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The House of the Dead: Remake

The House of the Dead: Remake

Shooter noventero

The House of the Dead: Remake, análisis de un clásico de recreativa ahora en portátil

Revisitamos uno de los grandes clásicos arcade sobre raíles de finales de los 90 gracias a un nuevo remake para Nintendo Switch plagado de luces y sombras.

The House of the Dead supuso todo un hito entre los shooters arcade desde su lanzamiento en Japón en 1996 y al año siguiente en el resto del mundo, un título que reunía alrededor de su llamativo mueble numerosos espectadores ávidos de ver cómo uno o dos jugadores (e incluso algún atrevido con una pistola en cada mano) repartían plomo entre los monstruos más grotescos que Sega imaginó para su propia fórmula “sobre raíles”. Y es que a finales de los 90, dicho género era uno de los más populares entre el gran público gracias a títulos como Time Crisis, Jurassic Park, Operation Wolf o Terminator 2, entre muchos otros, aunque la saga de Sega ocupó siempre un lugar muy especial entre los fans de los disparos “on rails”. Ahora, tras 25 años desde su lanzamiento y un par de ports para PC y Saturn en su época, llega un remake de tan icónico título para Nintendo Switch a cargo del estudio polaco Megapixel junto a Forever Entertainment, videojuego que mantiene intacto su desarrollo y añade algunos extras, pero que lamentablemente no termina de funcionar en un aspecto tan determinante como el del apuntado. Veamos en nuestro análisis hasta qué punto puede resultar interesante The House of the Dead: Remake para los nostálgicos de los salones arcade.

El regreso de todo un clásico arcade tras 25 años

El término remake engloba muchas maneras de rehacer un videojuego, manteniendo más o menos de la obra original para ofrecer un producto actualizado tras un determinado lapso de tiempo. En el caso de The House of the Dead: Remake, Megapixel ha logrado trasladar la esencia del título clásico en prácticamente todos y cada uno de sus aspectos, algo aún más meritorio si tenemos en cuenta que, al parecer, Sega perdió el código original. Por el camino se han mejorado los gráficos y se han añadido algunos extras como modos de juego, galerías de personajes, logros y modo foto. Tanto es así, que incluso la historia, sus personajes, los jefes y los escenarios son los mismos de siempre, aunque convenientemente puestos al día, siempre teniendo en cuenta el hardware y las posibilidades de la híbrida de Nintendo.

En este sentido, aquellos que jugaron a The House of the Dead se sentirán como en casa. Y es que como no podía ser de otra manera, tomamos el control del agente Thomas Rogan de la A.M.S. o del agente G mientras disparamos sin descanso contra todo bicho no-muerto que se cruce en nuestro camino, todo ello con un único objetivo: que el malévolo Dr. Curien no aniquile la humanidad con sus terribles experimentos. Si bien es cierto que de nuevo obtenemos algo de contexto a través de breves textos al inicio de cada fase, se ha perdido la oportunidad de enriquecer mucho más un universo que cuenta con un trasfondo ciertamente interesante y que se ha explorado más allá del propio juego con el paso de los años y las diferentes entregas de la franquicia.

Pero volviendo a la esencia del título, la historia pasa a un segundo plano cuando entramos de lleno en la acción, repartiendo plomo contra todo zombi que trate de darnos caza. No en vano, tal y como ocurría con la experiencia de salones recreativos, completar la aventura tan solo nos llevará entre 30 y 40 minutos, proporcionando la diversión intrínseca de la saga. A todo ello debemos sumar interesantes opciones y retos que invitan a la rejugabilidad, ya sea logrando mayores puntuaciones, encontrando rutas alternativas o salvando a todos los científicos en peligro. Todo ello se potencia gracias a un modo multijugador para dos jugadores que puede abordarse de dos modos diferentes: cooperativo y competitivo. Así, el modo cooperativo comparte tanto la puntuación como las continuaciones entre ambos jugadores, mientras que el modo competitivo ofrece diez continuaciones para cada jugador y puntuaciones independientes, animando a los usuarios a perseguir su mejor actuación para batir al colega de al lado. Y sí, solo se ofrece multijugador en modo local, nada de modos en línea.

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A la hora de abordar la aventura original se ofrecen dos modos principales, como son Historia y Horda. El modo Historia es, en esencia, la experiencia arcade original con todos sus niveles y enemigos clásicos, mientras que el modo Horda, simplemente, añade muchos más enemigos en pantalla, aumentando así el desafío. Una decisión un tanto extraña cuando ya existen de por sí hasta cuatro niveles de dificultad. Por suerte, se ofrece la posibilidad de comprar más continuaciones gastando puntos obtenidos en la partida, multiplicadores incluidos; además, es posible desbloquear códigos a modo de trucos para obtener munición infinita o continuaciones ilimitadas.

Disparos giroscópicos

Llegamos quizá a la característica más controvertida de este remake y que tiene que ver con un elemento tan primordial como es la jugabilidad, eje central de cualquier shooter “on rails” que se precie y que en el juego arcade funcionaba tan bien. Este no es el caso de esta versión doméstica, que recurre a un control que en ningún caso ofrece la precisión de la experiencia original a pesar de las numerosas combinaciones disponibles. Las dos modalidades básicas recurren al movimiento vía giroscopios o de la palanca de control, ya sea mediante Joy-Con o el mando Pro Controller. Se pueden combinar ambas opciones e incluso jugar con un único Joy-Con o con ambos (o con un Joy-Con por jugador), además de contar con el control por movimiento del Pro Controller o los Joy-Con acoplados en modo portátil. E incluso contando con tantas opciones en ningún caso se logra la precisión necesaria para disfrutar de una experiencia sobre raíles como se merece.

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Así, disparamos con los botones ZR o A, mientras que la recarga se realiza con los botones B o ZL. Las crucetas permiten alternar entre armas desbloqueadas en anteriores partidas (cumpliendo con ciertos desafíos para obtener una escopeta o un lanzagranadas); en cualquier caso, el movimiento vía joystick no resulta en absoluto divertido y la falta de precisión del giroscopio lastra en gran medida la experiencia. Y es que en esos momentos en los que debemos acertar un punto débil muy concreto de un jefe o apuntar a elementos clave del escenario, o incluso algo tan habitual como los disparos a la cabeza o la eliminación de bichos de pequeño tamaño se convierte en todo un desafío. Un desafío poco gratificante. En demasiadas ocasiones perdemos la situación de la mirilla en pantalla y debemos calibrarla constantemente para volver a tenerla en el lugar correcto y regresar así a la acción, con la consiguiente pérdida de tiempo. En ningún caso se disfruta de la precisión de las pistolas arcade o el sistema por movimientos de Wii con la entrega The House of the Dead: Overkill, mucho más precisa y disfrutable Wiimote en mano.

A nivel de puesta en escena este remake ofrece de nuevo varios claroscuros. Para empezar, y como elemento poco habitual en Switch, ofrece dos modos de visualización, uno priorizando la calidad visual (en modo dock) y otro el rendimiento. Aunque a la hora de la verdad apenas se notan diferencias entre ambos, ya que se producen numerosas bajadas de framerate con un aspecto visual bastante discreto, con modelados bastante simplones (especialmente los de elementos en segundo plano o menos destacados). Eso sí, todo se ha rehecho para la ocasión, algo casi obligatorio si tenemos en cuenta que el material original tiene ya un cuarto de siglo. Otros aspectos como las largas pantallas de carga (de 35 segundos o más) también juegan en su contra. Los textos llegan traducidos al castellano mientras que las voces se mantienen en inglés, incluyendo la mítica exclamación “Reload”.

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Conclusión

The House of the Dead: Remake llega a Nintendo Switch con la promesa de recuperar la esencia del título arcade con una puesta al día en lo gráfico y añadiendo algunos extras, aunque el resultado está lejos de las sensaciones del original. Si bien las opciones añadidas como los diferentes niveles de dificultad o los desafíos de puntuaciones resultan interesantes, la ilusión por disfrutar de una experiencia similar a la clásica se disipa en gran medida por las limitaciones del control vía giroscopio, ya que en ningún caso ofrece la precisión necesaria en un shooter “on rails” como el que nos ocupa. Además, algunos contratiempos técnicos no ayudan en este sentido, impidiendo en todos los casos disfrutar de la experiencia original de The House of the Dead en pleno 2022. Una verdadera lástima.

Lo mejor

  • Regresar a los niveles clásicos de todo un icono del género
  • Diversión inmediata en solitario o en compañía
  • Extras y elementos inéditos

Lo peor

  • Nivel de precisión a años luz de la experiencia original
  • Rendimiento con continuas bajadas de framerate
  • Apartado gráfico demasiado sencillo y poco ambicioso
6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.