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Amnesia: The Bunker

Amnesia: The Bunker

Análisis

Amnesia: The Bunker, análisis. Uno de los juegos más aterradores del año

Analizamos la cuarta entrega de la saga Amnesia, un cruce entre Slenderman y Alien Isolation.

El tiempo no pasa en balde, el tiempo pesa, nos pesa a todos, incluso a la saga Amnesia, a la que venimos salvando por pura nostalgia de la calidad un tanto irregular de sus últimas entregas. Porque nuestro cariño hacia The Dark Descent es proporcional a los buenos recuerdos que guardamos hacia esa época suya, la de 2010, la de los albores del streaming, cuando no había doscientas personas reaccionando a lo mismo y forzando una personalidad impostada ante la cámara. Por entonces no había creadores de contenido, sino amigos, y fue precisamente eso, un grupo de colegas, lo que convirtió al primer Amnesia en un juego viral. Sus gritos y sustos genuinos anticiparon el fenómeno Twitch y viéndoles jugar a ellos disfrutamos más de lo que después haríamos nosotros a los mandos.

La travesía de Amnesia y Frictional Games

Tras el repentino éxito de Amnesia, Frictional Games se vio superada y cegada por los focos. Es curioso porque tampoco es que fueran unos desconocidos y aquello no era un one-hit wonder. Este pequeño estudio sueco ya era admirado por entonces. Las tres entregas de su creación previa, la saga Penumbra, se citaban a menudo entre los aficionados al terror. Pero The Dark Descent hizo saltar todo por los aires y provocó una de las mayores transformaciones del género en toda su historia. Tan grande que hasta para Frictional, la mismísima Frictional, los survival horror dejaron de contar como zona de seguridad, de confort. El auge del streaming, la irrupción de los walking simulators y la proliferación de clones de Outlast terminaron de sacudir un mercado por el que pronto se hizo difícil navegar debido a la saturación de propuestas.

Todo ello salpicó a la saga Amnesia y Frictional fue dando tumbos y haciendo lo que pudo. Dudó entre mod y secuela, entre seguir ella al frente o delegar, entre el terror psicológico o los jumpscares. El resultado fueron un montón de retrasos y un segundo juego, A Machine for Pigs, desarrollado por otro estudio, The Chinese Room (autores de Dear Esther, precisamente la piedra de Rossetta de los walking similator). Algo difuso, no generó el mismo impacto y la desarrolladora aparcó la franquicia. No fue hasta 2015 que recuperó su confianza y lo hizo con SOMA, joyita de terror y recomendadísimo juego de culto donde su huella era bien visible. De nuevo en pie, Frictional Games quiso reflejar una década de aprendizaje en Amnesia: Rebirth, entrega que fue mejor recibida por la prensa que por el público y que para muchos volvió a ser un paso atrás, un producto de su tiempo, una marea de scripts y sustos fáciles impropia de Amnesia: The Dark Descent.

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¿A qué viene esta lección de historia?

La pregunta es legítima. Van tres párrafos y pareciera que aún no hemos posado la mirada en Amnesia: The Bunker, la entrega que hoy analizamos. Sin embargo, tal interpretación sería un error de miras. Todo, absolutamente todo lo narrado, la travesía de Amnesia y Frictional Games, se refleja en este nuevo juego de la saga. Lo vemos en la intención del título: satisfacer a los fans del estudio dolidos y decepcionados con el rumbo de Rebirth. Estamos ante una vuelta a los orígenes del género (que no de Amnesia), a la quinta esencia del survival. Lo apreciamos también en el robo de ideas a otros referentes del género (ya sabéis lo que dicen: “el artista copia, el genio roba”). Si en su día se dejaron influir por los walking y el fervor por los jumpscares, ahora lo hace por otros nombres (Slender y Alien Isolation, los principales). Se intuye en la narrativa SOMA, más ambiental que de corte clásico. Y por último se nota en la humildad de un proyecto autoconsciente de su presupuesto y sus expectativas de ventas. Dos datos con los que, mucho tiempo después, Frictional parece de nuevo feliz.

Slender y Alien Isolation

La idea gustará más o menos y habrá salido mejor o peor, pero no cabe duda de que era lo que Frictional quería hacer y parece que se lo han pasado muy bien con ello. A grandes rasgos, Amnesia: The Bunker nos mete en eso, en un búnker del que deberemos ingeniárnoslas para escapar. Es un mapeado enorme por el que nos movemos con libertad y siguiendo la ruta que queramos. Un mundo semi-abierto. Ahora bien, con nosotros hay un monstruo encerrado que irá poniéndose cada vez más pesado con nuestros progresos. Es como volver a la Nostromo y tener al xenomorfo de Creative Assembly rondándonos. Como recorrer el aterrador bosque de Slenderman y sentir su aliento cada vez más en nuestro cogote con cada página recogida.

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Desde luego, la idea no puede distar más de aquel Amnesia relativamente lineal y narrativo con varias secciones de puzles y persecuciones en las que había un marcado principio y final. Ahora todo el mapa es una mazmorra, un puzle, tal y como se decía de la Hyrule de Breath of the Wild. Y la persecución es constante, infinita, desalentadora. Tendremos a una criatura letal que persigue cada ruido, incluso el de la linterna. Activar una trampa, romper un cerrojo a pedradas o chocar con una mesa y derribar lo que hay encima pueden ponerla sobre aviso. A veces será inevitable, pero otras dependerá de nuestro ingenio para superar los desafíos que acechan en el búnker. Ratas hostiles del tamaño de un perro, taquillas que exigen un código para regalarnos sus tesoros y zonas de gases, fuegos y demás amenazas mortales. Bienvenidos a un laberinto de los horrores.

Como decíamos, poco pareciera quedar de la experiencia original, al menos en un primer contacto. Con el correr de las horas la impresión va cambiando y vemos que han desaparecido los sustos fáciles y las secuencias mecanografiadas de Rebirth (los polémicos scripts). Se puede volver a morir (y vaya si lo haremos) y hasta el guardado es manual y sólo en determinados puntos. Si en la anterior entrega cada defunción nos hacía saltarnos un momento complicado, en esta ocasión tocará repetir una y otra vez (con diferentes estrategias) una misma situación. Los sinsabores que curten al usuario hardcore. Son las mecánicas puristas de siempre, solo que aplicadas a un contexto diferente, un pseudo mundo abierto con encuentros aleatorios y varios caminos y formas de proceder. Una apuesta arriesgada, pero más fiel al estudio y a su veterano público.

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Armas, rutas alternativas y botiquines improvisados

El juego está lleno de ideas y mecánicas en las que detenerse. Para empezar, ¡tenemos un arma! ¡En un Amnesia! Se trata de un revólver de munición limitadísima que extraña ver como sustituto de candiles, mecheros y antorchas. Más que para combatir, lo usaremos para reventar determinados cerrojos o para hacer saltar por los aires bidones explosivos (acciones que son como pasar al monstruo por WhatsApp nuestra ubicación en tiempo real). Como detalle, decir que no será el único arma disponible (buscad bien) y que nos encanta la animación para comprobar las balas que nos quedan (no hay ningún numerito ni HUD en pantalla). Sabed también que podéis atacar al monstruo, pero no matarlo. De hecho, al disparar se le ralentiza, pero también cabrea... Allá cada uno.

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De igual modo, cabe la opción de buscar combustible por el búnker para alimentar los generadores y tener luz en los pasillos (ambiente que parece alejar al monstruo), pero hacerlo siempre exigirá arriesgarse previamente para conseguir el combustible y será por un tiempo limitado (hasta contamos con un cronómetro para ver cuánto nos queda). Algo parecido sucede con nuestra linterna de dinamo. Activarla es efímero, ilumina poco y encima hace ruido. Amnesia: The Bunker está diseñado para hacernos lidiar con nuestro miedo a la oscuridad.

Por último quedaría mencionar el nuevo cuidado de nuestra salud. Aunque esta vez no deberéis temer por vuestra cordura, preparaos para fusionar trapos y otros objetos médicos de cara a elaborar botiquines. No hay una interfaz que nos diga en qué estado se encuentra el personaje y tendremos que interpretarlo observando su mano (y su cuerpo) con un botón con el que nuestro personaje se mira para comprobar si está herido y cómo es de grave. Visión borrosa, cojera... los efectos son múltiples y sólo faltarían hambre y sed para ser un cruce de Fallout y Metal Gear Solid 3, al que estos días vemos en todas partes.

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Una experiencia más pequeñita y rejugable

La mayoría de estos planteamientos están enfocados a hacer que cada partida de Amnesia: The Bunker sea única, distinta. Es una experiencia más pequeñita, más compacta (en torno a las 4-5 horas, por las 8 de los anteriores), pero que invita a rejugar. Al fin y al cabo, los encuentros con el monstruo son aleatorios, como lo son también los suministros que aparecen y su disposición. Hasta las contraseñas de las puertas y cerraduras se generan al empezar y variarán de un guardado a otro. Nada de guías y atajos.

Lo que no cambia es el mapa y la distribución de estancias. Tampoco los refugios, las salas seguras donde consultar el plano del búnker y guardar (mucho ojo que no es automático). Y evidentemente, los pasos a dar para escapar y superar la historia siempre serán los mismos (aún habiendo varios finales). Las diferencia son más sutiles. ¿Entro en esa habitación rompiendo la puerta a pedradas o me deslizo a través de los conductos de ventilación? ¿Salgo corriendo y activo las trampas de ese túnel o busco un camino alternativo más largo y sigiloso? ¿Apuesto por encender las defensas de búnker o por usar los recursos en mí? ¿Cómo distraigo a la criatura?

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La narrativa ha perdido fuelle

La baja más sensible de Amnesia: The Bunker es a nivel narrativo. En general, la historia del juego ha pasado a un segundo plano y resulta anecdótica. Aunque a través de sus escenarios y coleccionables se va desvelando los orígenes del monstruo y de ese misterioso búnker de la Primera Guerra Mundial, la trama nunca se sale de lo esperable. No sorprende, atrapa ni invita a jugarse la vida explorando más salas de las indispensables.

En cualquier otra propuesta del género no necesitaríamos mucho más. Bastaría con saber que estamos atrapados con un bicho del que escapar y tras el que hay lo típico, una serie de maquiavélicos experimentos o una mente transtornada que se lo ha inventado todo. Pero hablando de Amnesia y de los creadores de SOMA, proyectos en los que la narrativa jugaba un papel protagonista y resultaba brillante (muchos nos enamoramos de ambos por ella), sí que esperábamos mucho más.

Se conecta con el resto de entregas y tiene sus curiosidades, pero la inmensa mayoría de textos e informaciones están encaminadas a darnos pistas sobre cómo afrontar una sección y evitar al monstruo o al resto de amenazas. Además volvemos a contar con un protagonista mudo y es una pena. Vale que en Rebirth a veces era cargante, pero en SOMA no y en ambos casos las actuaciones eran notables. Qué pena.

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El tiempo pasa

La idea de este Amnesia: The Bunker gustará más a unos que a otros. Es decir, los que busquen una experiencia similar a Rebirth saldrán espantados y los que esperan algo lineal y narrativo, también. Pero es su propuesta y está bien que no se base en las expectativas de la comunidad, sino en lo que su desarrolladora quería hacer. Ahora bien, dentro de ese planteamiento que hace, el de encerrarnos en una mazmorra con un monstruo e invitarnos a escapar, el juego sigue teniendo margen de mejora y actuación. El propio Alien Isolation ya ofrecía en su día más enemigos, herramientas y estrategias de actuación de las que encontraremos aquí.

Dos quejas recurrentes en los juegos de Frictional siempre han sido la variedad de monstruos y que nuestras únicas opciones vengan a ser sólo dos: salir corriendo o escondernos. En estos años el género ha evolucionado y ampliado posibilidades, pero en el catálogo del estudio seguimos un tanto maniatados. Esta vez hay más mecánicas y libertad que nunca, pero sigue dando la sensación de acabar repitiéndose y quedándose corto.

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Debió ser un roguelike

Además de la narrativa y de las quejas arriba expuestas, a Amnesia: The Bunker también habrá quien le persiga por la sensación de hacer a un lado los puzles y apostar por la gestión. Saber en qué invertir la munición, cuándo consumir los botiquines y cuánta luz nos queda son los principales desafíos que se nos plantean. Esos y cómo salir del búnker, claro, para lo que bastan una serie de códigos y objetos clave. No hay más rompecabezas.

A pesar de su escueta duración y su enfoque en lo aleatorio y rejugable, el hecho de que sea tan corto y de que no cambie lo más importante (la disposición de las salas y los pasas a seguir para escapar) le sabotean e impiden alcanzar la libertad a la que aspiraba. Quizás le habría venido bien abrazar la fórmula roguelike, echar los dados y entregarse por completo al azar, como The Persistence. Porque a la hora de rejugar, el gran aliciente acaba siendo la dificultad y todos sabemos lo tramposos que suelen ser estos monstruos inmortales, a menudo con la injusta habilidad de teletransportarse cerca.

Dejadnos terminar el análisis con una breve mención al apartado audiovisual, que sin grandes alardes sigue haciendo avances en materia de iluminación, IA y diseño (con el mejor monstruo de la historia de Frictional Games). Sigue siendo un tanto discreto, pero lo compensa con un apartado sonoro más que sobresaliente, cuyos efectos vuelven a estar especialmente logrados y son la clave de una ambientación opresiva y aterradora, de las que no se olvidan.

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Conclusión

Amnesia: The Bunker es una sorprendente vuelta de tuerca a la saga (y van unas cuantas). El juego rompe con la linealidad de los anteriores y en especial con los jumpscares y las mecánicas facilonas de Rebirth. Nos encierra con un terrible monstruo en un mapa enorme y nos invita a escapar del lugar. La ruta y estrategia que tomemos será cosa nuestra. Los encuentros con el bicho dependerán del ruido que hagamos y serán aleatorios, como también lo es la disposición de objetos y suministros. Heredero de las ideas de Slenderman y Alien Isolation, es un juego más cortito y menos narrativo donde prima la libertad, se multiplican las opciones jugables y todo cambia de una partida a otra. Habrá fans a los que no termine de convencer, pero no se le pueden negar tres cosas. La primera, que es algo distinto y que Frictional Games demuestra querer seguir evolucionando y reinventándose. La segunda, que funciona y da auténtico miedo, con mecánicas de survival de la vieja escuela. Y la tercera, que sigue teniendo margen de mejora. El propio Alien en que se fija ya ponía a nuestra disposición más tipos de enemigos y una mayor variedad de situaciones, herramientas y métodos de encarar los letales desafíos de su laberinto. A pesar de esto último, Amnesia: The Bunker es una grata experiencia para los fans del género y uno de los juegos más aterradores del año.

Lo mejor

  • Su ambientación (mención especial a los efectos de sonido).
  • Tiene el monstruo más aterrador que ha creado Frictional Games.
  • La gestión de recursos, a lo survival clásico.
  • Tiene más mecánicas y libertad que ninguna otra entrega de la saga.
  • La ausencia de sustos telegrafiados y el componente aleatorio.

Lo peor

  • La narrativa y los puzles han perdido mucha importancia.
  • Sus referentes ya ofrecían más situaciones, enemigos y herramientas. Tiene margen de actuación.
  • Cortito (3-5 horas) y no tan rejugable como parece (debió abrazar las mecánicas roguelike).
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.