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Bugsnax

Bugsnax

  • PlataformaPC7.5PS47.5PS57.5XBOXBSNSWIPHIPD
  • GéneroAventura
  • DesarrolladorYoung Horses
  • Lanzamiento12/11/2020 (PC, PS4, PS5)28/04/2022 (XBO, XBS, NSW)12/07/2023 (IPH, IPD)
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorYoung Horses

Somos lo que comemos

Bugsnax, análisis: Bocaditos de Cronenberg

Lo nuevo de los creadores de Octodad nos lleva a una isla para capturar aperitivos con patas y mutar el cuerpo de sus habitantes. Suena divertido.

Actualizado a

Aunque Bugsnax es un juego para todos los públicos (bueno, técnicamente para mayores de siete años, pero eso ya es ponerse puntillosos) y accesible de forma gratuita como uno de los primeros títulos incluidos en el servicio PS Plus para PlayStation 5 (aunque también está disponible en PS4 —versión que hemos jugado— y PC vía Epic Games Store), tiene algo perturbador que impide bajar la guardia a pesar de sus colores vibrantes y simpáticos personajes. Creado por Young Horses, responsables del también peculiar Octodad: Dadliest Catch, el juego nos lleva la ficticia (esperemos) Isla Tentempié para elaborar un reportaje sobre las propiedades de los Bichisnax, unas criaturas a medio camino entre animales y frutas, galletas, bocadillos u otras comidas preparadas. A nuestra llegada, por desgracia, la tarea se complica debido a un aterrizaje accidentado y el descubrimiento de que la líder de la expedición, Elisaberta Higochumbo —Lisa para los amigos— ha desaparecido.

Canelo Torrija, autoproclamado alcalde de Snaxburgo —el asentamiento levantado en la isla— hace las veces de anfitrión en su lugar y nos entrega la Bichitrampa que nos permitirá atrapar estos extraños animales comestibles. Un híbrido entre fresa e insecto que merodea la zona es nuestro primer objetivo, el tutorial de rigor. Al acercarnos se esconde en un arbusto, pero también disponemos de una cámara con escáner (el Snaxcopio) que permite recabar información y mostrar su ruta, así que capturarlo es tan sencillo como dejar la Bichitrampa en el suelo, alejarse y activarla por control remoto cuando el Bichisnax pase por ella. Jubiloso, Canelo insiste en que se lo echemos en la boca y ¡plop!: al comerlo, su mano se convierte en un muñón con forma de fresas. Es el punto de partida de un juego que después se vuelve incluso más raro.

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Problemas en el Snaxaíso

Unas cuantas capturas más y el encuentro con otro par de personajes tan extravagantes como Canelo son la antesala de la llegada a Snaxburgo, centro neurálgico de la isla ahora casi despoblado. Sin embargo, el abandono no ha estado propiciado por el hecho de que el consumo de Bichisnax CONVIERTA LOS MIEMBROS DE LOS PROPIOS PERSONAJES EN TROZOS DE COMIDA. No. Esa parte, por lo visto, la aceptan sin problemas (a su favor, el diseño de los gruñecos —raza de peluches reminiscente de las marionetas de Barrio Sésamo— ayuda a lidiar con el creciente componente de horror corporal). Como Canelo bien nos informa, y vemos de primera mano en las interacciones con sus antiguos vecinos, la espantada se debe a múltiples rencillas personales que acabaron por dinamitar la convivencia en la aldea.

Por tanto, nuestro objetivo de ahí en adelante es salir en busca de todos los demás personajes, explorando el resto de la Isla Tentempié en primera persona (nuestro avatar nunca se llega a ver o nombrar de forma directa), averiguar qué motivó que cada uno abandonase el confort de su casa en Snaxburgo y qué recados conseguirán que regresen para luego poder entrevistarlos y unir las piezas que nos ayuden a dar con Lisa. Esto se traduce en un desarrollo relativamente lineal en el sentido de que los gruñecos se reparten por una serie de zonas con diferentes temáticas (la pradera inicial, una playa, un cañón rocoso, una ladera nevada) abiertas forma secuencial, a medida que regresan y aportan pistas u objetos para resolver la búsqueda principal, pero dentro de cada área hay cierto grado de libertad tanto para elegir entre ellos —suele haber dos gruñecos por zona— como para cazar los Bichisnax que requieren.

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Bugémon Snax: Hazte con todos

Porque sí, aunque las disputas comunales y la desaparición de Lisa sean el hilo conductor —además de la disculpa para ejercer un poco de detective y buscar diarios o resolver acertijos—, la jugabilidad se asienta sobre todo en la búsqueda y captura de estos manjares vivientes. Bugsnax carece de combate, no podemos andar por ahí dando mamporros o atacando con armas tradicionales, así que la caza se convierte en un constante ejercicio de lógica: colocar la Bichitrampa en la ruta predeterminada de un Bichisnax puede funcionar en algunos casos, pero el juego pronto requiere bajarlos de muros y paredes, capturarlos al vuelo, desenterrarlos o atontarlos antes de meterlos en una red (perdón, Bichi Red). Algunos incluso están envueltos en llamas o emiten un frío tan intenso que nos congela al acercarnos, así que, aunque el personaje no tiene medidor de vida ni muere —solo son incordios temporales—, también tenemos que dar con la forma de adecuar su temperatura antes de cogerlos.

La clave está en la observación y, de un modo similar a Pokémon Snap —pero con movimiento libre—, usar el equipamiento, el entorno o incluso otros Bichisnax para conseguir los resultados deseados. Por ejemplo, más allá de la trampa y la red, al poco de empezar también conseguimos un tirachinas (apodado Tirasalsas) para disparar mejunjes de diferentes sabores, herramienta de gran utilidad que funciona en tándem con las pistas proporcionadas por el Snaxcopio. Gracias a éste averiguamos que los Bocatoritos (hamburguesas con patas) se lanzan contra todo lo que lleve kétchup, lo que sirve tanto para sacudir arbustos con otros Bichisnax ocultos como para atontarse ellos mismos; o que los Mangrejos (cangrejos de manzana) sienten predilección por el chocolate, así que desenterrarán por nosotros a las Piñántulas (piña + tarántula) de la playa si primero rociamos las hojas que emergen de la arena.

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Estos sabores también se pueden aplicar sobre la Bichi Bola, una esfera de cristal con un Bichisnax adiestrado que persigue un puntero láser y resulta útil tanto para sacarlos de escondrijos como para hacer que la persigan si está untada con una sustancia de su agrado. Otros ítems clave son la Lanzadera, un trampolín que permite propulsar al protagonista, los Bichisnax u otros objetos en la dirección que queramos; el Atrapasnax, que lanza un gancho prensor para agarrar cosas desde la distancia; y el Tira Ñam, que tiende un cable entre dos puntos y sirve tanto para conducir elementos (fuego, hielo) como para hacer tropezar a Bichisnax cuya trayectoria les lleve directos hacia él. Una vez con el repertorio completo, el juego permite experimentar e incluso dar con soluciones alternativas a «puzles» que a menudo no tienen una única solución o se pueden resolver recurriendo al resto de la fauna.

Por ejemplo, una de las tareas encargadas por los gruñecos requiere romper un par de Huevichos (huevos, vaya) y, para lograrlo, tan pronto podemos ponerlos en la trayectoria de otro que los enviste y los resquebraja como lanzarlos hacia uno en llamas que los calienta hasta que el Bichisnax de su interior sale asfixiado al exterior. No nos vamos a detener en más casos específicos porque descubrir por uno mismo estas reacciones es parte de la gracia, algo que incluye revelaciones tan sorprendentes como que algunos Bichisnax se fragmentan formando nuevas criaturas. Es cierto, eso sí, que el centenar de especies disponibles para capturar es una cifra que se consigue a base de reutilizar variantes con diferentes colores o propiedades, y también que la segunda mitad puede terminar haciéndose un poco más monótona por eso y porque dejamos de recibir nuevo equipamiento, aunque el juego se puede completar en 5-6 horas, así que difícilmente es un problema de gran importancia.

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Colecciones, mutaciones y terapia

Cabe matizar también que esas 5-6 horas solo tienen en cuenta lo básico, que es cumplir las demandas iniciales de los gruñecos, conseguir que vuelvan a Snaxburgo y, tras completar las pesquisas pertinentes, acceder a la recta final para resolver el misterio de la isla (el juego adelanta de forma inequívoca el punto de no retorno, aunque tras completarlo volvemos para seguir jugando). Si, en cambio, queremos cazar las 100 especies y completar las misiones secundarias, la duración se duplica con facilidad. Conseguir que los gruñecos regresen solo es la mitad del trabajo, ya que una vez de vuelta en la aldea, las viejas rencillas resurgen y nos toca hacer de mediador o ayudarles para culminar sus pequeños arcos argumentales.

En la práctica, esto normalmente significa seguir cazando y alimentándolos con más Bichisnax de su elección (algo que también podemos hacer por voluntad propia, transformando más y más sus cuerpos... Si es que nos va esa clase de cosas... O queremos conseguir ciertos trofeos). Pero en ocasiones también involucra participar de una forma más activa en la vida diaria de Snaxburgo, lo que no es un simple decir porque cuenta con un reloj que rige ciclos día-noche de los que depende tanto la aparición de algunos Bichisnax como las rutinas de los gruñecos. No es algo particularmente complejo (moverse por el poblado, ir al baño, acostarse al caer la noche), pero de vez en cuando da pie a situaciones curiosas, como descubrir algún caso de sonambulismo o la verdadera naturaleza de ciertos personajes.

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Si nos sumergimos en estas pequeñas historias, poco a poco queda patente que el consumo de Bichisnax no se limita a una cuestión de simple glotonería y que el reemplazo de miembros por comida es una transformación con la que no les importa lidiar porque ven en ella un catalizador hacia otra transformación de carácter interno. Bugsnax ofrece una mirada ligera y digerible (ejem) a las inseguridades y carencias de personajes que han visto en Isla Tentempié una oportunidad para mejorar su vida. De nosotros depende contribuir a ello, proceso en el que, de paso, a veces se abre acceso a los Bichisnax legendarios que proponen los mayores retos del juego. Es una fórmula extraña y retorcida en su justa medida (volvemos a la introducción y su adecuación a todos los públicos), pero le sirve para crear un aura única y refuerza la quizá no demasiado sorprendente —pero sí efectiva— revelación final.

Bugsnax en PlayStation 4

Como comentamos al principio, a pesar de ser uno de los títulos destacados para el lanzamiento de PS5, hemos analizado Bugsnax en base a la versión PS4, donde no oculta sus orígenes humildes ni se cuela entre los destacados de la generación que termina en lo que al apartado técnico se refiere. Los escenarios y personajes resultan algo simples en aspectos como geometría o animaciones (los Bichisnax recurren a emoticonos literales para expresar sus estados de ánimo, decisión creativa tan extravagante como hilarante, a juego con el resto de la obra), aunque, por suerte, el agradable apartado artístico hace fuerza por otro lado. Los gruñecos en particular brillan gracias a sus diseños y un doblaje inglés excelente que contribuye de sobremanera a la hora de imprimirles vida propia. Algo parecido se aplica a los Bichisnax, que no tienen diálogos como tal, pero exclaman sus propios nombres como los Pokémon en la serie de animación, sumando también al delirio general.

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Dicho esto, algo donde la versión de PS4 (estándar) sí deja margen de mejora claro es en el rendimiento: aunque no de forma constante o grave, el juego padece algunos tirones perceptibles en el framerate, sea al recorrer las áreas de mayor amplitud —que nunca son de verdad grandes en comparación con otros mapas que ha movido la consola— o al realizar los guardados automáticos que registran cada progreso. Por otro lado, las pantallas de carga entre las diferentes zonas de la isla pueden oscilar entre los 20 y los 30 segundos —a veces incluso más—, algo que sorprende viendo su moderada escala y nivel de detalle. Son contratiempos que no arruinan la experiencia, pero deberían ser aliviados post-lanzamiento en la medida de lo posible.

Bugsnax en PlayStation 5

La versión de PS5 —que también hemos probado— no cambia la humildad con la que se presenta el juego, con sus virtudes en el apartado artístico y su sencillez en lo técnico. En este sentido, sí que gana sobre todo por su rendimiento. Por un lado, los tiempos de carga se reducen drásticamente y en menos de 5 segundos saltamos del botón de iniciar partida a arrancar la escena introductoria. También notamos que hay mejoría en las transiciones entre zonas, que cargan en menos de 10 segundos en la nueva consola de Sony. Añadir que no hemos notado los tirones que se ven en PS4, ofreciendo una experiencia mucho más fluida y en general, suave y sin problemas.

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Destacar también que Bugsnax hace un tímido acercamiento a las posibilidades hápticas del DualSense. En el arranque del juego notamos cómo vibra el mando mientras está lloviendo. Es verdad que la sensación queda muy lejos del mismo efecto de lluvia presente en Astro's Playroom, donde realmente uno puede notar las gotas cayendo constantemente. Aquí es algo más sutil y menos trabajado, pero la intención está ahí, como está también el hecho de notar pequeñas vibraciones mientras caminamos entre la hierba. En general, la experiencia DualSense no es comparable a la del juego presintalado y protagonizado por Astro Bot —el uso de las resistencias en los gatillos es un poco torpe— pero se agradece la implementación y, aunque podría ser mejor, la experiencia gana enteros con el mando de PS5.

Nota: 7.5

Conclusión

Bugsnax es uno de esos títulos que nos gusta descubrir porque, aun con sus limitaciones o carencias, aportan algo nuevo a catálogos llenos de ofertas por lo general más similares entre sí. En algunos momentos, su concepto de búsqueda, interacción y captura de criaturas puede recordar a juegos como Pokémon Snap, Viva Piñata o Ape Escape, pero el resultado resulta fresco y distintivo incluso entre ellos. Y aunque la repetición termina haciendo algo de mella en la fórmula a la larga, el centenar de Bichisnax y el equipamiento disponible permiten bastante experimentación y el uso de pensamiento lateral para dar con soluciones alternativas. Su reparto de personajes, los gruñecos, también ayuda a perfilar una personalidad única en el terreno narrativo, con diálogos divertidos, conflictos inesperados y la constante perplejidad causada por sus mutaciones. Sea como postre para despedir PS4 o como aperitivo para dar la bienvenida a PS5, Bugsnax es un bocadito de fuerte sabor propio y fácil digestión.

Lo mejor

  • El concepto tras los Bichisnax y las transformaciones. Único y delirante.
  • Los gruñecos y sus dramas. Un reparto memorable que invita a involucrarse.
  • Algunas de las situaciones llegan a ser bastante elaboradas, requiere usar la cabeza.
  • Abundante contenido si queremos ver y conseguir todo.

Lo peor

  • Las tácticas de captura se acaban repitiendo para un gran número de Bichisnax.
  • Algunos desniveles técnicos tanto en los gráficos como el rendimiento.
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.