Assassin's Creed Odyssey: el mundo heleno, en guerra
Las Guerras Médicas fueron la antesala del conflicto entre griegos; la Guerra del Peloponeso, telón de fondo del nuevo título de los assassin's de Ubisoft.
“Dime, Dienekes, ¿has llevado alguna vez a tu hijo a pescar?”, le pregunta Leónidas. “No, nunca. La única vida que tuve el honor de conocer es la de soldado”. Entonces, el guerrero espartano se encoje de hombros: “Me habría gustado ir de pesca con mi hijo, pero ahora...”. Ahora es momento de la guerra. Se enfunda el casco y alza su lanza hacia el cielo. “¡Uh, uh, uh,uh!”, exclaman las voces cavernosas; las picas chocan contra los escudos. Momentos después, dos titanes colisionan: la Esparta de Leónidas y la Persia de Jerjes.
La batalla cruenta y sanguinaria se sucede en la siguiente escena, cuando tomamos el control del personaje. La acción se desarrolla confusa, pues multitud de soldados luchan codo con codo, sin piedad. Tras atravesar a muchos enemigos con la lanza, nos damos cuenta de que debemos descabezar el ejército rival asesinando a sus militares de alto grado. La batalla está ganada, pero no la guerra: el destino todavía reserva una batalla para el recuerdo y la gloria, la de las Termópilas.
El conflicto entre griegos
El arranque de Assasin's Creed Odyssey no muestra el fin de las Guerras Médicas. La batalla que se presenta sirve para pincelar el contexto histórico en el que viven los personajes, ya que el poso de este conflicto bélico tuvo efectos posteriores en la vida de los griegos. El prólogo protagonizado por Leónidas sirve, en términos narrativos, como elemento de construcción de los protagonistas, Alexios y Kassandra—indistintamente de a quién elijas como personaje principal—. Esto es así porque el héroes de las Guerras Médicas es el padre de Myrrine, así como el abuelo (en la ficción) de los dos jóvenes espartanos.
Es también un símbolo del poder de Grecia en el Mundo Antiguo, que unió fuerzas para derrotar al invasor persa: “Atenas y Esparta firmaron un pacto de apoyo mutuo contra los persas en el año 481 a.c., que tardó apenas un año en ser requerido”, cuenta la web Sobrehistoria. Durante los siguientes años, el acuerdo fue puesto a prueba hasta el final de la tercera Guerra Médica.
No hay que entender el mundo heleno del siglo V a.c. como una entidad política única, porque no lo era, sino más bien como un conjunto de pueblos que compartía un acervo cultural común, una conciencia de lo que significaba ser griego. La expresión coloquial “vida espartana” no se dice por casualidad, puesto que los varones espartano eran separados de sus madres desde niños para llevar una vida dedicada a la guerra; a los niños débiles o discapacitados se les arrojaba por el Monte Taigeto, ya que no eran considerados aptos. Ante la amenaza continua de guerra, el entrenamiento y la frugalidad es lo que marcaba la diferencia entre vivir o ser exterminado como pueblo. Paradójicamente, las espartanas—al igual que las egipcias (véase Ágora Historia)—disponían de una libertad inusitada para la época.
Tras las Guerras Médicas, los pactos de paz terminaron quebrándose y las dos polis más poderosas, la intelectual Atenas y la guerrera Esparta, lucharon en la Guerra del Peloponeso, la Liga de Delos contra la Liga del Peloponeso, respectivamente. ¿Por qué ocurrió? Atenas y Esparta “disfrutaban de un acuerdo de paz que se firmó en el año 445 a.c. donde se estableció que Esparta, quien estaba a la cabeza de la Liga del Peloponeso, era la hegemonía que dominaría el Peloponeso, mientras que Atenas dominaría de forma marítima el Mediterráneo”. Sin embargo, surgió la disputa “como consecuencia del auge que tuvo Atenas sobre el comercio que se daba en el Mediterráneo, el cual aunque no perjudicaba a Esparta”, pero sí “era un tropiezo para las ciudades aliadas a ella, como Corinto y Mégara”.
Esparta, temerosa de que Atenas se convirtiera en un coloso poderoso que manejara todo el comercio, tomó la decisión de alzar las armas contra ellos. Desde el 431 hasta el 404 a.c. se libra a lo largo de tres etapas (Guerra Arquidámica, Guerra Siciliana y Guerra de Decelia). “A pesar del poderío militar de Atenas en el ámbito marítimo y la fortaleza de su economía en comparación con Esparta, esto no siempre estuvo a favor de los atenienses. El ataque de Esparta se puede decir que fue más táctico e inteligente, ya que se basó principalmente en la economía de Atenas más que en su flota”. En definitiva, Esparta sumió a su enemigo en una situación de hambruna que debilitó a la ciudad. Desesperados, decidieron rendirse. La deslumbrante Atenas nunca jamás volvió a recuperar una luz tan esplendorosa.
Varios años después del heroico fin de Leónidas y de sus 300 espartanos en el infierno de las Termópilas, la Guerra del Peloponeso ya había estallado. Kassandra/Alexios vive exiliado de su pueblo natal, reconvertido en mercenario y harto de la aburrida isla de Cefalonia. A pesar de su sangre espartana, su pasado ya no importa, aunque no tardará en descubrir que el ayer a veces te persigue. De una u otra forma, el personaje se verá envuelto en la lucha.
Ubisoft Québec, equipo detrás de Assassin's Creed Odyssey, tiene claro su deseo de que sea el jugador el que elija el camino del protagonista. Su condición de espartano no le impide traicionar a los suyos (aunque quizá son ellos los que le han traicionado a él) si así lo elige. El mapa del mundo, con sus islas mediterráneas y mares cristalinos, está dividido entre aliados y detractores de una u otra facción. Además, las regiones están gobernadas por Esparta o Atenas. No obstante, ningún poder es inamovible. Como en otros juegos de la saga, es posible matar al comandante de cada región y controlar el territorio para tu facción...
- Aventura
- Acción
Assassin's Creed: Odyssey, desarrollado y editado por Ubisoft para PC, PlayStation 4, Xbox One y Stadia, es una nueva entrega de la popular saga de aventura y acción Assassin's Creed en la que esta vez viajamos hasta la antigua Grecia. Pasa de la marginación a la gloria embarcándote en una odisea para descubrir los secretos de tu pasado y cambiar el destino de la antigua Grecia.