Resident Evil en GameCube: ¿el remake perfecto?
Rendimos tributo a uno de los survival horror más laureados de la historia. Un ambicioso remake que el que mejoró al original con mimo y respeto.
No podemos hablar de survival horror sin hablar de Resident Evil. Porque la franquicia de Capcom no solo es una de las grandes insignias del terror en los videojuegos; también es la viva imagen de la fórmula jugable con la que muchos identificamos al género en sí. Un conjunto de mecánicas que apuestan por la gestión de recursos, la resolución de puzles y explorar volviendo sobre nuestros pasos tantas veces como sea necesario, eso a lo que habitualmente llamamos backtracking.
Si el año pasado celebramos las bodas de plata de la saga, hoy le dedicamos unas líneas a uno de los juegos de terror más aclamados de todos los tiempos: Resident Evil de GameCube. O Resident Evil Remake, como lo llaman algunos, que acaba de cumplir nada más y nada menos que 20 años. Repasamos las claves de la que, para muchos, es la gran obra de Shinji Mikami. Un clásico que llegó en exclusiva al cubo de Nintendo, y que hoy podéis encontrar en prácticamente todas las plataformas.
¿El remake perfecto?
Conforme pasan los años, son más los videojuegos clásicos que vemos regresar de entre los muertos. Es posible gracias a las remasterizaciones, los remakes y otra serie de relanzamientos como los famosos reboots, por ejemplo. Desde un discreto paso por el taller como la saga Final Fantasy de Square Enix en Steam, hasta un enorme salto gráfico como el visto en Shadow of the Colossus de PS4 y Demon’s Souls de PS5, entre otros. Y en casos más aislados, auténticas revoluciones como Final Fantasy VII Remake, en el que no resulta precisamente fácil encontrar similitudes con el título original.
Hay muchas maneras de volver, y luego está la de Resident Evil de GameCube, una obra con la que Capcom —con Mikami a la cabeza— demostró que es posible coger un clásico y mejorar sustancialmente todos y cada uno de sus apartados, sin renunciar en ningún momento a sus principales señas de identidad. Un “más y mejor” en toda regla porque, con un lustro de diferencia entre ambos, si alguien pregunta por los títulos del género que debe jugar al menos una vez, es preciso recomendarle tanto el de 1996, como el de 2002.
Cuando nos ponemos a los mandos del juego, es probable pensar que nos encontramos ante un impresionante lavado de cara; se respetan las cámaras fijas, animaciones de las puertas y los fondos pre-rerenderizados, mientras la calidad de los detalles como luces, sombras, sangre y otros elementos lucen de maravilla. Las mejoras de sonido y efectos como el post-procesado y los modelos tridimensionales también llaman la atención desde el primer momento. Sin embargo, apenas unos minutos después nos damos cuenta de que estamos ante algo mucho más ambicioso en términos de diseño. Y no nos referimos al nuevo modo de control alternativo —que también—, sino a una serie de contenidos inéditos que en su momento dejaron boquiabierto a cualquier fan de Resident Evil.
Nuevas ubicaciones como el cementerio situado en el bosque tras la Mansión Spencer, jefes finales inéditos que amplían la historia como Lisa Trevor, hija de George y Jessica Trevor, rompecabezas rediseñados… y la variante de zombi que tanto nos gusta: los Crimson Head. ¿Un muerto viviente capaz de correr y perseguirnos hasta el fin del mundo? ¿Por qué no? ¡Incluso saben abrir puertas y caambiar de posición! Con estos muertos vivientes no es suficiente con un disparo a la cabeza; es de vital necesidad quemar sus cuerpos antes de que decidan resucitar una y otra vez. Por supuesto, acabar con ellos forma parte de una nueva mecánica que consiste en portar un recipiente, llenarlo de queroseno y combinarlo con el mechero. Todo ello con influencia en la gestión de inventario, más exigente que nunca en esta ocasión.
Las novedades no acaban ahí; también tenemos nuevos archivos de texto que aportan detalles al trasfondo de la historia, la posibilidad de registrar puntuaciones y compararlas con las de otros usuarios y un innovador sistema defensivo que nos permite zafarnos de un golpe mortal en el último instante, siempre y cuando contemos con un puñal en la reserva. En definitiva, basta con echar un vistazo para comprobar que Resident Evil de GameCube es un videojuego muy distinto a la obra a que homenajea. Y para muestra, un botón: si probáis a jugar una partida siguiendo una guía del título original, en apenas unos minutos os daréis cuenta de que no sirve para absolutamente nada.
2002 VS 2022: ¿acaso importa?
Si de algo puede presumir Resident Evil de Gamecube, es de ser eterno. Y no es poco, porque pocas cosas más envidiables se nos ocurren que ser capaz de sobrevivir al paso del tiempo. Porque los videojuegos también envejecen, y el avance del medio da lugar a que muchos títulos se sientan peores en pleno 2022, que en el momento en el que llegaron. Un sistema de control, la movilidad de una cámara o el mero hecho de que un determinado género se expanda y se vuelva más complejo son elementos que a menudo ocasionan que un videojuego “empeore” con el paso de los años. No es el caso de la obra a la que hoy rendimos tributo, pues no solo no ha envejecido, sino que continúa siendo, para muchos, uno de los mejores survival horror de todos los tiempos. Eso, y una lección magistral sobre cómo abordar un remake.
Si queda algún fan de Resident Evil en la sala que todavía no lo ha jugado, recordamos que a pesar de su lanzamiento en exclusiva para Nintendo Gamecube, actualmente se encuentra disponible en su versión Resident Evil HD Remaster (PC, PS5, PS5, Xbox Series X|S, Xbox One, Nintendo Switch).
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