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Cómic

Hellblazer: un cómic amoral, oscuro, políticamente incorrecto y socialmente comprometido

ECC va a publicar de manera íntegra y en orden cronológico las aventuras de uno de los personajes más icónicos del noveno arte: John Constantine.

Hellblazer: un cómic amoral, oscuro, políticamente incorrecto y socialmente comprometido

John Constantine es sin lugar a duda uno de los personajes más carismáticos y enigmáticos del universo DC y comparte con su creador, Alan Moore, muchas de sus inquietudes, defectos y virtudes: interés por la magia negra, rechazo al neoliberalismo, adicciones, crítica social, compromiso con el medioambiente, cierto aroma antisistema… Él es el retrato del antihéroe, siempre con un cigarrillo en la mano, atormentado por los fantasmas de sus amigos, ahogando las penas en alcohol y con aire de perdedor. Moore cuenta que el personaje nació de la petición de dos de sus artistas de La Cosa del Pantano, Steve Bissette (dibujante) y John Totleben (entintador), que eran muy fans del líder de The Police, Sting. El artista lo introdujo como detective paranormal en uno de los relatos y calcó su fisonomía: rubio, ojos claros, delgado… y a esa base le añadió una gabardina de investigador clásico y un barniz oscuro que desprende un halo a tragedia. El Constantine de Moore era un personaje enigmático, que manipulaba a otros en su propio beneficio, pero que aún no se había revelado como un poderoso hechicero.

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Nacimiento

Su primera aparición fue como secundario en el número 37 de La Cosa del Pantano (junio de 1985) dentro de la colección que había revitalizado Moore (1983) en DC y que se convertiría en el germen del sello Vértigo. Una iniciativa que daría cabida a los mejores talentos británicos y que generaría cómics de una enorme calidad. El primer artista en dibujarlo fue Rick Veitch que siguió las indicaciones estéticas de Moore más un toque personal, le puso un pendiente. Más tarde le añadiría un tatuaje en el culo. Sus apariciones dentro de La Cosa del Pantano fueron haciéndose más frecuentes. Curiosamente y por destinos editoriales la primera aparición de Constantine publicada fue en Crisis en Tierras Infinitas #4 de Marv Wolfman y Geroge Pérez, que se adelantó dos semanas a la La Cosa del Pantano. Por si alguien tenía dudas de que en quién se inspiraba el personaje, en el número #51 de la colección Moore se refería a un barco como el Gordon Sumner, el verdadero nombre de Sting.

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Vuelo en solitario

En 1988 y viendo el enorme potencial del personaje DC decide abrirle colección propia, en principio iba a llamarse Hellraiser, pero la coincidencia temporal con la película de Clive Baker obligó a un cambio de nombre. Para hacerse cargo de la colección Moore recomienda a un discípulo y paisano suyo, Jim Delano, que le iba a ganar el puesto a otro joven talento británico de 21 años llamado Neil Gaiman. De los lápices se encarga John Ridgway, un dibujante capaz de transmitir una sensación de realismo como pocos y que destaca por tener un trazo muy fino. Su estilo está en las antípodas del cómic de superhéroes americano y es mucho más cercano a la corriente underground. Todas las viñetas están llenas de detalles que ensucian la escena: basura, papeles, charcos… Los personajes tienen un cierto aire de locura con esas miradas que parecen traspasar el papel. Las cubiertas están firmadas por el extraordinario Dave McKean, probablemente el mejor portadista de la historia del cómic. Aportaron un tono oscuro e inquietante que tan bien reflejaba el carácter de la colección.

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Primer volumen

Este equipo fue el encargado de dar forma a la personalidad de un personaje que solo había esbozado Moore, el primer arco argumental es “Pecados Originales” que se compone de nueve números, justo los que se recogen en el primer volumen de la nueva colección de ECC.

Si el Constatine de Moore se había convertido en ‘toca pelotas’ de los héroes al uso, a los cuales engañaba sin ningún remordimiento siempre que eso fuera en beneficio de sus propósitos, Delano le dotaría de una personalidad más oscura y compleja.

Esta primera gran historia sirve de presentación y arranca con un viaje de Constantine a Estados Unidos para realizar un exorcismo a un demonio menor, pero la intervención termina con la muerte de uno de sus amigos, Gary Lester. Aquí ya se van descubriendo algunos rasgos que serán constantes a lo largo de toda la colección: la relación con el demonio y sus diversas representaciones, su conflicto con la religión clásica y el fatalismo que define sus relaciones personales.

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El fin justifica los medios

Constantine es un nigromante que se ve envuelto en todo tipo de problemas normales y paranormales, que se enfrenta tanto a malvados como a demonios, pero que no duda en mentir, chantajear y sacrificar a quien sea para conseguir salir airoso del enfrentamiento, siempre en aras de un hipotético bien mayor. Es el Maquiavelo del universo DC.

El cómic contiene mucha critica social y política a lo que ocurría en la Inglaterra de esa época, dominada por un sistema capitalista despiadado representado en la figura de Margaret Thatcher, pero todo ello se ha quedado ahora un tanto desfasado. También el estilo narrativo es muy diferente al actual, con viñetas con mucho texto y un abuso de las didascalias, una combinación que hace que el ritmo de lectura sea mucho más lento que en la actualidad. Este es un cómic más de leer que de ver, que fomenta el pensamiento crítico y que es políticamente incorrecto tanto por su lenguaje verbal como visual. Alcohol, tabaco y drogas están presentes en sus viñetas, así como muchos de los males de la sociedad moderna a los que los cómics no suelen mirar a la cara.

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Constantine es un cínico, pero no por eso deja de ser un personaje comprometido con temas como la guerra, la soledad, las adicciones, la violencia de género, los miedos, el ecologismo, la desigualdad y el abuso del poder. Sus conflictos con el más allá no son más que una cortina de humo que esconde una crítica profunda al sistema social actual, como el propio Moore intenta cambiar la realidad desde la magia, porque la magia existe al menos en estas viñetas. No es un cómic para todo el mundo porque exige leerlo o releerlo con atención, pero que tiene una enorme calidad y deja un poso que se mantiene en el tiempo. Nadie que haya leído a Hellblazer podrá olvidarse nunca de John Constatine.

Edición de lujo

ECC va a editar en formato bimestral la colección íntegra de Hellbrazer que se publicó de manera mensual desde enero de 1988 y que consta de 300 números, que se eleva a 346 si contamos anules y Spin-offs. Son 26 tomos, en cada uno de los cuales se reunirá un arco argumental. En el caso del primero, abarca las nueve entregas iniciales realizadas por Delano y Ridgway (Pecados Originales) y que tienen como temática principal el enfrentamiento con el demonio Nergal. Además, se añaden dos números de La Cosa del Pantano 76 y 77, claves para entender al personaje. Hay que resaltar que esta vez ECC no ha prescindido de las portadas de los números, expolio que ha efectuado en otras ocasiones, y ello posibilita disfrutar del enorme talento de McKean. Solo se echa en falta algunos artículos, de especialistas o de los propios creadores, que pongan en contexto el valor de la obra. Tampoco hay bocetos ni explicaciones del proceso creativo.

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Guion: Jamie Delano, Rick Veitch

Dibujo: John Ridgeway, Rick Veitch, Tom Mandrake

Fecha: 25/01/2022

Páginas: 312 color

Formato: Tapa Dura

Contiene: Hellblazer núms. 1-9, Swamp Thing núms. 76 y 77 USA

Precio: 33 euros

Editorial: ECC