Imborrables
Momentos memorables de esta generación: Xbox One
Repasamos esas escenas o esos tramos de juego que nos han dejado huella en nuestras horas de juego con Xbox One y sus principales videojuegos.
La generación madura y parece que está llegando a sus últimos coletazos. Es por eso que en Meristation estamos recordando algunos de esos momentos imborrables que los títulos referente de las plataformas actuales han ido dejando a lo largo de estos más de cinco años. Como ya hicimos con los de PS4, hoy nos disponemos a recordar momentos imborrables en Xbox One que han valido la pena vivir a los mandos de la consola de Microsoft. Y los que todavía nos quedan.
Pilotos volando en Titanfall
El título de Respawn Entertainment fue uno de los grandes ganchos de la primera etapa de Xbox One. También salía en PC, pero su condición de exclusiva para consola tenía su peso en oro. Además, se trataba de un juego que rompía la escala y ritmo de sus principales competidores con unas batallas épicas a base de pilotos ágiles como nunca antes habíamos visto y esa guerra asimétrica gracias a los titanes. Un juego para sentirte un héroe.
Una de las mejores sensaciones que podíamos tener en Titanfall era la de destruir un titán de la manera más espectacular posible. La situación es conocida por quien haya jugado al título: lucha entre dos titanes, el nuestro está a punto de expotar y decidimos salir eyectados al cielo. Nuestro rival hace lo mismo, y en el cielo, el más rápido es el que se llevará la kill y la gloria. Cuando eras tú, tenías la noche ya hecha. Una manera de vengarnos de lo más espectacular y que llenó nuestra consola de clips durante muchos meses.
La gran escapada en Ori and the Blind Forest
Una de las grandes joyas que nos ha dejado el formato descargable y el género del plataformas 2D es Ori and the Blind Forest. Un título que cuando se presentó, parecía que estaba condenado a ser un clásico de su especie: un mundo preciosos y una banda sonora de maravilla. Pero Ori era mucho más: un juego realmente desafiante, repleto de ideas geniales y un diseño de niveles simplemente magistral. Ir acumulando mecánicas para superar desafíos cada vez más duros es simplemente apoteósico.
Uno de los grandes momentos se encuentra cuando todo explota y una marea de agua empieza a llenarlo todo. No tenemos tiempo que perder y tenemos que usar todas las mecánicas de salto, flecha apuntando y saltos por las paredes para subir, subir y volver a subir evitando ser engullidos por la marea azul. La banda sonora, con ese piano a caballo entre la melancolía y el drama solo aporta más color y más intensidad a una secuencia que, una vez la superas, queda en la retina del jugador para siempre.
Ninja Gaiden Black en alta definición
Es innegable que Xbox One ha sido una consola que ha ido claramente de menos a más, añadiendo servicios y propuestas potentes que se han ganado la confianza del jugador. Desde Game Pass hasta Play Anywhere, pasando sobre todo por la retrocompatibilidad no solo con juegos de Xbox 360, sino también con la primera Xbox. Algo que se celebró por todo lo alto. Gracias en parte a la espectacularidad de algunas de las revisiones hechas. Como es el caso del rey del hack and slash.
Ninja Gaiden Black es uno de los mejores juegos de acción hechos jamás y un referente total y absoluto en Xbox. Verlo funcionar sin fisuras y en alta definición en Xbox One usando el disco original es una maravilla. Un plus que se agradece. El primer tramo de juego, que acaba con el enfrentamiento con Murai para dar por completado el capítulo 1 es toda una declaración de intenciones. El juego se mantiene contemporáneo a nivel jugable y el tipo visual lo mantiene con creces gracias a una retrocompatibilidad que es mucho más que poner un disco antiguo en una consola actual.
Marcus y el Acto III en Gears of War 4
Gears of War 4 es uno de los nombres importantes dentro de Xbox One y Windows 10. El juego tenía la difícil papeleta de reiniciar con una nueva saga lo que parecía más o menos cerrado con la trilogía original. Y durante los primeros actos, la presencia de enemigos robotizados no hacen esperar lo mejor: son algo más torpes y menos intensos que en nuestras batallas míticas con los Locust. Por suerte todo esto cambia cuando JD da y convence a su padre: Marcus Fénix. El tercer acto es el despegue de una campaña que ya solo va a más.
Los primeros compases, en medio de esas casas de piedra derruidas y esa medianoche oscura que nos envuelve es solo el principio. La fuerte ventisca en llamas es otro aviso. Hasta que empezamos a ver larvas, nuevos enemigos como la misteriosa bestia que nos perseguía. Y Gears of War 4 acaba siendo más Gears que nunca, mirando más a la primera parte y ofreciendo una mezcla de localización, enemigos y diseño que maravilla a los nostálgicos de la franquicia. Y a los nuevos.
Una playlist dorada para Rare Replay
Durante esta generación hemos ido celebrando algunos recopilatorios y remasters que nos han evocado a momentos inolvidables del pasado. Entre ellos está Rare Replay, que para el 30 aniversario de la compañía británica se decidió hacer una selección de 30 de sus mejores juegos. Algo que era más que un guiño para un estudio que no estaba mostrando el nivel deseado desde que se unió a Microsoft. Y aunque disfrutar de nombres como los del recopilatorio ya vale su mención, el juego escondía un detalle enriquecedor: Rare Remix.
Se trataba básicamente de jugar a los títulos disponibles al más puro estilo NES Remix, permitiendo superar mini desafíos en un tiempo concreto mientras competíamos en los grandes juegos de los 80 y 90 de Rare. Cobra Triangle, Knight Lore, RC Pro AM, Battletoads… Todos ofreciendo retos en pequeñas dosis a alta intensidad. Las otras playlistas disponibles, como la de resistencia donde teníamos que aguantar con unas vidas limitadas en unos desafíos concretos eran la guinda para una propuesta que de tan divertida, sabía a poco no tener más listas de este tipo.
La Torre de Radio - Sunset Overdrive
Por: Alejandra Pernías
Sunset Overdrive es la definición de irreverencia. El juego de Insomniac Games exclusivo para Xbox One dejaba sus intenciones muy claras. Con un gameplay más que adictivo y una estética punkie desenfadada la locura asaltaba nuestra Xbox One. La premisa no es fácil de olvidar por lo surrealista de la situación. Encarnamos a un ex empleado de Fizzco, la empresa que lo domina todo en Sunset City. Las bebias de esta compañía están ocasionando ciertas mutaciones entre los habitantes de la ciudad. Tendremos que descubrir una trama de corrupción, sacarla a la luz y destruir el gigante empresarial. Solo asó se volverá a la pseudo-normalidad.
Sunset overdrive nos dejó más de un momento memorable en Xbox One. Uno de los que se grabaron a fuego en la memoria de muchos de los usuarios fue esa subida por la torre de radio. Frenetismo vertical en estado puro. Velocidad imparable en la escalada para un enfrentamiento final en la cúspide. Fuego, destrucción, caos y mucha locura.
Lamborghini Huracán - Forza Horizon 2
Por: Alejandra Pernías
Playground Games nos ha regalado a uno de los buques insignia de la marca Xbox. Forza Horizon 2 fue una explosión de talento y calidad. Un patio de juegos para los amantes de la velocidad sobre el asfalto. Mejoraba en todo las posibilidades de la primera entrega de la saga y era adictivo como pocos. Su desarrollo a lo largo de las horas de juego era pura espectacularidad y era complicado encontrar un rebufo de aburrimiento al volante. Un mapa inmenso en la campiña francesa e italiana en el que realizar todo tipo de pruebas y encontrar vehículos clásicos.
Todo apunta a que el nivel va a estar a la altura. En Forza Horizon 2 hay un momento que se ha quedado impregnado, como el olor a gasolina, en nuestras retinas. El inicio es sencillamente sublime. Todo acompaña. La música seleccionada es la compañera de viaje perfecta. El Lamborghini Huracán se convierte en el caballo de carreras por el que todos queremos apostar. A los mandos de esta inclemencia de la naturaleza trazamos un camino inolvidable hacia lo que serán unas horas de juego de pura adictividad.
El Inquisidor y su redención - Halo 2: Anniversary
Por: Rubén Martínez
Uno de mis momentos favoritos del recopilatorio Halo: La Colección Jefe Maestro lo he vivido en Halo 2: Anniversary. Hace relativamente poco he (re)descubierto el que fuese uno de los mejores FPS de la Xbox original, pero con un apartado gráfico acorde a los tiempos que ahora corren. Rizando aún más el rizo, dentro de la segunda aventura numerada del Jefe Maestro me quedo con una sección inolvidable de la última misión del juego, llamada «El Gran Viaje».
En el último nivel de Halo 2 manejamos al Inquisidor. Thel 'Vadam, que es como se llama este orgulloso Shangeili, ya ha roto las cadenas que le oprimían y le ataban a la secta alienígena del Covenant. En su camino hacia la redención debe dirigirse hacia el centro de control en el que Tartarus planea activar Halo, con la consiguiente destrucción de toda la vida de la galaxia. Durante el proceso, se topa con el Sargento Mayor Johnson, que había sido apresado en las instalaciones cercanas. El Inquisidor y Johnson unen fuerzas con tal de llegar al centro de control de Halo antes de que sea demasiado tarde. Johnson pilota un potente tanque Scarab, y el jugador, manejando al Inquisidor, debe darle fuego de cobertura en un Banshee mientras avanzamos, codo con codo, destruyendo toda oposición. Es un momento bastante interesante porque supone un punto de inflexión a nivel argumental: humanos y Shangeili colaborando para evitar la extinción de toda vida conocida.
Reunión de viejos amigos - Halo 5: Guardians
Por: Alejandro Castillo
Tras haber sido perseguido por el equipo Osiris y traicionado, finalmente, por Cortana, el Jefe Maestro ya no está para muchas batallas. El semblante de su armadura muestra signos de cansancio; demasiadas guerras vividas tras el yelmo. Su visor, resquebrajado, es la última prueba de que su viaje ha sido de todo menos fácil. La escena final de Halo 5: Guardians nos invita a reflexionar sobre todo el trayecto vivido en esta entrega.
Pese a todo, rivales, amigos, compañeros recientes y viejas alianzas se unen para confrontar a un enemigo mucho mayor. Uno demasiado conocido. Es por ello que todos deben dejar sus discrepancias a un lado para luchar como un único ente. Para los seguidores veteranos de la saga, el reencuentro entre John y el Inquisidor es de esos momentos que quedan para el recuerdo, por no hablar de Hasley, una superviviente que jugará, a todas luces, un papel fundamental en el futuro más cercano. Halo: Infinite cobra mayor sentido si prestamos atención al desenlace de los guardianes.
El impactante coliseo en Ryse: Son of Rome
Por: César Otero
Cinco años desde que salió como juego de lanzamiento, y el Ryse: Son of Rome de Crytek sigue siendo una bestia gráfica que deslumbra más en los TVs LED de ahora y a 4K en PC. Tras un prólogo intenso -como debe ser en todo hack ’n slash, demonios-, la primera fase de este hijo bastardo de Gladiator y Espartaco es en sí un pequeño tutorial para ver si hemos aprendido a romper la defensa del rival. Marius, general romano al servicio del inestable emperador Nero, regresa a casa de su familia en Roma. Y ese tutorial es un encuentro entre padre e hijo, Marius y el viejo general Leontius, que nos enseña a romper la guardia. Es fácil jugar esta escena sin más, pero si avanzamos por la habitación, vemos que está abierta y muestra una imagen espectacular del Coliseo al fondo. Quedáos aquí y pelearéis con el Coliseo de fondo y los rayos de sol iluminando la estancia en un encuadre soberbio.
Lo que le sigue es una historia francamente digna de Gladiator 2: en pleno corazón de Roma, una invasión bárbara se cuela entre sus calles, accede a la casa de Marius y mata a su familia -los desangra, vamos. Ahora, con la misma rabia que tendría Maximo Decimo Meridio, en el siguiente nivel damos rienda suelta a un poco de “la vieja ultraviolencia”, mientras destrozamos a los bárbaros en pos de venganza junto a nuestro padre y regamos el suelo de sangre en decapitaciones Slow Mo. Sencillo, dramático, encarnizado y épico. Y si os ponéis el Vals del Gladiador como ‘custom soundtrack’ de Ryse en los momentos de batalla, os decimos que ya el hipe se dispara. En serio, un título que dividió opiniones y que podía haber tenido un sistema de combate más profundo, pero que con los gráficos, historia y puesta en escena, es de esos ideal para echar un rato sin tener que pensar en un Open World y dominar 500 mecánicas jugables a la vez.
Run and Gun - Cuphead
Por: César Otero
Nos pasamos años soñando con que saliera. Y cuando lo hizo, tras un rato jugándolo pensábamos que tardaríamos años en terminarlo por esa endiablada, retorcida y maravillosa dificultad Old School elevada a la enésima potencia. Y desde luego no puede faltar en este repaso de momentos Xbox, porque la primera vez que jugamos con los hermanos Cuphead y Mugman es inolvidable ciertamente. Lo genial de Cuphead es que todo el mundo que lo juega tiene una historia que contar de él. Y momentazos tiene para hacer dos reportajes, porque cada transformación/cambio de rutina de ataque en los Jefes Finales es digna de ser mencionada sin duda.
Pero nos vamos a quedar con la sensación inicial que se tiene: justo tras comenzar en el World Map isométrico, Cuphead nos da a elegir si pasamos al primer reto de Boss -Botanic Panic- o si superamos el primero de los niveles Run ’n Gun que nos sirven de tutoriales camuflados. Si optamos por este último, el aceleradísimo ritmo de juego y el respawn de enemigos nos quita esa sensación de ‘es la primera fase y será tranquilita’ que pensamos. No hay tiempo, no pienses porque entonces sí que caes rápido: avanza, dispara y sobrevive guiándote por el instinto gamer. Si vas a por el Boss, sí, al principio el juego te hace creer que eres bueno, pero espera, que la cosa empieza a complicarse. ¿Te lo has pasado rápido? Genial, demuéstramelo de nuevo con los tres Bosses siguientes. Sufrimiento, euforia al vencerlos y un momentazo visual tras otro. ¡Cuphead 2 YA!
Suzuka y la climatología variable - Forza Motorsport 7
Por: Alejandro Castillo
Turn 10 despidió a lo grande su etapa en Xbox 360. Forza Motorsport 4 se recuerda como una de las mejores entregas de la franquicia. Era natural que los seguidores de tan afamada marca depositaran sus ilusiones en la nueva generación. Su estreno se sentía como una entrega de transición pese a las buenas intenciones con Drivatar. Tres años después y con otro paso hacia la buena dirección entre medias, llegaba por todo lo alto el séptimo título, donde la compañía se soltaba la melena para impregnarse de parte de la emoción del festival Horizon.
Más allá de la espectacular primera prueba en Dubai, uno de los mejores momentos que nos deja Forza Motorsport 7 era vivir una carrera con climatología variable en la catedral asiática: Suzuka. A bordo de un Nissan GT-R para sentir más si cabe la emoción del Imperio del Sol Naciente, la aparente tranquilidad de los primeros vértices daba paso a unos nubarrones que nos recibían con la peor de sus sonrisas. Disfrutar de un agarre óptimo era un espejismo disipado por el violento sonido del impacto de la tormenta en nuestra luna. Combatir con el resto de pilotos en estas condiciones fue uno de esos momentos irrepetibles para quienes aman el rugir del motor, sobre todo tras las demandas de la comunidad por incluir esta mecánica. Adaptarse a la situación; puro automovilismo.
El colapso del puente en Quantum Break
Por: Alejandro Castillo
Uno de los primeros anuncios que acompañarían a la presentación de Xbox One en sociedad sería Quantum Break, un proyecto concebido directamente desde las oficinas finlandesas de Remedy Entertainment. Los que ahora se encuentran manos a la obra con Control, tuvieron una idea transgresora: combinar una serie de televisión como puente para las secciones de acción controlable. Los autores de Alan Wake se enfrentaban a una nueva generación con todas las miradas puestas en ellos.
Aunque hay varios momentos de alta tensión, hemos querido extraer uno por encima de todos ellos. Se trata del colapso del puente, cuando el protagonista, Jack Joyce, comienza a comprender de primera mano los efectos del colapso del tiempo en su entorno. Más allá de la adrenalina gastada combatiendo contra las fuerzas de Monarch, el tránsito de esa pequeña fracción de plataformas mientras el puente se hacía añicos, nos hacía sujetar el mando con fuerza para no terminar cayendo en el abismo. A partir de este momento, el ritmo del juego no pararía de aumentar hasta el desenlace final. La combinación de elementos dentro del nivel, dejaba una buena muestra de lo que Quantum Break podía ofrecer al público.
Forza Horizon 4 y el legado Arcade
Por: Salva Fernández
No podíamos cerrar este elenco de momentos imborrables de Xbox One sin pasar por el que es seguramente su mejor juego exclusivo: el reciente y maravilloso Forza Horizon 4. Un título que añade las estaciones para cambiar radicalmente el escenario según la época del año, que crece en número y variedad de coches, que te propone un sinfín de experiencias y competiciones dinámicas y que integra mejor que nunca el modo online. Pero entre todas estas mejoras hay un evento que sobresale encima de cualquier otro: el de LaRace y su recuerdo de juegos de conducción míticos.
Cuando empezamos este evento de historia y nos explican que quieren recordar a grandes juegos de antaño, no somos conscientes de lo que se viene encima. Empezamos con un Ferrari recorriendo las carreteras como si fuera OutRun. Recordaremos vía Countach el ochentero Test Drive o veremos una recreación casi 1:1 de Smuggler’s Run. Nombres como Sega Rally, Daytona, Project Gotham Racing o Crazy Taxi también hacen acto de presencia en un homenaje de Forza Horizon 4 que esconde otro mensaje: lo que jugaste en el pasado lo tienes potenciado en este juego. Y están en lo cierto.