Análisis de Emio - El Sonriente, una historia que atrapa y que demuestra la fortaleza del género

En un debate sobre géneros de videojuegos, siempre hay algunos que se perciben como menores frente a los más comunes. El shooter o los mundos abiertos tienen más nombre que al tratar sobre un RTS o una visual novel. Precisamente cuando se habla de novelas visuales se hace desde un prisma a veces negativo. ¿Por qué? Pues por los prejuicios de siempre, los que llevan a que la media del público prefiera un entorno plenamente interactivo frente a un género que prioriza la narrativa por encima de todos los demás elementos. Quizá esa corriente de pensamiento nazca de la falta de conocimiento sobre los referentes del género. En este análisis tratamos precisamente de un juego que busca llevar a las masas una forma de entender el videojuego perfectamente válida, que lleva con nosotros mucho más de lo que pensamos y que tiene la misma fuerza que un derechazo de Saúl ‘Canelo’ Álvarez.

Nos referimos a Emio - El Sonriente: Famicom Detective Club. Su revelación estuvo envuelta en misterio. ¿Quién era Emio? ¿Quién estaba detrás del personaje con la bolsa sonriente en la cabeza? Las dudas se resolvieron pronto con el regreso de una franquicia mítica en el género. Sorprendente, todo hay que decirlo, pero una vez a los mandos las dudas se van disipando poco a poco. Este análisis está libre de spoilers; de hecho, no hablaremos sobre el contexto de la trama, ni del momento en el que parte ni detalles concretos. La mejor recomendación que os podemos dar es que no os informéis de qué trata. Así los golpes de la trama surten mayor efecto.

Bajo el abrigo del detective

El misterio que envuelve el caso de Emio parte de dos focos de investigación. Por un lado se encuentra la policía, los que intentan ir por delante del resto de investigadores y tienen la voz cantante en el desarrollo de la misma. Sin embargo, el segundo lado está centrado en una pequeña oficina de detectives privados que apuesta por el talento de los más jóvenes. Durante la investigación nos pondremos tras los ojos del protagonista, al que podremos dar nombre, y los de Ayumi Tachibana, nuestra fiel compañera.

Aunque estemos ante una visual novel, a nivel mecánico las conversaciones se desarrollan en base a ciertas interacciones que podemos realizar. ‘Hablar/Escuchar’ suele estar ligado a una opción concreta que se despliega dependiendo del momento en el que nos encontremos de la conversación. Por ejemplo, si estamos hablando con alguien sobre un tercero, se desplegará el nombre de ese personaje al que nos referimos junto a una opción llamada ‘observaciones’. El diálogo fluye, pero suele pararse cada poco tiempo para proseguir sobre el mismo tema (previa selección).

Tenemos otras opciones en la que apoyarnos cuando la conversación no continúa. Ocurre igual que en la vida real. No siempre estás reaccionando en todo momento a la información que te transmite el de delante, sino que debes procesarla, pensar e incluso tener presente el entorno. De ahí nacen opciones como ‘Examinar’, en la que sale una lupa para poder extraer información de elementos concretos de la escena, y ‘pensar’, que suele ser el gatillo que apretar cuando no sabemos hacia dónde continuar.

Nuestros problemas con el sistema actual que plantea el juego es que en numerosas ocasiones no queda claro qué debes hacer para continuar. Su sistema de conversación parece sencillo, pero a veces pide activar un input concreto que no es evidente. Cansa tener que ir apretando algunas opciones sin ton ni son para dar con la tecla que nos permita avanzar. También hay otros momentos donde busca ir un poco más allá en las labores de investigación y se queda un poco en tierra de nadie por la ausencia de mecánicas adheridas. A veces parece que busca ser una aventura gráfica tradicional (algo que le sentaría realmente bien dado lo que propone, para qué decir lo contrario) y lo único que consigue es extender en el tiempo momentos que tienen unos tiempos más marcados en la visual novel de toda la vida.

Narrativa impecable: el misterio te envuelve

Pero donde Emio - El Sonriente: Famicom Detective Club atrapa al jugador es con su historia. Comienza como una trama más de asesinos en serie con un toque adolescente, aderezado con los tópicos japoneses. Para nada: solo necesita un par de capítulos para despojarse de todas las cadenas y desatar un arco narrativo repleto de misterio que hasta el desenlace no destapa todas sus cartas. Y en este género es muy difícil lograr mantener la mayoría de hilos desplegados hasta la recta final. Se nota mucho la mano de Yoshio Sakamoto, conocido internacionalmente por su papel como diseñador, productor y director de buena parte de la franquicia Metroid. Lo que muchos fans no saben es que también fue el creador de las entregas originales de la saga Famicom Detective Club. Para Emio, Sakamoto ha trabajado personalmente en el regreso de la marca.

Conoce muy bien el momento en el que debe dar un impulso a la narrativa. En cuanto a ritmo es casi impecable. Decimos ‘casi’ porque algunas veces se pierde en conversaciones que no aportan nada al retrato de los personajes (sobre todo de cierto detective de la policía, pesado donde los haya). No elude el relleno, pero por fortuna suelen aparecer como momentos de alivio entre golpe y golpe de la trama. Debemos hacer hincapié en el reparto: fantástico. Se coge cariño muy rápido a los rostros en los que se apoya la trama. Desde nuestra compañera de batalla (y personaje también controlable) hasta las historias que confluyen de manera paralela con el hilo conductor protagonista.

En una visual novel la animación es uno de los vehículos que transmiten también la narrativa. Los gestos, reacciones, los movimientos... Se debe poner detalle en la manera en la que los sentimientos afloran en el que tenemos delante. Aquí nos encontramos con un nivel de animación excelente. Los rostros transmiten muy bien lo que sienten. Las ilustraciones aparecen nítidas y repletas de detalles. Todo hay que decirlo: en algún momento puntual hemos tenido que tirar de Google Lens para traducir algún cartel del japonés al español. ¿Por qué? Pues porque en momentos determinados para avanzar exige escribir una o varias palabras, y de ahí no pasa. Si te has despistado un poco, no encontramos posibilidad de volver atrás y leer el cuaderno. La localización al castellano está presente en textos. Las voces solo se encuentran en japonés, al igual que todos los entornos (algo lógico al ambientarse en el país).

Nos ha sorprendido lo retorcida que se vuelve la trama conforme se va llegando al colofón. Va tomando tintes oscuros, gore; pero tampoco elude tratar temas sensibles y de rigurosa actualidad. Dentro de que evidentemente es una ficción construida para ser efectista en los giros, encontramos mensajes entre líneas sobre la salud mental. Insistimos: golpea con contundencia.

Este análisis ha sido realizado con un código cedido por Nintendo Ibérica.