de preservación

La emulación es vista por muchos no solo como una herramienta para jugar a juegos clásicos de forma accesible, sino también como algo fundamental para la preservación de la historia del medio. Según la Video Game History Foundation, el 87% de los videojuegos clásicos lanzados en Estados Unidos están en peligro de desaparecer para siempre ante la imposibilidad de encontrar copias físicas que dumpear en formato digital para compartirlas con el resto del mundo.

A medida que los sistemas de hardware envejecen y las consolas retro se vuelven cada vez más difíciles de encontrar y/o mantener en funcionamiento, la emulación surge como una solución para que juegos retro sigan vigentes. En este sentido, proyectos como Ryujinx y Yuzu han jugado un papel importante, permitiendo a los jugadores acceder a una creciente biblioteca de juegos, algunos de los cuales podrían perderse con el tiempo debido al desgaste físico de los medios originales, a su descatalogación en formato físico, y a su posible desaparición de las tiendas digitales, como ha sucedido en el caso de cierres recientes como el Bazar Xbox 360.

Sin embargo, la preservación a través de la emulación entra en conflicto con los intereses de compañías como Nintendo, que siguen protegiendo activamente sus propiedades intelectuales y su modelo de negocio. Aunque algunos argumentan que la emulación garantiza el acceso a juegos que ya no están disponibles en el mercado, empresas como Nintendo sostienen fervientemente que son ellas mismas las que deben controlar cómo se distribuyen sus juegos. La tensión entre la preservación y la propiedad intelectual plantea preguntas complejas sobre los derechos de los jugadores y la responsabilidad de las compañías para preservar su propio legado.