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Reggie Fils-Aimé, el cambio de visión

El carismático presidente de Nintendo America abandona su cargo después de más de década y media dedicada en cuerpo y alma a la compañía japonesa. Un doloroso adiós por la figura que pierde la industria de los videojuegos.

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Reggie Fils-Aimé, el cambio de visión

“Hola, fans de Nintendo. Aquí Reggie. Es probable que hayas escuchado algunas noticias; en efecto, me retiro”. Así comenzaba el vídeo de dos minutos y treinta y un segundos que subió la cuenta oficial de Nintendo America el pasado 21 de febrero. “Quiero dirigirme directamente a todos ustedes, la comunidad de Nintendo. Hay algo que quiero decirles de verdad: gracias. Gracias por el apoyo interminable y por el amor profesado a Nintendo. Y a mí, personalmente, por darme un Reino Champiñón repleto de momentos increíbles que nunca voy a olvidar”.

El próximo 15 de abril, Reggie pone punto final a una preciosa andadura a los mandos de Nintendo America. Un paseo que ha durado quince años y medio y en los que ha sabido entender mejor que nadie la idiosincrasia de una empresa tan peculiar como es Nintendo. Tiramos de hemeroteca y viajamos al pasado para analizar el presente mirando al futuro.

Alejado de los videojuegos

En ocasiones se tiende a pensar que los altos mandos deben tener una vinculación directa con el sector donde operan, pero la realidad es más fría, como los números. Las cuentas deben cuadrar y que la caja tenga más ingresos que gastos para lograr el archiconocido “break even” (término que hace referencia a cuando una empresa empieza a obtener beneficios, es decir, el umbral de rentabilidad).

Reggie Fils-Aimé, aunque no lo aparente a simple vista por su capacidad creativa, es economista. Entiende de números y de cómo maximizar los resultados de una empresa. Por esta razón, este neoyorquino de ascendencia haitiana ha estado presente en el seno de numerosas compañías, a cada cual más diferente entre sí.

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Por ejemplo, el primer cargo que desempeñó fue en Procter & Gamble, marca conocida por sus productos de limpieza y cosmética. Acto seguido dio el salto a Pizza Hut, es decir, un cambio radical respecto a lo anterior. Y todavía hay más: posteriormente fue a parar a Panda Management, el servicio de comida china, para desembocar al final en VH1, el canal de televisión que tiene al público juvenil como target principal.

Todo esto es el currículum vitae de una persona que terminó llegando a Nintendo en diciembre de 2003 como vicepresidente ejecutivo de ventas y marketing. Un hombre de dígitos al frente de una compañía de videojuegos, un sector donde nunca antes había trabajado. Un nuevo reto con una peculiar carta de presentación.

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El E3 de 2004

Cuando Internet no estaba todavía en los hogares de todo el mundo y la conexión a través del teléfono móvil parecía algo inalcanzable, Reggie Fils-Aimé tuvo uno de los momentos más carismáticos que ha dado la feria angelina del videojuego. En el E3 de 2004, sus primeras palabras fueron toda una declaración de intenciones: “Mi nombre es Reggie. Estoy aquí para patear traseros. Estoy a punto de escribir los nombres. Y estamos aquí para hacer videojuegos”.

Las risas del respetable, a la par que un sonoro aplauso, llenaron la sala donde Nintendo estaba celebrando su conferencia. Más allá de las frases pronunciadas, los jugadores conocimos de verdad quién era Reggie Fils-Aimé, así como el tono que iba a tener Nintendo a partir de ahora en las conferencias. Era un movimiento sumamente arriesgado y temerario, ya que la compañía nipona siempre se había caracterizado por acercarse a un tono más neutro e infantil y Reggie había soltado, en directo y en la palestra, “kickin’ ass”. Ahí es nada.

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Esta primera muestra del liderazgo de Reggie Fils-Aimé es recordada dentro de la compañía japonesa. Sin ir más lejos, Shuntaro Furukawa, presidente actual de Nintendo, la resaltó hace unos días cuando se dio a conocer su marcha: “Realmente aprecio todo lo que Reggie ha hecho por Nintendo. Dentro y fuera de nuestra compañía, Reggie es conocido por ser un líder excepcional. Estamos agradecidos de que deje el negocio en buen estado y con un fuerte impulso”.

A pesar de este cambio de paradigma, Reggie debía tener el beneplácito desde tierras japonesas. Fue aquí cuando se topó con Satoru Iwata, el expresidente de Nintendo. Un tándem magistral que catapultó las ventas de la mercadotecnia de la empresa, pero que también dio lugar a un dúo que se compenetraba de maravilla a nivel personal.

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Iwata, su alter ego

Para que el chiste funcione debe existir alguien a quien le haya hecho gracia. Satoru Iwata cogió el testigo de la presidencia de Nintendo en 2002 con una meta: recuperar la compañía y llevarla a lo más alto de nuevo. Venía de una época engorrosa con Nintendo 64, mientras que GameCube no estaba funcionando todo lo bien que debía. Para modificar lo visto hasta el momento necesitaba hacer cambios, apostar por savia nueva, y ahí fue cuando apareció la figura de Reggie en el mercado estadounidense.

Su discurso más directo, su carisma encima del escenario y su puesta en escena era lo que necesitaba Nintendo. Tener un rostro con el que el jugador se pudiera sentir vinculado. Una imagen ligada a un nuevo mensaje. Iwata acató con buen gusto cada una de las propuestas del entonces vicepresidente ejecutivo. Sin ir más lejos, entró en su juego.

Esta frase fue pronunciada por Satoru Iwata en el E3 de 2005, sólo un año después de que Reggie incendiara el escenario con su “kickin’ ass”. El presidente japonés continuaba el juego ofrecido por Fils-Aimé, pero ahora mandándole un recado a la par que le servía para hablar de uno de los títulos estrellas del catálogo.

El mensaje había calado con gran facilidad dentro del imaginario colectivo. A partir de aquí, la relación entre Reggie Fils-Aimé y Satoru Iwata se hizo más visible que nunca, hasta tal punto que muchos lo han considerado como el “culpable” del éxito de Wii en el mercado estadounidense no sólo por su forma de vender el producto, sino también por sus incisivos comentarios. “Mi cuerpo está preparado”, expresó en julio de 2007 mientras presentaba ante el público la Wii Balance Board, a la par que tiraba de sarcasmo por sus kilos de más y estar enfrentándose a la báscula.

Iwata encontró a una persona de confianza en Reggie Fils-Aimé; y este cariño fue recíproco. Cuando el expresidente japonés falleció de cáncer en 2015, el neoyorquino sólo tuvo palabras de agradecimiento para poner de relieve el atrevimiento de Iwata en todos estos apartados.

Del varapalo de Wii U a Nintendo Switch

Nintendo necesitaba reconvertirse… y vaya si lo hizo. Nintendo DS logró ser la portátil más vendida del mundo y el éxito de Wii sorprendió a todos por igual, hasta tal punto que el stock de la consola no existía durante casi el primer año a la venta.

Fueron años de recuperación económica y de demostrar que las ideas tomadas por todas las divisiones eran las correctas. Sin embargo, llegó la crisis económica, una recisión en la venta de videojuegos y, sobre todo, un error que quedará para el recuerdo: Wii U. La nueva consola de Nintendo no se supo anunciar de manera correcta, lo que unido a una falta de prestaciones y un reducido catálogo de peso de inicio provocaron uno de los mayores fiascos de la historia de Nintendo.

Reggie Fils-Aimé fue, de hecho, uno de los más críticos a la hora de aceptar el “fracaso” (palabras literales) que supuso la consola: “El origen de Nintendo Switch no es más que el resultado de lo que aprendimos con el fracaso de Wii U. Y lo más importante: lo que aprendimos escuchando a nuestros clientes”.

Aunque pueda parecer una cita testimonial, esto refleja bien el carácter de Fils-Aimé. Nunca ha dudado en catalogar como “fracaso” lo realizado por su división. Sin embargo, y lejos de quedarse de brazos cruzados, prestaron atención a los consumidores, los escucharon y estos fueron el germen de Nintendo Switch: “La gente nos decía ‘quiero jugar con esta tablet, pero en cuanto me pase de los 9 metros, el gamepad se desconectará’. El concepto original, el de tener una consola que se pudiera llevar a todas partes, era muy convincente”.

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El presidente de Nintendo America puntualizaba, en estas declaraciones recogidas por GeekWire, que uno de los sellos de identidad de Nintendo es su “necesidad de renovación”, que está “en nuestro ADN”. Puede parecer simbólico, pero estas palabras representaban a la perfección que Fils-Aimé ya había interiorizado los valores de la marca. De vender productos de limpieza a su metamorfosis en el sector de los videojuegos.

Y el presente

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La pregunta más repetida durante estos últimos días ha sido una: ¿y adónde va a Reggie Fils-Aimé? ¿Se marcha a otra empresa muy variopinta para seguir avanzando? La respuesta es más fácil: se va a descansar. En palabras textuales, quiere “pasar más tiempo con su esposa, sus hijos y sus amigos”. Necesita recuperar todo ese tiempo que la presidencia le ha quitado, siempre sin olvidar “los miles de sonrisas” que los fans le han otorgado.

Casi con total seguridad, ninguna de las frases que dediquemos a Reggie Fils-Aimé sean mejores que las pronunciadas por el propio presidente: esto “no es un Game Over”, sino que “subo de nivel”. Ha cogido la estrella, la flor y se ha metido por la tubería más angosta posible para bajar el mástil de una bandera llamada vida.