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Opinión.

Sin barreras para el free-to-play, futuro incierto para Xbox Live Gold

Microsoft deja en un lugar comprometido a su tradicional servicio de suscripción después de eliminar ese requisito para jugar online a los F2P.

Xbox Live Gold

Quizá no hemos hablado de ello lo suficiente, pero la barrera de Xbox Live Gold para jugar a videojuegos free-to-play en consolas Xbox ha desaparecido. Microsoft indicó que iba a subir el precio del servicio, pero no llegó a consumarse y, en la rectificación pocas horas después tras las múltiples quejas de la comunidad, quedó de tapadillo un aspecto que importa a millones de jugadores y que, seguramente, era el motivo principal por el que pagaban la mensualidad.

Fortnite, Call of Duty: Warzone, Rocket League o Apex Legends están entre los únicos títulos que se juegan en muchos hogares por su condición de “gratuitos”; y el problema no era tanto que se pidiese abonar la suscripción para entrar en el universo de los free-to-play en Xbox, es que Microsoft era la única que lo hacía.

Ni Sony ni Nintendo exigían aceptar ese pacto con sus modelos de fidelización, sino que habían optado por otros métodos para atraer al público; cada una a su manera. Respecto a Microsoft, con un Xbox Game Pass que sigue viento en popa —a un ritmo de un millón de suscriptores al mes el pasado trimestre; 18 millones de miembros hasta el pasado 31 de diciembre—, tengo la sensación de que los de Phil Spencer no saben muy bien qué papel debe asumir ahora Xbox Live Gold en su estrategia de negocio: ha quedado en tierra de nadie.

Reinventarse o morir

Al público no le gusta que le mareen. Por eso Xbox Game Pass Ultimate es la opción de mejor valor en relación calidad-precio, porque es un todo en uno. Lo hace Amazon, lo hace Apple y lo hacen cada vez más los servicios de entretenimiento, aglutinando su oferta de contenidos en un único pago.

Si antes Xbox Live Gold era la llave de paso para el free-to-play y ahora desaparece ese candado, veo un futuro complejo para este asentado servicio; máxime cuando la competencia está en casa. Tengo la sensación, sobre todo por cómo fue el devenir de los acontecimientos, con esa drástica decisión tomada en cuestión de horas al escuchar la reacción de los jugadores, de que Microsoft no sabe cómo eliminar Xbox Live Gold de forma natural, por eso iban a subir su precio: para que no mereciese la pena. Todos los caminos llevan a Xbox Game Pass.

Y lo que es mejor, lo que da respuesta al título inicial de esta columna: es una victoria para los jugadores (aunque siga siendo necesario para los chat de voz y haya que recurrir a alternativas como Discord). Hay que elevar la voz con las políticas que no miren hacia el jugador, manifestarlo, hacerse escuchar. Por suerte, Microsoft ha decidido no mirar hacia otro lado y dar una respuesta acorde a su más reciente metodología, que según ellos pasa por “poner al jugador en el centro”.

A pesar de que llevaba sonando desde hace tiempo que Microsoft iba a quitar el requisito de estar suscrito a Gold para los free-to-play, y aunque haya arqueado una ceja más de uno por la forma de hacerlo (me incluyo), no dejamos de estar ante una grandísima noticia.

El precio a pagar, no obstante, es dejar a Xbox Live Gold completamente fuera de juego.