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Opinión

Nuevas consolas y juegos intergeneracionales. ¿Vale la pena dar ya el salto a PS5 y Xbox Series?

En poco más de 15 días estrenamos consolas en las que sus funciones y potencia destacan por encima del catálogo de lanzamiento. Jugar a lo que ya sabemos, pero hacerlo en mejores condiciones.

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Nuevas consolas y juegos intergeneracionales. ¿Vale la pena dar ya el salto a PS5 y Xbox Series?

La nueva generación está a la vuelta de la esquina, y llega con un buen impulso en potencia, promesas de nuevas funciones y un aroma similar a lo que ofrecen las nuevas generaciones de tarjetas gráficas. Lo que supone dar el salto en PC. Tanto PS5 como Xbox Series X quieren convertirse en la mejor manera de jugar a los juegos más que en ofrecernos, de momento, nuevas experiencias que no conozcamos. Será un año en el que nos quedaremos sin esos grandes títulos propios de lanzamiento, salvo el remake de Demon's Souls. Y eso, lejos de ser un problema, tiene más sentido de lo que parece. En ambos casos, hay un motivo de potenciales ingresos: los juegos cada vez son más caros de producir, y querer obviar los millones de usuarios de las consolas actuales no parece una estrategia muy inteligente.

Durante el último año, Microsoft estuvo anunciando que su idea era que los títulos tuvieran un carácter intergeneracional en la primera época de Series X. El motivo, no dejar atrás a los usuarios de One. De entre ellos, el gran reclamo era Halo: Infinite, que con su retraso deja la consola huérfana del buque insignia previsto para estrenar la plataforma.

Por su parte, célebres son ya las declaraciones de Sony considerando que PS5 debía ser una consola pensada para ofrecer experiencias imposibles en la generación anterior, para en el último evento digital anunciar que la mayoría de títulos de la compañía llegarán a PS4. No solo los de lanzamiento (Miles Morales, Sackboy Adventures) sino también otros proyectos a largo plazo, como la secuela de Horizon 2. El remake del juego de From Software y Astro's Playroom (incorporado en la consola) se mantienen como exclusivos propios de PS5.

No seré yo quien niegue las ganas de un Demon's Souls remozado, tras analizar la mayoría de juegos de la compañía desde 2008 y considerarla seguramente la más influyente de la última década. Pero es cierto que no es el tipo de juego que levante pasiones entre el gran público, no tan especializado como el que vive el día a día. Y es ahí donde llega la pregunta: ¿Qué se va a encontrar el público de masas ante la llegada de Series X y PS5?

Sobre el papel, que el más esperado si atendemos a las ventas de su predecesor, Miles Morales, está de saque en PS4. Que pasa lo mismo con esos third party de relumbrón como Black Ops Cold War, Yakuza: Like a Dragon, Destiny 2: Más allá de la Luz, Watch Dogs Legion o Gears Tactics.

¿Para qué queremos hoy Next Gen, entonces? La respuesta también es más fácil: para jugar de la mejor manera lo que está por venir. Las nuevas consolas no llegan en noviembre con una retahíla de juegos exclusivos imposibles de ver en PS4/One. Llegan para dar un salto como aquel que se cambia la tarjeta gráfica. Llegan con un SSD que es una auténtica maravilla para cargar los juegos en el menor tiempo posible. Para poder tener varios juegos abiertos a la vez y cambiar entre ellos. Para deleitarnos con los 60fps (¡o más!) en títulos que pensábamos que ya irían así en las consolas que tenemos (fuimos ilusos). Con un 4K más real que dinámico.

Los juegos de lanzamiento exclusivos no han acostumbrado a tener un gran peso. Mario 64, Halo, Tetris o Breath of the Wild son más excepciones que normas. Casi nadie considera Killzone: Shadow Fall, Dead Rising 3 o Forza Motorsport 5 grandes títulos de sus plataformas. Estrenamos esas consolas con Black Flag, con Battlefield 4 o con CoD: Ghosts. Todos ellos en PS3 y 360. Pero quisimos jugarlo de la mejor manera. Y así será ahora.

No tardaremos en recibir Ratchet and Clank, The Medium y otros ya pensados only for. Y las diferencias poco a poco se irán ensanchando más. Y el catálogo cada vez será más atractivo. Y llegará el momento que serán cinco, luego diez y luego veinte, los títulos que ya no estarán disponibles en PS4 y One. Y cada uno querrá dar el salto cuando crea conveniente. Eso sí, en noviembre, el salto está pensado para ir jugando, sobre todo, a lo que ya conocemos. Potenciado. Y lo que he probado en Series X, tras siete años con las actuales consolas, ya me vale de sobra como punto de partida. Por velocidad. Inmediatez. Rendimiento. Y sobre todo, esas sensaciones que ofrecen las plataformas de nueva generación cuando aparecen. De ser un paso al frente. Un nuevo futuro.