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Pang Adventures

Pang Adventures

  • PlataformaANDPCPS47XBONSW7IPHIPD
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorPastagames
  • Lanzamiento19/04/2016 (AND, PC, PS4, XBO, IPH, IPD)03/01/2019 (NSW)
  • TextoEspañol
  • EditorDotEmu

Análisis Pang Adventures

El mítico Pang que nos enamoró en las recreativas vuelve, convertido en juego descargable para consolas y móviles. Os contamos qué tal ha sentado el cambio a las burbujas invasoras y los célebres hermanos cazadores

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Armado con una pistola de ganchos y poseedor de un equilibrio casi perfecto entre sencillez de planteamiento y dificultad elevada, el primer Pang y sus secuelas se encaramaron al éxito en los salones de todo el mundo durante los mejores años de las recreativas. Desarrollaban con mucho acierto una fórmula que todos identificamos ahora de inmediato, para terminar dando forma a una de las franquicias más recordadas y reverenciadas por los jugadores retro.

Llama mucho la atención que, en los tiempos que corren, una fórmula como la de Pang, que ha mantenido a través de los años un nombre tan reconocible, haya permanecido tanto tiempo en un sacrófago. Y es que pocos clásicos básicos resultan más adaptables a los vientos que hoy soplan por los mares del videojuego independiente y descargable. Por fortuna, las cosas han cambiado de signo y, tras el sentido homenaje que hace pocos meses realizaba The Bug Butcher, nos llega el primer juego de la franquicia en años. El primer Pang con la licencia oficial de Mitchell Corp desde 2010.

Desarrollado y producido por dos nombres con honda raigambre retro, como son los de PastaGames (desarrolladores del simpático Pix the Cat) y DotEmu (muchas reediciones de clásicos a sus espaldas) lo que más llama la atención tras acabar la campaña de Pang Adventures es, sin duda, hasta qué punto sus creadores han decidido arriesgar. Su afán por incorporar nuevas ideas a unas mecánicas ya contrastadas tras casi tres décadas. Y es que, aunque no lo parece en los primeros compases del juego, Pang Adventures amplía la experiencia de los viejos arcades con multitud de ingredientes. Estos nuevos elementos consiguen dar forma a  una experiencia que, desde luego,resulta novedosa dentro de lo que es la saga, así como como intensa y desafiante. Una propuesta no exenta de zonas oscuras, que mezcla sus propios planteamientos con el sabor de lo añejo: sus nuevas apuestas con el entrañable “dispara a las bolas que se dividen hasta desaparecer”.

Las novedades, la mayoría implementadas con acierto, se dividen en dos frentes: la proliferación de nuevos tipos de bolas y el armamento disponible. De entre las primeras, profundizando en lo que sucedió en Pang 3 y Mighty! Pang (injustísimo olvido el que sufre este gran juego), nos encontramos con esferas de las que llueven rayos o lava, otras que explotan generando una nube o segundos después de recibir un impacto, algunas dotadas de escudos que las hacen más resistentes y, sobre todo, las hay con físicas muy distintas y velocidades de desplazamiento extremas. Posiblemente, algunos fans de los clásicos las encontrarán demasiado diferentes, y lo cierto es que incluso las más básicas parecen pesar menos que las de las primeras entregas. Pero igualmente hay que reconocer que esta decisión ha terminado por dotar al juego de unas variables de las que carecían sus ancestros.

Por lo que respecta al armamento, regresa todo el antiguo arsenal al tiempo que se incorporan nuevas  opciones: pistolas y escopetas con tiempo de recarga, un lanzallamas demoledor pero de corto alcance, unos shurikens que se quedan clavados por la pantalla y pueden destruir esferas mucho después de lanzarse, así como un láser devastador pero limitado en munición.

Pang siempre construyó su gran apartado jugable en torno a estos dos elementos que son las diferentes armas y los tipos de bolas, combinados en un soberbio diseño de niveles. Lo mismo sucede en esta ocasión, donde la gran apuesta de Pasta Games y DotEmu ha sido la de refundar casi por completo los principios de diseño de los mismos. Divididos en seis mundos, con quince pantallas en cada uno, los niveles de Pang Adventures son enormemente variados en cuanto a lo que cada uno demanda al jugador para superarlos. Ya no se trata solamente de disparar y esquivar, sino que la mayoría de niveles, sobre todo en el último tramo de la campaña, cuentan con elementos lindantes con el puzzle que sientan estupendamente al conjunto. A medida que avanzamos y a pesar de que existe cierta irregularidad en cuanto al interés, iremos explorando las nuevas posibilidades. El tiempo, muy limitado, se convierte en un elemento más del diseño en no pocas ocasiones. Tanto es así, que se ha incorporado un botón de reinicio por si vemos que no seremos capaces de limpiar la pantalla dentro de los segundos disponibles.

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El ejemplo de un nivel concreto del juego resume a la perfección el tipo de diseño que predomina en Pang Adventures: en pantalla nos encontramos un pelotón de bolas agrupadas en torno a una esfera explosiva. Si le acertamos, lo cual no es fácil por la velocidad a la que se mueve, se activa una cuenta atrás que las eliminará a casi todas en unos segundos (en los que hay que  seguir esquivando). Si no impactamos con la bomba, la pantalla se irá llenando hasta lo imposible y la cosa no terminará bien. Lógicas similares encontraremos en muchos niveles, junto con muchos otros pensados claramente para obligarnos a interactuar con las diferentes alimañas que por allí se pasean (cangrejos que se comen bolas o pajarracos que desvían la dirección de las mismas), o con ciertos elementos nuevos como las zonas seguras y los muelles que nos propulsan. Al finalizar cada mundo nos enfrentamos a un jefe final, novedad que esperábamos en la saga. Son enfrentamientos divertidos aunque no demasiado desafiantes y creemos que se repiten en exceso. Una lástima, porque el único jefe diferente, al final del juego, tiene mucho más interés.

Por lo que respecta a los modos de juego, ninguna novedad. A la clásica campaña en forma vuelta al mundo se suman dos propuestas para los más atrevidos. Por un lado, vuelve el genial Panic Mode, en el que nos irán lanzando de todo, sin pausa alguna hasta llegar al nivel 99, planteando un desafío para los jugadores más hardcore. Por otro, al terminar la campaña se desbloquea el modo Score Attack. Parece poca cosa, pero este modo resulta ser el tradicional arcade en el que contamos con tres vidas extra para superar de nuevo la campaña, a cambio de la desaparición del agobiante límite de tiempo. Lamentablemente, no hay mucha variedad ni novedades en este frente, como habríamos deseado, pero no diríamos que tal cosa transforme a Pang Adventures en un juego poco rejugable, ya que estos dos modos adicionales fuera de la campaña son propuestas de elevada dificultad que nos picarán como antaño. La rejugabilidad, elemento tan propio de los arcades, se ha fiado más bien a la propia variedad de los niveles, así como los marcadores online o los desafíos de puntuación que nos plantea el juego, diferentes según juguemos solos o en cooperativo. No está mal, pero en los tiempos que corren, deberíamos habernos encontrado con algo más.

En cuanto al apartado técnico, lo mejor que se puede decir es que cumple con lo que se espera de él. Lo peor, que no convencerá a todo el mundo. Aunque todo luce fluido y sin problemas en la versión analizada (Playstation 4), está claro que se trata de un juego con gráficos pensados para resultar vistosos también en los móviles. Y es aquí donde surgen algunos de sus inconvenientes, sobre todo para los más veteranos. Todo el apartado gráfico es simpático, desenfadado y vistoso: una cariñosa caricatura de los juegos de ayer. Aun así, nos da la sensación de que la salida del juego para móviles ha supuesto que los tamaños de las bolas, en relación con los de la pantalla y los personajes, sean muy distintos comparados con los clásicos. Aunque los controles responden muy bien (al menos en la versión para consolas), esto hace algo complicado esquivar con éxito las bolas más pequeñas, ya no tan pequeñas, cuando las cosas se ponen complicadas. En ocasiones caeremos de forma un tanto injusta por ello, aunque lo terminaremos superando y esquivaremos con maestría como en los clásicos. No obstante, pensamos que es un punto en el que las cosas podrían haber sido diferentes y posiblemente molestará a algunos jugadores y en cualquier caso, estamos ante un apartado gráfico del que esperábamos más, independientemente de que nos pueda o no gustar el estilo artístico.

Por lo que respecta al sonido, de nuevo nos encontramos temas en la tradición arcade de la saga. Acompañan muy bien la acción y no están nada mal, pero creemos que están claramente por debajo del gran despliegue musical de los dos primeros Pang. Sobre todo en número, ya que si hay algún aspecto en el que se ha quedado contenido por el camino desde los noventa, es el de la cantidad de fondos de pantalla y temas musicales, mucho más abundantes ambos en las entregas anteriores. Esto sí que se nota mucho, y no para bien.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.