Shadows of the Damned: Hella Remastered, análisis - El inesperado y triunfal regreso de García Hotspur

El relanzamiento en plataformas modernas de varios títulos clásicos de Goichi Suda —alias Suda51— como No More Heroes y No More Heroes 2 daba a entender que otros videojuegos queridos de este creativo japonés también podrían regresar. Eso es lo que ha sucedido en 2024 con Lollipop Chainsaw y Shadows of the Damned, que llega en forma de remasterización con la coletilla Hella Remastered. ¿Lo mejor de todo? Este Shadows of the Damned: Hella Remastered es una propuesta honesta en aquello que ofrece, por lo que se trata de un lanzamiento a precio reducido. Seguid leyendo si queréis adentraros en esta pesadilla surrealista protagonizada por García Hotspur...

Análisis de Shadows of the Damned: Hella Remastered para PlayStation 5 y Xbox Series X

El Shadows of the Damned original de 2011, desarrollado por Grasshopper Manufacture y publicado por Electronic Arts, fue un título con mucha personalidad propia. Aunque también fue el juego que rompió el corazón a Suda51. Así lo definió Shinji Mikami, padre de la saga Resident Evil y productor de este título, dadas las numerosas reescrituras del guion que EA impuso a Goichi Suda.

Shadows of the Damned: Hella Remastered es un nuevo videojuego de 2024 basado en el original que esta vez viene de la mano de NetEase. García Hotspur es un cazademonios que debe salvar a Paula, su novia, de las garras de Fleming, el malévolo Señor del Inframundo que la ha secuestrado.

Al ser un análisis de un remaster, no vamos a ahondar en el desarrollo o sus mecánicas jugables; en su lugar os recomendamos que leáis el texto que nuestro compañero Ramón Méndez redactó en su momento. Siendo el tipo de producto que es, nos vamos a centrar en si merece la pena o no teniendo en cuenta sus arreglos y todo lo que aporta este nuevo lanzamiento.

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A nivel técnico, Shadows of the Damned: Hella Remastered cumple. El rendimiento general es bueno, y el título funciona a 4K 60 FPS estables sin tirones ni ralentizaciones de ningún tipo. Solo faltaría que en una pretendida remasterización, su aspecto más esencial fallase. Además, al tratarse de un videojuego de disparos en tercera persona con bastante acción y frenetismo, era muy importante que hubiese mimo y una mayor fluidez, y Hella Remastered no defrauda en este apartado. La fidelidad visual es buena y no hay problemas de antialiasing o dientes de sierra.

El paso del tiempo se nota más en este título que en otros de su época por una razón principal: el original tenía el mismo aire a serie B que ha caracterizado la obra de Goichi Suda. Esto es evidente en aspectos como las toscas animaciones en las escenas o los modelos de los personajes y enemigos. Su estudio nunca ha gozado de grandes presupuestos que le permitan desarrollar superproducciones de varios cientos de millones de dólares. Y tampoco le ha hecho falta, pues de la necesidad nace el ingenio.

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En otros aspectos como los escenarios, su tamaño y su diseño tampoco había mucho margen de mejora. El videojuego de 2011 pecaba de ser pasillero en su fórmula similar a la de Resident Evil 4, lo cual nos lleva de nuevo a que el trabajo de remasterización ha tenido que ver, principalmente, con el aspecto del rendimiento, donde la labor ha sido francamente buena.

Cabe destacar también que las no pocas transiciones entre los momentos de luz y oscuridad están bien ejecutadas y son fluidas. Mientras que en el juego de 2011 había leves tirones cada vez que la oscuridad engullía la pantalla, aquí estos cambios se producen de una manera más orgánica, lo cual no dificulta el avance del juego y favorece este peculiar diseño visual y jugable.

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El gunplay del original necesitaba algo más de refinamiento, y lamentablemente es un aspecto que permanece inalterado en esta remasterización. La primera toma de contacto puede ser dura porque las miras láser no son tan precisas como en Resident Evil 4, una de sus grandes inspiraciones. Básicamente, el punto láser es demasiado grueso, lo que dificulta apuntar con precisión, especialmente si queremos pegar tiros en la cabeza. Esto da lugar a que los primeros capítulos se nos hagan un poco cuesta arriba debido a estos problemas al apuntar. No obstante, una vez superado este gran obstáculo, el resto de la aventura no nos costará tanto.

Otra de las grandes novedades no disponibles en el Shadows of the Damned original es el añadido de un modo Nuevo Juego Plus. Es exactamente lo que el nombre sugiere: podemos volver a empezar de cero tras completar la aventura una vez, pero conservando el arsenal de García y las mejoras de Johnson, lo que nos ayuda a dar una segunda vuelta siendo tremendamente poderosos desde el principio, así como recoger cualquier Gema Roja que se nos pasara durante el primer recorrido. Esto permite eventualmente mejorar al máximo nuestras habilidades y arsenal, algo que no era posible en el juego de 2011. Es una inclusión de agradecer, ya que facilita sucesivas vueltas en las dificultades más altas y la “limpieza” de logros y trofeos de cara a completar el título.

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Otros extras menores son varios trajes con los que podemos equipar a García, incluyendo un aspecto de Eight Hearts/Ocho Corazones extraído directamente de Travis Strikes Again: No More Heroes, todo un guiño para los fans más puestos en la obra de Suda.

Pero vayamos al otro gran quid de la cuestión: la dolorosa. ¿Cuánto cuesta la broma? No temáis, porque este es uno de los aspectos más positivos del título: su precio de lanzamiento es de 24,99€. Es uno de sus puntos fuertes y que pone de manifiesto que Grasshopper es consciente del tipo de lanzamiento que es, principalmente pensado para contentar a los fans y atraer a nuevas audiencias. Lamentablemente, no tendrá una edición física con una gran tirada, pues la versión en formato físico queda restringida a Limited Run. Una lástima.

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En resumen, Shadows of the Damned: Hella Remastered es un lavado de cara de un videojuego que tiene más de diez años y cuyo rendimiento no era el ideal. Es una manera conveniente de poder volver a disfrutar de él como debía funcionar, además de suponer la mejor puesta en escena posible para quienes no disfrutasen de este third person shooter.

Pese a sus novedades y cambios a mejor, como sus añadidos y extras son tan pocos, teniendo en cuenta el paso del tiempo optamos por darle la misma valoración que le dimos al Shadows of the Damned de 2011: un ocho sobre diez. Sigue siendo un juego muy divertido que derrocha personalidad, y con una gran ambientación. Pero ahora se ve y rinde mejor.

Nota de transparencia: este análisis se ha podido realizar gracias a un código de review proporcionado por Premiercomms.