Assassin's Creed Odyssey: lo que aporta el DLC a la psicología del personaje

La novela basada en Assassin's Creed Odyssey toma a Kassandra como el personaje canónico. En ese proceso de novelización, su autor, Gordon Doherty, prescinde de ciertos arcos argumentales para centrar la historia en las tramas principales. A diferencia del videojuego, en el que matamos a innumerables enemigos sin la sensación de que sean personajes reales, el libro consigue trazar una humanidad visceral. Los personajes sangran, se duelen, se sostienen las tripas al morir, mientras que en el videojuego los vemos caer, en cierta manera, como muñecos de trapo. Así es la guerra, especialmente en el contexto beligerante de la Guerra del Peloponeso.

Kassandra, como su hermano Alexios, proviene de una familia espartana. Eso quiere decir que su educación está orientada a la guerra. No en vano, los niños débiles o deformes eran arrojados desde la escarpada cima del monte Taigeto. A pesar de ello, la novela refleja muy bien las dudas de la misthios. Ama, pero no puede decirlo en voz alta ni demostrarlo, pues eso sería caer en la debilidad, una debilidad que lleva a la muerte. Eso se aprecia especialmente con Febe, la vivaracha muchacha huérfana que vive junto a Kassandra en Cefalonia. Es evidente que la guerrera le tiene cariño, pero lo oculta tras una máscara de fortaleza.

El precio de asesinar

Como mercenaria, la mujer ha acabado con las vidas muchísimas personas, pero no todas ellas eran malvadas. Al principio del juego, un oscuro personaje nos contrata para matar a un hombre conocido como El Lobo de Esparta. No diremos su identidad para no revelar detalles importantes del argumento, pero lo que intentamos señalar es que en este caso no hay ninguna razón por la que moralmente se pueda justificar la rúbrica del contrato. En ese punto, a Kassandra le interesa salir de la isla sea como sea, pues se siente encerrada y desea explorar el mundo. ¿Quién es el general al que ha de abatir? No importa, es sólo un contrato más.

En su condición de espartana exiliada, por los motivos en los que tuvo lugar su huida, es normal que guarde resentimiento a la que un día fue su patria. Por eso, que dependiendo de sus intereses ayude a Atenas o Esparta casa con el hilo argumental, aunque no siempre es así. En su relación con Brásidas, bravo espartano, cualquiera diría que vuelve a ser una espartana de pura cepa.

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A lo largo de su periplo, las víctimas atenienses y espartanas se cuentan por centenares, sin que en el juego se cuestione realmente sus acciones. Sin embargo, el estreno de El Legado de la Primera Hoja Oculta ha abierto nuevos arcos argumentales. Darío, uno de los personajes protagonistas, es precisamente el que emplea por primera vez el arma de los Asesinos. Toda esta historia va más allá del Culto de Cosmos y de su influencia en Grecia, hasta el punto de que la llamada Orden de los Antiguos—precursora de la Orden del Temple y aparecida por primera vez en Assassin's Creed Origins—, desplaza sus tentáculos desde Persia hasta la Hélade.

El antagonista principal de este primer capítulo—el DLC está dividido en tres actos—prepara minuciosamente su trampa, una trampa emocional. No daremos detalles para evitar, de nuevo, el destripe, pero la estampa sorprende por su visceralidad y por el mensaje que envía a la protagonista. Quizá por primera vez, vemos a Kassandra cuestionar su moralidad, los porqués de sus acciones. ¿Por qué ha matado a tanta gente a lo largo de sus viajes? ¿Era para defenderse o ha asesinado también a gente indefensa o que no tenía ninguna culpa?

La dura Kassandra siente remordimientos, un sentimiento que apenas se había perfilado con anterioridad, aunque en el fondo, ya desde su más tierna infancia, le acompaña. “¿Acaso no fue mi culpa lo que le ocurrió a mi familia?”.

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