Chun-Li, la mujer más fuerte del mundo
Chun-Li no sólo es considerada una de las primeras protagonistas de los juegos de lucha, sino también el icono de toda una generación
Cuando se habla de personajes femeninos revolucionarios, el nombre de Chun-Li es obligatorio en cualquier lista. Esta guerrera de piernas poderosas no es la primera mujer en protagonizar un juego, pero sí fue una de las pioneras que demostró que los personajes femeninos son mucho más que damiselas a las que rescatar o satélites a la sombra de un protagonista masculino. La heroína de Capcom se convirtió en el sueño de muchas niñas que queríamos ser como ella. Tras su debut en Street Fighter II, título que se convirtió en el paradigma del fighting, Chun-Li trascendió el medio videolúdico para convertirse en el icono de una generación. El pasado 1 de marzo fue su cumpleaños, y recientemente fue noticia al convertirse en una de las invitadas a Fortnite. Hoy en Meristation repasamos su historia.
La revolución de los juegos de lucha
Era 1987 cuando Capcom estrenó en los salones recreativos su primer Street Fighter, como repasa Polygon en un reportaje sobre la saga. Basado en dos títulos anteriores del estudio Karate Champ (Data East, 1984) y Yie-Ar Kung Fu (Konami, 1985), esta obra presentaba un reparto de luchadores muy escueto y un sistema de combos impreciso. A pesar del sabor agridulce que dejó en los jugadores, Street Fighter asentó las bases para una siguiente entrega que sería revolucionaria.
Street Fighter II fue uno de los primeros títulos que favorecía la competitividad entre dos jugadores, que se enfrentaban a duelos en lugar de relegar a uno de los contrincantes a un rol secundario. Asimismo, el título presentaba una gran profundidad en su sistema de combate. GamaSutra resume: “[Street Fighter II] aportó a los salones recreativos una profundidad y complejidad sin precedentes. Presentó a los jugadores un amplio elenco de personajes, con sus respectivos estilos de lucha y cada cual con un conjunto extenso de movimientos especiales y combos”.
Asimismo, Street Fighter II aunaba a todos sus personajes con una historia conjunta, que presentaba un elemento común: el sindicato del crimen Shadaloo como principal villano y con M.Bison a la cabeza. Cada uno de los luchadores tenía una biografía propia, en la que se incluían datos personales como fecha de nacimiento, país de origen y grupo sanguíneo. La diversidad sería la clave del éxito, puesto que cada jugador encontraría un personaje con el que se identificara y con cuyo estilo de lucha se sintiera más cómodo.
Rompiendo estereotipos de género
Chun-Li fue una de las figuras más llamativas de entre los nuevos protagonistas que se sumaban a los clásicos Ryu y Ken. Vice, en un ensayo sobre la luchadora, desgrana: “En medio de este mundo digital diseñado, desarrollado y domando por hombres, Chun-Li desafió las expectativas sobre las mujeres en videojuegos. Llevaba un qipao con modificaciones atléticas, botas de combate, muñequeras con pinchos y tenía unos muslos enormes y muy tonificados. Además, era una de los mejores personajes de Street Fighter a nivel competitivo, puesto que su velocidad, agilidad y sus super combos, que podían poner punto y final a un enfrentamiento, se convirtieron en un cóctel devastador para sus oponentes. Esto le aseguró dominar las listas de top-tier a lo largo de la saga”.
En CBR analizan el estilo de lucha de Chun-Li como una interpretación del kenpo chino que pone todo el énfasis en las patadas. La patada relámpago se convirtió en el movimiento estelar de la heroína y más adelante el Kikoken se sumaría a uno de los proyectiles de energía que la joven lanzaría a sus rivales. “Originalmente era una luchadora mucho más rápida que sus oponentes, pero más frágil, y en posteriores entregas sus habilidades se equilibraron de manera más justa”, señala la publicación.
Akira Yashuda, diseñador de personajes para Capcom, relata en Style of Games cómo concibió la idea de Chun-Li. Inspirado en Tao, de la película de animación Genma Wars, el artista aspiraba a crear una mujer hermosa: “La diseñé con pantalones muy anchos y un delantal trasero y delantero. No era muy sexy, y mi diseño carecía de personalidad e impacto visual. Así que a última hora me puse a experimentar con un montón de cambios en el pixel art. Al principio, le quise poner un vestido ajustado que dejara las piernas al descubierto. Así parecería una luchadora de wrestling o una luchadora de kung-fu, aunque en un estilo más fantasioso”.
Asimismo, el diseñador tuvo que modificar las extremidades de la joven y también reajustar varias veces el color de sus medias. Desde allí, el atuendo de Chun-Li evolucionó hasta lo que conocemos hoy: con un perfecto equilibrio entre lo delicado y lo agresivo; un vestido femenino, el cabello recogido en moños y las botas y muñequeras para complementar un diseño cargado de carisma. En las posteriores ediciones del juego, veríamos sutiles cambios en la indumentaria, como las mallas en Street Fighter Alpha o un cambio más radical como el sensual traje de batalla de Street Fighter V, donde también conserva su vestido clásico. En cuanto a sus icónicos muslos, Yoko Shimomura destaca en Polygon el exaltado fetiche de Yashuda por las piernas musculadas: “Chun-Li tiene unos muslos enormes, ¿no? Por aquel entonces, le pregunté al señor Yashuda: ‘¿Por qué tiene esos muslos tan grandes?' Y empezó a gritar y a alterarse en plan ‘¡No sé cómo no ves el atractivo que tiene!’.
Por supuesto, el proceso creativo de la luchadora siempre ha aspirado a ofrecer una mujer bella, pero su constitución fue rompedora en durante una década donde el cánon estético dictaba cuerpos estilizados. El escritor CS Voll analiza: “Muchos fans agradecieron esta representación de una feminidad diferente. Las mujeres musculosas, y las actividades físicas intensas se consideraban poco femeninas. Sin embargo, iconos como Chun-Li representaban una idea distinta. Sus músculos son representaciones visuales de su poder y no se reducen a ser un rasgo erótico, sino que muestran una fuerza física que ella misma se ha ganado. Y es con sus piernas —que en otros personajes femeninos se sexualizan— con las que derrota a sus contrincantes, la mayoría de los cuales son hombres. Esta paradoja se encuentra siempre presente en su diseño.”
Lamentablemente, la Chun-Li que conocemos también tuvo que abrirse paso por ciertos bocetos sexistas, como comprobamos en el reportaje mencionado de Polygon. Yoshiki Okamoto, uno de los jefes de diseño, pensó en darle una barra de vida más corta, puesto que concebía que las mujeres son físicamente más frágiles que los hombres. Akira Nishitani, otro de los diseñadores, se opuso a ello, y finalmente decidieron no fijar dicho hándicap. Esta desventaja habría perjudicado al personaje a nivel competitivo, y la habría despojado de su popularidad.
En The Making of Street Fighter observamos otras de las ideas originales para dar vida a Chun-Li. Una de ellas consistía en hacer de ella una militar inspirada en Vasquez de la película Aliens (idea de la que después partiría Cammy). Asimismo, uno de los nombres que se barajaban para ella era “China Daughter” (la hija de China).
La mujer más fuerte del mundo
Cuando Chun-Li debutó junto con sus compañeros en 1991, conquistó a los jugadores. No sólo era su belleza y gran destreza en el ring, sino también su apasionante historia. Al derrotar a sus enemigos, presumía de ser "la mujer más fuerte del mundo", una declaración de intenciones de alguien que desmontaba las barreras de género. La alegría desbordante con la que celebraba sus victorias transmitía una personalidad jovial que subrayaba su encanto.
Vice destaca cómo su bondad y sentido de la justicia le confieren una fortaleza más allá de las patadas: “Experta en artes marciales y agente secreta de la Interpol que busca vengarse de su padre. Su misión es derrocar la organización criminal Shadaloo y a su malvado líder M. Bison. A lo largo de la saga, descubrimos que es una apasionada abogada de las causas justas, se compromete a honrar el legado de su padre y a proteger a los bondadosos ciudadanos de su mundo. En Street Fighter III: Third Strike, se retira de las peleas callejeras y se convierte en maestra de artes marciales para los niños. Poco después, tiene que hacer uso de la fuerza y cumplir con la justicia para rescatar a uno de sus alumnos, que ha sido raptado por Urien, un súper luchador malvado y modificado genéticamente”.
El éxito de Street Fighter II le consagró como uno de los mayores referentes en juegos de lucha, y a día de hoy es recordado como uno de los mejores títulos. Por otro lado, el impacto cultural de Chun-Li ha inspirado diversos ensayos sobre su importancia en el medio. Bryan J. Carr, en 100 Greastest Video Game Characters, señala: “Chun-Li tal vez ha sido la introducción [en los videojuegos] a la idea de que una mujer es tan capaz como como un hombre tanto en el mundo virtual como fuera de él”.
Por su lado, Patricia Sakar en Geeks, describe: “Street Fighter fue pionero en el feminismo dentro de la industria del videojuego gracias al personaje de Chun-Li. Los videojuegos en aquel momento, en general, eran parcos a la hora de retratar personajes femeninos y lo siguen siendo a día de hoy. Los roles principales, al igual que en el resto de industrias de entretenimiento, estaban copados por hombres de raza blanca. Chun-Li era la excepción a esa norma e inició una nueva ruta en favor de la diversidad de personajes. Una mujer china que, tal vez, haya sido uno de los primeros mejores personajes femeninos de todos los tiempos”.
Más allá de los videojuegos
Street Fighter, a su vez, ha trascendido el ocio digital para ofrecernos series, cómics y películas de animación, así como una cinta de acción real que se recuerda con estupor y cariño: Street Fighter: La última batalla. Ming-Na Wen dio vida a una Chun-Li que era reportera en lugar de agente de la Interpol, y compartió pantalla con estrellas como Jean-Claude Van Damme (Guile), Raul Julia (M.Bison) y Kylie Monogue (Cammy). Nunca ha sido posible concebir una obra sobre Street Fighter sin incluir a Chun-Li en el reparto, y cabe mencionar su cameo en ¡Rompe Ralph!, la película de Disney que homenajea la cultura del videojuego.
Asimismo, Chun-Li protagonizó su propia película, aunque el éxito en taquilla no acompañara a la popularidad de la heroína. Así, Kristen Kreuk interpretó a la luchadora en Street Fighter: La leyenda. No obstante, el resultado amargo de esta producción no ha mancillado un legado que lleva décadas vivo.
Incluso en el mundo de la música Chun-Li ha inspirado temas como el homónimo single de Nicki Minaj. La cantante también había hecho un guiño a la heroína en Fireball, tema que canta junto con Willow Smith y cuya letra reza: "vale, soy la luchadora callejera, llámame Chun-Li".
Chun-Li se considera la primera mujer protagonista de un juego de lucha, si bien ya tuvo un par de predecesoras con un impacto menor al suyo: Onna Sanshirou – Typhoon Gal (1985) era un juego de lucha que presentaba como protagonista a una muchacha llamada Yuki. No obstante, fue la dama de Capcom quien asentó un nuevo paradigma en el género. Posteriormente a ella, encontramos otras damas que, aunque han acabado asentando su propia identidad, han sido comparadas con ella de manera casi inevitable. Así, SNK creó a Mai Shiranui (Fatal Fury), cuyo erotismo competiría contra la heroína de Capcom, según recuerda El Diario. Además, Chun-Li ha sido comparada con como otras luchadoras asiáticas como Ling Xiaoyu (Tekken) o Pai Chan (Virtua Fighter), cuyo parecido físico resulta evidente. Con todo, la protagonista de Street Fighter no sólo ha sido una musa, sino un icono a día de hoy para todas las mujeres que se sintieron poderosas a los mandos de un torneo que invitaba a los luchadores de todo el globo a formar parte de su ring.
