Análisis de Hades 2, la épica gesta de la diosa de azafranado peplo

El otoño acaba de dar comienzo y, con él, Perséfone regresa al reino de los muertos para reunirse con Hades. SuperGiant Games, por su parte, también nos abre las puertas del Inframundo con Hades 2, la secuela del roguelike con el que conquistó a los jugadores y amantes de la mitología griega. Después de un año y medio de early access que nos dejó muy buen sabor de boca, la princesa Melínoe regresa el 25 de septiembre a PC (Steam), Nintendo Switch 2 y Nintendo Switch con una versión 1.0 lleno de magia, sorpresas y lecciones aprendidas.

Una honrosa reinterpretación de la mitología griega

Aunque las adaptaciones de la mitología griega son tan antiguas como la misma Edad de Hierro, el interés por lo helénico está experimentando un nuevo auge gracias a obras como Epic, el musical de Jorge Rivera-Herrans que reintrepreta La Odisea de Homero; y el próximo estreno de Christopher Nolan sobre la misma obra. En videojuegos, God of War es uno de los mayores ejemplos, con una oscura visión sobre el Olimpo.

Con Hades 2, Supergiant Games vuelve a demostrar un profundo cariño y conocimiento sobre la cultura griega clásica, al igual que hizo con la aventura de Zagreo. Su clave reside en una reimaginación de los mitos con una perspectiva moderna y cierto toque de humor que, a su vez, respeta la esencia de las leyendas helénicas.

Hades II guarda diversos paralelismos con su predecesor, como anotamos en nuestras primeras impresiones y, no obstante, huye de un continuismo aburrido. Nuestra protagonista Melínoe, al igual que su hermano, parte de un mito no tan conocido como otros tantos, lo cual da pie a Supergiant Games para traernos una epopeya diferente al enésimo retelling de La Ilíada.

En esta ocasión, asistimos a una nueva versión de la Titanomaquia: Cronos, el titán del Tiempo, quien fue derrotado por sus hijos, ha tomado su venganza. Ha conquistado el Inframundo y mantiene el Olimpo bajo asedio. La diosa Hécate consigue huir a tiempo y se lleva con ella a Melínoe, hija de Hades y Perséfone, y la entrena desde su niñez para que pueda rescatar a su familia.

Regreso al Inframundo

La joven ninfa de azafranado peplo, ya adulta, inicia el viaje para el que lleva preparándose toda su vida. Nuestro punto de partida es el campamento oculto en Las Encrucijadas, el reino de Hécate, donde nos preparamos antes de adentrarnos en las profundidades hasta llegar al Tártaro para dar fin a nuestro abuelo. Desde aquí también, al igual que en la sala del trono de Hades, podemos hablar con otros compañeros como nuestra mentora, la traviesa Dora o el sabio Odiseo, y profundizar en nuestra relación con ellos.

Aquí, el sistema nos resulta familiar para quienes ya jugamos a Hades. En cada reino, la disposición de las salas cambia, con diferentes rutas que nos guiaran hacia unas recompensas u otras. Por el camino, recibiremos las visitas de dioses que nos concederán sus dones para aumentar y especializar nuestro poder. Y no cabe pasar por alto los apasionantes combates contra jefes muy memorables, tanto por motivos jugables como mitológicos.

Como en todo buen roguelike, moriremos mucho, y es que ningún enemigo es desdeñable. A esto se suma la aleatoriedad que puede jugarnos buenas o malas pasadas y, en ocasiones, sí hemos echado en falta que no se reflejen alguna de nuestras inversiones de cara a favorecer las siguientes incursiones. Pero cada fracaso forma parte del proceso, del aprendizaje y del desarrollo de la narrativa. Con cada regreso al campamento, Melínoe podrá usar los recursos obtenidos cada noche para prepararse mejor hacia una nueva tentativa. Así, la princesa del Inframundo es diferente a su hermano: tiene su ataque básico y especial, y un hechizo basado en un círculo de contención, todo ello con su versión potenciada con magia. Además de su arsenal, que iremos descubriendo, Melínoe cuenta con una baraja de arcanos desbloqueables que nos dan ciertas ventajas. Cada uno de estos naipes requiere un número de puntos de conocimiento que aumentaremos con la psique recolectada, de tal modo que debemos escoger cuáles son los que más nos favorecen y en cuáles merece la pena invertir o sacrificar puntos.

Diversos dioses acudirán al encuentro de Melínoe para concederle sus bendiciones, pero hay una protectora especial: Selene, la personificación de la Luna, quien nos otorgará un conjuro que cargaremos al consumir una cantidad determinada de magia y que nos servirá de gran ayuda durante los combates.

En el caldero, presidido por nuestra mentora Hécate, iremos preparando fórmulas para mejorar nuestras capacidades y oportunidades: construir pozos de Caronte para adquirir artefactos, asegurar al menos una fuente de recuperación de vida en cada reino, cultivar un huerto con plantas que necesitaremos para otros hechizos y lanzar el conjuro para adoptar a un animal familiar que nos acompañe en nuestro viaje y nos preste su inestimable ayuda durante los combates.

Lecciones aprendidas de un early access prometedor

Con respecto al early access, se notan notables mejoras en la curva de dificultad y en el balance entre las diferentes armas y los dones divinos. Es de agradecer también que podamos llevar simultáneamente todas las herramientas de recolección de recursos, en lugar de tener que elegir una de manera exclusiva. Asimismo, la narrativa está mucho mejor cohesionada, con constantes referencias a nuestro progreso y decisiones, y cabe elogiar una localización —esta vez, elaborada por profesionales— sustancialmente mejor a la del primero. Hades 2, aunque más exigente que su predecesor, nos ofrece un sinfín de posibilidades a la hora de edificar la build más óptima para Melínoe. En cuanto a las armas, es inevitable tener favoritas y cada una de ellas nos obliga a plantear el combate de manera diferente, si bien todas ellas presentan cualidades muy atractivas. Cuando, además, accedamos a sus respectivos aspectos, la jugabilidad se vuelve aún más compleja e interesante.

Hades 2 presenta una sorpresa que ya conocimos en el early access y que, cuando tememos que el juego puede caer en la repetitividad —el gran peligro de los roguelike—, nos abre un nuevo mundo: la ruta hacia el Olimpo, que nos ofrece nuevos biomas, con distinta navegación y nuevos retos que nos crean la sensación de estar jugando a un DLC integrado. Si, además, tenemos ciertas costumbres aprendidas del Inframundo, necesitaremos reevaluarlas: para quienes gustemos de armas a corta distancia como las hijas Lim y Oros, tal vez debamos mirar con más aprecio el Cráneo Argenteo, cuyos disparos nos serán mucho más útiles contra ciertos enemigos y jefes. Alcanzar a la superficie requiere, por su lado, sus respectivas fórmulas para desbloquear el sello que impide el acceso y para evitar que Melínoe, de origen ctónico, se ahogue en las tierras exteriores. Cada noche, podremos optar por el periplo al Inframundo o al reino de los dioses, y tanto desterrar a Cronos como acabar con el asedio al Olimpo serán necesarios para completar el juego. Cada incursión, según nuestra pericia, puede durar unas 3 horas, con lo que acabamos obteniendo una partida de unas 25 horas si los hados son favorables en cada noche.

Un bello homenaje a la figura de la hechicera

Hades 2 mantiene ese sentido de maravilla que nos enamoraba del primero. La mejora gráfica se aprecia en el preciosismo de cada escenario, en una mayor vitalidad de los retratos y en los excelentes diseños de los mismos personajes mitológicos, donde apreciamos el cariño y el conocimiento de Supergiant por cada una de las figuras: Zeus, con su melena difuminada en una tormenta; Afrodita —en su aspecto Areia—, adornada de rosas, y con una pintura facial similar a la de su amante ares; una afable Hestia con el brasero del hogar coronando su divina cabeza.

Supergiant Games presenta en Hades 2 un afectuoso homenaje a la figura de la hechicera. La magia es la espina dorsal del talento de Melínoe, acunada por divinidades relacionadas la Luna. La misma Hécate, Selene y Artemisa serán las compañeras más cercanas y también contaremos con la presencia de otras damas relacionadas con la hechicería y que no desvelaremos, puesto que gran parte del encanto de Hades 2 es ese primer encuentro que tenemos con personaje mitológicos que ya conocemos y esperamos y que renueva nuestro asombro por el juego.

Zagreo ya marcó un hito dentro del videojuego al postularse como candidato al GOTY y su hermana Melínoe sigue la misma senda. Hades 2 toma el mismo sistema roguelike de la anterior entrega y profundiza con nuevas mecánicas y giros narrativos que no solamente nos animarán a intentar la victoria una noche más. Y no olvidemos la hermosa banda sonora de Darren Korb, quien retrata a la perfección cómo sería el canto de las sirenas... y de las diosas.

Este juego ha sido analizado en su versión para Nintendo Switch 2

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