Dragon Quest XI S: Ecos de un pasado perdido - Edición definitiva
- PlataformaPS49.3NSW9.3XBO9.3PC9.3
- GéneroRPG
- DesarrolladorSquare Enix
- Lanzamiento27/09/2019 (NSW)04/12/2020 (PS4, XBO, PC)
- TextoEspañol
- VocesInglés, Japonés
- EditorSquare Enix
Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido - Edición Definitiva, análisis
Analizamos Dragon Quest XI S: Ecos de un pasado Perdido - Edición Definitiva, que aterriza en PS4, Xbox One y PC. Un imprescindible del JRPG.
No pasan los años para el JRPG tradicional. Franquicias como Dragon Quest son el ejemplo interactivo de que esta visión creativa no cuenta con fecha de caducidad. Lo vemos en la influencia que marcan incluso a día de hoy. Yakuza, una marca histórica del beat ‘em up en este siglo XXI, se ha reconvertido en una exitosa aventura con combate por turnos en Like a Dragon. Los mimbres están ahí; no es casualidad que Yuji Horii forme parte de los agradecimientos. Como decíamos un año atrás, “el problema nunca fue que el género estuviera obsoleto, sino que faltaba talento para mantener el nivel”.
El viaje de Dragon Quest XI: Ecos de un Pasado Perdido se ha extendido desde 2018. Si bien el juego original reunía todos los elementos positivos que señalábamos en su análisis, Square Enix lanzó un año después su particular Director’s Cut, esta vez en exclusiva para Nintendo Switch. La ‘S’ que acompañaba al título hacía exactamente la misma función que comer un champiñón en Super Mario Bros. Aumenta, engrandece y fortalece un juego que ya de por sí era uno de los pilares del género en la última década. 12 meses después se cierra el círculo. PS4, Xbox One y PC reciben su particular Edición Definitiva, que traslada los complementos que acompañaron al lanzamiento en la consola de Kioto.
El eterno viaje del héroe
Son muchos los motivos por los que recomendamos pasar por él. Los diseños inmortales de Akira Toriyama ponen color a un lienzo que brilla en todos los aspectos. Nuestro compañero Sergio Melero, autor del análisis original, explicaba con acierto qué era esta undécima entrega: “Si tuviésemos que describir Dragon Quest XI de forma resumida, lo catalogaríamos como un juego de rol con alto componente de aventura, donde el combate, la exploración, la resolución de misiones secundarias y el disfrute de pequeños (pero adictivos) mini-juegos conforman un conjunto divertido, fascinante y, sobre todo, con una aroma clásico ensalzado por una presentación audiovisual de nueva generación”.
Te atrapa una sensación familiar cuando te pones a los mandos. No es otra que la épica de lanzarte a lo desconocido, del tópico reiterado entrega tras entrega y que sigue funcionando más de 30 años después. Dragon Quest es la demostración de que mantenerse fiel a las raíces es viable, incluso tras varios saltos tecnológicos por el camino. Visitas ciudades como Gondolia y te das cuenta de la personalidad que sigue derrochando uno de los padres del JRPG.
Hablábamos al comienzo de Yuji Horii, sobre el papel (vital) que ha desempeñado para el crecimiento de la industria. Su mano concentra una cadena de decisiones que pasan desapercibidas por el jugador, pero dan sentido a una fábrica de momentos para el recuerdo. Horii nos toma la mano sin nosotros saberlo. “El secreto: una estructura muy variada con un equilibrio entre los momentos de combate, los de recreación, los de gestión, los de calma disfrutando de la cultura del lugar, y los de dolor en los momentos más difíciles contra los imaginativos enemigos finales”, decía Melero. Apoyado por Takeshi Uchikawa, al ver los créditos aprecias cuáles son los motivos que ensalzan el conjunto.
Las virtudes de esta entrega van más allá de lo que siempre nos ha dado la marca. Por si no fuese poco, en este Dragon Quest XI coincide “una de las mejores historias de la saga”. Lo hace a través de un grupo protagonista especial, con el que es muy fácil empatizar. Servando, Jade, Erik, Verónica, Serena… terminan siendo tus amigos. ¿Podría haber dado más de sí las mazmorras? Sin duda, quizá el punto negativo en el que todos estaremos de acuerdo. Una mancha que no ensucia más de 80 horas de talento y cariño por el rol japonés.
Edición Definitiva, motivos de peso
La llegada de la Edición Definitiva de Dragon Quest XI a PS4, Xbox One y PC forma un encuentro especial para parte de la comunidad. Si observamos el universo Microsoft, hemos tenido que esperar casi 20 años para ver debutar en Xbox un trocito de la larga trayectoria de la saga. Por otro, a fecha de 1 de diciembre, coincide con las primeras semanas de PS5 y Xbox Series X|S en el mercado. Aunque no cuente con una versión dedicada a aprovechar el hardware de nueva generación, el juego es perfectamente jugable en ellas vía retrocompatibilidad. Lo hará tomando las mejoras del modelo premium de sendas consolas, al menos en el caso de Xbox Series X. Esto se traduce en que lo experimentarás a 60 imágenes por segundo, entre otras mejoras.
Lo primero que debemos tener en cuenta es su naturaleza. Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido - Edición Definitiva es un port directo del que nos llegó a Nintendo Switch, tal y como reconoció la propia compañía durante su revelación. Somos directos: ha perdido músculo gráfico frente al lanzamiento original de 2018. Los escenarios están menos recargados, la vegetación es menos densa, los modelados han perdido detalles y las sombras crean artefactos dada su baja resolución. El popping sigue siendo igual de acusado que en la híbrida de Nintendo; verás a los personajes aparecer de repente en distancias medias. Sin embargo, el aumento de resolución (y reescalado a 4K) presenta una pantalla más nítida que en el original, además de doblar el framerate en las consolas comentadas (limitado a 30fps en los modelos base).
Las desavenencias visuales son el otro extremo del resto de añadidos, acertados en su mayoría. Salvador Fernàndez, nuestro coordinador editorial y autor del análisis de la versión S en Nintendo Switch, aseguraba que las tramas añadidas en cada personaje “funcionan a nivel narrativo”; eso sí, “algunas más y otras menos”. Hablamos de secciones jugables individuales de entre 40 minutos y 1 hora de duración, colocadas en un tramo del juego base donde ocurre un evento crítico, lo que se presentaba hace dos años con un salto temporal en el que nos dejaba más preguntas que respuestas. Y en materia jugable no dan la sensación de estar a la misma altura del resto de momentos.
Esa irregularidad contrasta con la presencia de los Cronolinos, unos seres que, hablando en plata, nos mandarán de cabeza hacia localizaciones de otros Dragon Quest en completo 2D. Funcionan a modo de misiones secundarias integradas en el mismo sendero principal, y extienden la trama con nuevas historias mientras intentamos resolver los conflictos en estos reinos. Los veteranos reconocerán muchas de las entregas más relevantes de su historia. Querrás encontrar más contraseñas que intercambiar con los Cronolinos repartidos por toda Erdrea. Lo cómodo y orgánico que resulta choca con el modo bidimensional. Se nos dará la oportunidad de elegir la perspectiva al comienzo del juego; si elegimos en 3D, podremos cambiar cuando queramos a 2D en las iglesias, que sirven a su vez como punto de guardado. Cambiar nos hará guardar en un hueco alternativo y no podremos seguir el juego desde el punto en el que estamos.
Por otro lado, la cantidad de mejoras en calidad de vida refuerzan los motivos por los que priorizar a la Edición Definitiva. Los combates, por ejemplo, permiten seleccionar entre tres velocidades, lo que agiliza muchísimo el farmeo y las transiciones de las animaciones. O el uso de la Forja en cualquier lugar, que te permitirá crear y potenciar tu equipo cuando tengas los requisitos. Tampoco podemos dejar pasar por alto la banda sonora orquestada, que enriquece y aporta matices a los temas inéditos y clásicos. Podrás seleccionar el doblaje japonés desde el menú de ajustes, algo que siempre es de agradecer.
Conclusión
Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido – Edición Definitiva hace honor a su nombre. Es el punto de partida (y reencuentro) ideal de un título que forma parte de la historia de la franquicia. Los motivos son conocidos de sobra: estamos ante uno de los ejemplos interactivos que demuestran que el JRPG tradicional sigue teniendo su hueco a las puertas de 2021. Esta Edición Definitiva pierde músculo gráfico frente al original en PS4 y PC, pero lo refuerza con añadidos jugables que enriquecen el conjunto, como las misiones y desafíos en 2D. En los modelos premium de PS4 y Xbox One puede jugarse a 60 imágenes por segundo, frente a los 30 limitados en las básicas. Aunque no tenga un port dedicado, podrás disfrutar de las ventajas de esta versión gracias a la retrocompatibilidad de PS5 y Xbox Series X|S. Marca un evento especial en el calendario de Xbox al ser el primer título de la saga en debutar en una consola de Microsoft. Es un título imprescindible para todos los amantes del género y aquellos que buscan encontrar un juego especial, diferente, que añora a los grandes clásicos de antaño.
Lo mejor
- Es el Dragon Quest XI que conociste en 2018, potenciado con añadidos de enriquecen la aventura.
- Sólido en lo jugable, una demostración interactiva de que el JRPG tradicional sigue vivo.
- Lo que aportan los cronolinos, un viaje nostálgico por los reinos de las entregas clásicas.
- Rendimiento mejorado en los modelos premium de PS4 y Xbox One; la nueva generación se aprovecha de ello vía retrocompatibilidad.
- Doblaje en japonés, múltiples mejoras en la calidad de vida y la banda sonora orquestada.
- La saga por fin llega a Xbox.
Lo peor
- Las mazmorras se antojan demasiado simples, herencia del original.
- Ha perdido músculo gráfico si lo comparamos con el original de PS4 y PC.
Excelente
Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.