Juego de Tronos 8x06: así ha sido el capítulo final de la serie
Repasamos todo lo que ha dado de sí el gran final de la producción televisiva de HBO, con todas las muertes y decisiones sociopolíticas en Poniente.
Este artículo contiene spoilers del último episodio de Juego de Tronos.
Ya está. Se acabó. Juego de Tronos ha terminado para siempre; salvo que HBO diga lo contrario. La productora británica ha dado carpetazo a uno de los mayores fenómenos televisivos a través de una última temporada que no ha dejado a nadie indiferente, que ha mostrado las caras más polarizadas de su ingente legión de fans. Pero éste ha sido el final y es ése el que quedará —nos guste o no— en nuestra memoria. Sin más dilación, repasemos qué ha dado de sí el capítulo 8x06 de Juego de Tronos, con sus muertes, decisiones políticas, sociales y el estado del Trono de Hierro.
¿El fin justifica los medios? Es quizá esa una de las reflexiones con la que nos encontramos tras presenciar el viraje actitudinal de Daenerys durante estos últimos episodios. Parecía claro que las cosas no podían terminar como en el 8x05, con unos Jaime y Cersei fallecidos bajo los escombros. En los primeros compases del episodio podemos ver a un Tyrion lamentando la muerte de sus hermanos, hallados entre las piedras, abrazados, muertos.
Esta situación despierta la sed de venganza de un Tyrion dispuesto a todo, pero no de cualquier modo. Sabe que desea la muerte de Daenerys, pero también sabe que no debe ser él quien ponga punto y final a su vida sino que debe ser Jon. Las ruinas de Desembarco del Rey es lo único que queda de uno de los emplazamientos más importantes de la serie.
Cambio de acto, ahora a lo lejos de las murallas de la ciudad, con los dothrakis y los Inmaculados esperando la reacción de su reina. “La guerra no ha terminado”, grita nerviosa, tratando de asimilar lo que cree que tiene. Acto seguido, nombra Maestre de la Guerra a Gusano Gris y decide liberar a todos los reinos. A todos. Porque cree que aún hay gente inocente pasando hambre, frío, sufriendo injustamente. Lo que Tyrion no entiende el hasta ese momento Mano de la Reina es por qué fulminó a lomos de su dragón a miles de inocentes, aquellos a los que ahora apela, solo porque pertenecían al pueblo enemigo. Tyrion desecha el broche y lo lanza, por lo que Daenerys ordena el apresamiento de Tyrion.
En otro cambio de escena, una intenta conversación entre Jon y Tyrion poco después. El antaño bastardo no quiere traicionar a su reina, a la que quiere, pero el enano le hace entender que todos los actos de ésta están lejos de ser merecedores de otra cosa que no sea la muerte, le guste o no. “El amor es la muerte del deber”, reza, a lo que añade que, en ocasiones, “El deber es la muerte del amor”. Justicia, asume el personaje interpretado por Peter Dinklage.
Cuando todo termina en llamas
Y pasamos a la escena trascendental del capítulo, la serie y, quizá, de la temporada, por lo simbólico del asunto. El Trono de Hierro, en pie a pesar de la destrucción y los escombros, nos deja una escena donde Daenerys se acerca al asiento, lo toca y lo mira con media sonrisa en su cara. Jon aparece y, tras una conversación, la besa y dice “Ahora eres mi reina, ahora y siempre”. Pero no, ese beso no terminó con un plano alejándose poco a poco hasta fundirse a negro: todo se fundió en sangre. Jon le clava una daga en el pecho, causando así una muerte inmediata, silenciosa y sufrida.
Drogon, último dragón en pie, toma consciencia de la muerte de Dany y empapa en llamas el Trono de Hierro, fundido, y se lleva el cuerpo ya muerto de su madre volando a un lugar lejos de allí.
¿Y ahora qué? Bran, el Tullido señor de los Seis Reinos
Pequeño salto temporal y reunión trascendental. Es el momento de decidir qué pasa con todas las casas de los Siete Reinos, con una comunión de hombres y mujeres representando a cada una de esas grandes casas. Así las cosas, Jon queda preso por matar a Daenerys, Tyrion propone a Bran como nuevo rey porque es él quien une a todos los pueblos, porque es él el Cuervo de tres ojos y conoce, por tanto, el pasado y el presente, la guía de su futuro. Todos de acuerdo, lo eligen aceptando que Invernalia siga siendo un reino independiente, por petición de Sansa. Tyrion será Mano del Rey. Jon, por su parte, es mandado como Guardia de la Noche como castigo en forma de condena perpetua.
Despedida y cierre
Jon se despide de sus hermanos y vemos finalmente varias escenas con un protagonismo claramente marcado por los Stark. Brienne, por su parte, escribe en un libro que Jaime murió “protegiendo a su reina”. Finalmente, una reunión con el nuevo consejo del rey, el nuevo rey, Bran, donde Sam trae un libro llamado Canción de hielo y fuego escrito por Davos, Brienne y Ebrose, un claro guiño a la obra de George R.R. Martin. En esa mesa se toman las primeras decisiones sociopolíticas para el futuro de los Seis Reinos.
A partir de aquí, reencuentros; como el de Jon con Tormund y Fantasma; como el de Arya subida a un barco dirigiéndose a un lugar desconocido por los espectadores; como el de Sansa, ahora Reina del Norte; como el de Jon, de nuevo, dirigiéndose al bosque tras el Muro.
Paz y calma, al menos por ahora, en un juego de tronos donde finalmente el hierro ha quedado fundido por las llamas, donde ha habido vencedores y vencidos.
Sea o no este el final esperado, es éste el final de siete años de historia para la televisión.
Fin.