Análisis de Chants of Sennar, la Torre de Babel del videojuego

En 2016, el director Denis Villeneuve (’Dune’, ‘Blade Runner 2049′) firmó una película de ciencia ficción portentosa llamada ‘La llegada’ (hoy día disponible en Amazon Prime Video y HBO Max). En la cinta, varias naves alienígenas aparecen en diversos puntos del planeta y los gobiernos de los países afectados tratan de comunicarse con sus moradores para descubrir de dónde vienen y qué es lo que pretenden. Cuando militares y científicos fracasan en sus esfuerzos, Estados Unidos acaba recurriendo a la doctora Louise Banks (Amy Adams), una lingüista que no tardará en dar con la clave y cuyos progresos iremos siguiendo con fervor durante todo el metraje.

¿A qué se debe la turra con ‘La llegada’? A que Chants of Sennaar, el juego que nos ocupa, bien podría ser una adaptación de la película de Villeneuve. Aunque la historia y estética son otras, nuestro papel es exactamente el mismo que el de Amy Adams. Estamos ante una aventura de puzles en la que tendremos que ascender por una especie de Torre de Babel y sólo podremos hacerlo descifrando antes el lenguaje de sus habitantes. Es una propuesta la mar de ingeniosa que hace las veces de máster en lingüistica. Porque al fin y al cabo, como defiende la doctora Banks, “el lenguaje es la base de la civilización, el pegamento que nos une y la primera arma que se usa en cualquier conflicto”.

La dificultad de los puzles de Chants of Sennaar radica por completo en comprender en qué consisten. Y para eso, tal y como decíamos, deberemos descifrar qué nos están diciendo los personaje y carteles con los que nos vayamos encontrando. Cada vez que escuchemos o leamos una palabra, nuestro protagonista anotará su correspondiente signo en su libretita personal. En ella se nos permite asociar a dichos signos el significado que nosotros creemos que tienen.

Poned por ejemplo que alguien suelta una frase compuesta de dos signos y después nos señala una palanca. Nosotros podemos abrir la libreta en cuestión y asociar al primero “pulsar” y al segundo “interruptor”. Entonces tiramos de la palanca, una puerta se abre y nuestro interlocutor se marcha por ella no sin antes inclinarse hacia nosotros y dejar caer un tercer signo. Por contexto, abrimos el diario y junto a ese escribimos “gracias”. A partir de ese momento, si esas mismas letras se repiten, al lado de ellas leeremos la traducción que nosotros les hemos dado en base a nuestras pesquisas.

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Es como estar en un país anglosajón y no tener ni idea de inglés. Hay que interpretar y razonar en base al contexto, al escenario y al comportamiento de la gente. Si todas las personas a las que nos cruzamos utilizan la misma palabra al empezar a hablar, quizás sea su forma de saludar, su “hola”. Si hay un signo colgando de la puerta de una teatro, quizá quiera decir precisamente eso, “teatro”. Y si alguien levanta una espada cuando nos acercamos y grita algo, a lo mejor nos está diciendo “atrás”. Es tirar de intuición y lógica. Deducir, pensar.

Heredero de Return of the Obra Dinn

Claramente inspirado en Heaven’s Vault, otro indie sobre descifrar un misterioso lenguaje, Chants of Sennaar enriquece las mecánicas de aquel en base a ideas como la del diario, una lección seguramente aprendida de Return of the Obra Dinn. Teniendo en cuenta que el primero fue nominado a un BAFTA y que el segundo tiene un 89 en Metacritic, no son malos referentes.

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Largo y variado, más enciclopedia que diccionario

Al buscar un tráiler del juego para acompañar el texto, nos ha sorprendido ver guías y walkthroughs que lo completan en 3 horas y poco. A nosotros nos ha durado más de 10 horas, aunque también hemos de reconocer que somos duros de mollera, que nos hemos atascado a menudo y que por orgullo nos hemos negado a mirar ningún tipo de manual. En Howlongtobeat se sitúa en torno a las 9.

Lejos de ser un chicle estirado hasta la saciedad, el juego es suficientemente profundo y variado en sus mecánicas como para engancharnos de principio a fin. Primero porque en cada piso de la torre se habla un lenguaje nuevo y cada vez más complejo. Hay cientos de glifos y hasta se cruzan los idiomas, necesitándose unos de otros para las traducciones a la manera de la piedra de Rosetta.

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Y en segundo lugar y más importante, porque Chants of Sennaar no para de romperse el coco para aportar nuevas ideas. Hay fases de sigilo, inventario de objetos, laberintos, minijuegos, secretos a punta pala y detrás de todo, un lore fascinante. Su trama habla de la religión, los diferentes estratos sociales y la formación de una civilización desde sus estratos más primigenios. Nos recuerda a Isaac Asimov en la trilogía de la Fundación.

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Orgasmo visual

La idea es buena, la ejecución brillante y la historia está elegida a la perfección, pero no contento con eso, Chants of Sennaar nos regala un apartado artístico del más alto nivel. Uno de ambientación desértica que parece heredar los colores de Journey o Sable, pero las construcciones de Ico, el juego de Fumito Ueda a su vez inspirado en la arquitectura de las obras de Giorgio de Chirico. Es otra de esas obras que desafía a quienes duden de los videojuegos como arte. Lo mismo con esa banda sonora que de ahora en adelante nos acompañará siempre que queramos algo para estudiar, trabajar o simplemente relajarnos.

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¿Acaso tiene algún pero?

Por buscarle los tres pies al gato, pecar de tiquismiquis y materializar el emoji del empollón, es verdad que atascarse nos lleva a explorar sus escenarios y el movimiento de Chants of Sennaar vía point and click acaba haciéndose lento. Del mismo modo, el juego va ofreciéndonos de vez en cuando formas de “confirmar” el verdadero significado de un signo y podemos probar con todos hasta acertar, haciendo trampas sin penalización alguna. Eso y una recta final un poco acelerado y sencilla no empañan en ningún momento lo que insistimos, es una de las grandes experiencias de 2023.

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