Yoshi's Crafted World, Impresiones
Jugamos varios niveles del primer gran exclusivo de Nintendo Switch para 2019, un plataformas con fases hechas de cartón y con mecánicas imaginativas.
Es complicado jugar varios niveles de casi cualquier juego de Yoshi sin acabar con una sonrisa en la boca. Junto a los Kirby, los juegos protagonizados por el dinosaurio de Nintendo son el epítome del estilo artístico que es el sello de la compañía: transmiten alegría, diversión y simpatía solo con ver una captura de pantalla. Yoshi’s Crafted World, que llegará a Switch el 29 de marzo como el primer gran exclusivo de la máquina híbrida en 2019, no es, ni mucho menos, una excepción. En una sesión de prueba en las oficinas de Nintendo en Madrid pudimos probar con calma tres niveles del juego (aproximadamente 45 minutos) descubriendo las novedades y nuevas ideas que este mundo cartón nos ofrecerá.
Un cartón de muchas capas
Si en el adorable Yoshi’s Woolly World de Wii U (trasladado recientemente a 3DS) la premisa visual y jugable era una reimaginanación de Yoshi y su mundo donde la lana daba forma a todo, aquí se sigue la misma idea con el cartón. A excepción del protagonista y los enemigos (algunos clásicos y otros nuevos), todo está construido con cartulinas, papeles, pegatinas y un sinfín de manualidades que crean unos dioramas gigantescos y repletos de recovecos.
Las habilidades de Yoshi no varían respecto a lo visto en anteriores entregas. El dinosaurio, que transmite un feeling al moverse muy satisfactorio con animaciones bastantes graciosas (probad a andar mientras estáis agachados), es capaz de flotar elevándose un poco más al saltar, permitiendo alcanzar plataformas más alejadas o elevadas; y de crear huevos que puede lanzar a cualquier punto del escenario al absorber enemigos y al golpear bloques con los colores del dinosaurio.
El primer nivel que pudimos probar, Villa Locomotora, servía como fase para aprender los aspectos básicos del juego y las nuevas mecánicas introducidas. En un mundo construido como si se trata de un trabajo de educación plástica de un niño con mucho talento (plataformas de tierra usando cartón marrón, lagos compuestos de papel brillante azul con islas que realmente son vasos de cartón, vallas y flores de papel, árboles cuyo tronco es una pinza de tender…) nos movemos no solo de izquierda a derecha, sino también en profundidad. Constantemente hay bifurcaciones del camino que nos cuelan por otras partes del nivel jugando siempre con las distintas capas de estos dioramas gigantescos: el paso del primer plano al último, donde apenas podemos divisar a un Yoshi medio oculto por las edificaciones de cartón, es algo habitual en unas fases muy interactivas.
Y decimos lo de interactivas porque en el transcurso de la fase vamos cambiando el nivel. En ocasiones nos encontraremos con caminos cerrados, pero lanzando un huevo a un edificio que se tambalea lo derruirá y creará un nuevo camino. De hecho, el tirar huevos aquí es fundamental porque en Crafted World la exploración tiene más protagonismo que nunca; pero se trata de una exploración visual, donde el jugador debe estar analizando cada elemento de la fase, en cualquiera de sus planos de profundidad, para encontrar todos los secretos. Como viene siendo habitual en la saga, pasarse los niveles es una tarea sencilla y accesible; el reto llega al intentar conseguir todas las margaritas, las monedas rojas y los corazones que se esconden en los mundos, lo que nos invitará a rejugarlos.
Hay que ir aprendiendo, en ocasiones a través del ensayo y el error, qué elementos son interactivos y cuáles no. Esto nos llevará a descubrir que, si lanzamos un huevo contra un castillo de papel en medio de un lago, este se abrirá mostrando una de las margaritas en su interior. También hay Shy Guys, vacas y nubes sospechosas que desvelarán secretos al dispararles huevos. En ocasiones, el descubrir esos objetos ocultos se realiza en movimiento, como cuando Kamek dispersa por el nivel los componentes de un tren que hasta ese momento iba recorriendo la pantalla y que nos debía llevar a la meta; cuando reparamos la locomotora al conseguir dichos ítems que se escondían en casas de cartulina que había que derruir a golpe de huevo, nos subimos encima, transitando el nivel en profundidad y teniendo que ser rápidos al disparar contra árboles y nubes que esconden secretos.
Poochy, los poochitos y las fases inversas
El segundo nivel que pudimos jugar introducía varias mecánicas nuevas: unas cartulinas enrolladas que se despliegan al golpearlas creando caminos, unos enemigos a los que Yoshi no puede derrotar que van creando y deshaciendo plataformas al enrollar cartulinas, y a Poochy, el simpático perrete de la saga; todas ellas se entrelazan creando desafíos y puzles muy bien pensados.
Poochy nos sirve para avanzar más rápido por la fase, para usarlo como plataforma para alcanzar sitios más altos y para acabar con enemigos invulnerables para Yoshi. Pero el adorable can seguirá a Yoshi, incluso si se encuentran en partes diferenciadas del nivel. En una parte de esta fase, había un bloque de plastilina rosa por el que solo podía pasar Poochy y más adelante, una margarita; el dinosaurio tenía que ir desplazándose por la parte superior de la plataforma mientras que el perro, en la parte inferior, replicaba sus movimientos metiéndose por donde nosotros no podíamos acceder directamente. Igual que Poochy ayuda a Yoshi, también se da esta relación a la inversa. En una parte de la fase, el camino se cortaba. Teníamos que realizar un pequeño puzle desenrollando cartulinas que crearan un camino para que nuestro amigo perruno pudiera continuar.
Los poochitos, las versiones en miniatura de Poochy introducidas en Poochy & Yoshi’s Woolly Word, vuelven aquí protagonizando un reto al final de las fases. Al terminarlas, se nos pregunta si queremos hacer la versión inversa. El nivel rota (lo que fue la meta ahora es el principio) y transitamos por lo que antes era el último punto de profundidad de la fase, creando prácticamente una nueva. Aquí se nos pide explorar un nivel que ahora vemos entre bambalinas (nos damos cuenta de que las nubes están sujetas con un hilo y pegadas a este con celofán, por ejemplo) buscando los tres poochitos y con un cronómetro que nos dará prisa en nuestra búsqueda para conseguir la máxima puntuación.
Dos Yoshi son mejor que uno
El último nivel que probamos, una aldea ninja donde las cañas de bambú eran pajitas de plástico y repleto de recovecos, lo jugamos en cooperativo local. Un Yoshi rojo se une a la exploración con las mismas habilidades que el original, pero la experiencia se hace bien distinta por la coordinación que ambos jugadores deben tener.
Esta fase estaba repleta de elementos que rotaban al dispararles un huevo, que abrían y cerraban caminos por los que continuar o que nos llevaban a algún secreto (eran abundantes las zonas donde perdíamos de vista a nuestro Yoshi al situarse por detrás de las construcciones). Ambos jugadores debían hablar entre ellos para coordinarse y rotar puertas, hacer caer plataformas y activar muelles con cuidado de no dejar encerrado al otro, algo que pasaba de manera bastante habitual.
En resumen, con nuestra breve prueba de Yoshi’s Crafted World nos hemos encontrado con un juego de plataformas y mucha exploración imaginativo, repleto de detalles y buenas ideas a nivel de mecánicas, y con un apartado artístico original que deja una sonrisa en cuanto cogemos el mando; no solo por los elaborados y gigantescos dioramas de cartón y otros materiales de manualidades que son los mundos, sino también por una banda sonora con melodías pegadizas y que, en niveles como la aldea ninja, hacen uso de instrumentos ritmos muy curiosos.
Si estas sensaciones de estar ante una obra tremendamente imaginativa y detallista se mantienen a lo largo de todos los niveles (algo que sabremos el próximo 29 de marzo), podremos decir que los desarrolladores Good-Feel, como con Woolly World, ha vuelto a crear uno de los grandes títulos de plataformas que pueden jugarse en una máquina de Nintendo.
- Plataformas
Vive con Yoshi's Crafted World una nueva aventura de acción y plataformas para Nintendo Switch que pondrá patas arriba todas tus expectativas sobre juegos de desplazamiento lateral. Explora un mundo enorme decorado como un diorama en miniatura con un nuevo estilo visual para la franquicia de Yoshi: cada nivel tiene su lado frontal normal y también un lado posterior que ofrece una perspectiva diferente y otras sorpresas. Busca objetos por el nivel mientras Yoshi se dirige hacia la meta. ¡Invita a un amigo a jugar contigo!