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Mesa de Redacción: Xbox One

Los redactores de la revista hablan sobre sus impresiones con la presentación y expectativas de cara al futuro con respecto a Xbox One, que se espera para finales de año.

Nacho Ortiz, Content Manager

La primera parte de una función de dos actos

Empezaba yo a mi entrevista con el vicepresidente europeo Chris Lewis en uno de los edificios del Campus de Microsoft en Redmond diciéndole que para mí, la conferencia de hoy había sido el primero de una función de dos actos. Me miró, sonrió y me dijo que le había gustado la comparación. Hoy Microsoft, como decían ellos "en un ambiente íntimo" ha querido poner sobre la mesa su estrategia; lanzar el centro de entretenimiento multimedia de la nueva generación. No me ha parecido mal, en absoluto. Si esa era su intención estaban en su casa -literalmente- para hacerlo. Técnicamente poderosa -ya conocíamos las specs por Durango-, Xbox Live potenciado con la nube, reconocimiento por voz mejorado, rápida cambiando entre aplicaciones, nuevos contenidos en retransmisiones deportivas, la serie de Halo de Spielberg, no puede decirse que no se hayan puesto cartas sobre la mesa. Pero sí ha faltado el segundo acto; los juegos. Apenas Forza MotorSport 5 brevemente, Quantum Break de Remedy -de calle el más popular hoy-, Madden y FIFA 14 por parte de la alianza con EA Sports y Call of Duty: Ghosts, de su socio habitual Activision para concluir. Bien que nos han dicho que habrá 15 nuevos juegos antes de terminar el año, y que 8 serán nuevas IP ¿Cuántas veces se ha dicho que lo que hace grande a una consola son sus juegos? Pues eso. Y de eso, más bien hoy, poco. Decíamos antes de empezar que se iban a racionar ciertos temas, reservándose para el E3. Pero no pensaba yo que la cosa iba a terminar así.

Ojo que no le quiero quitar mérito a una conferencia en la que Don Mattrick a los 6 minutos y 36 segundos de empezar nos ha soltado el diseño final de la máquina, su nombre, el nuevo Kinect y el nuevo mando tal cual todo en paquete encima del escenario. No ha estado nada mal. Acerca del diseño, los estudios dicen que gusta a la gente; sólido, de líneas rectas, afiladas y compacto. A mí no me desagrada, pero entiendo las críticas que he leído. Cara a cara me ha parecido bastante grande, pero después Lewis me comentaba que es sólo un 10% más grande que la Xbox anterior, aunque no hay medidas oficiales publicadas. Sobre los temores fundados que todos teníamos. La incógnita de la conexión permanente queda despejada: no será necesario estar siempre conectado a Internet, pero sí necesitaremos una conexión a Internet en momentos puntuales -dependerá de cómo se utilice la tecnología de la nube por parte de los desarrolladores-. Pero no se ha sido muy claro con respecto a la segunda mano: Xbox One sí la soportará, se ha reforzado hoy en la ronda de entrevistas, pero no se concreta el cómo, algo que me lleva a pensar que habrá que pagar una tasa por utilizar juegos que ya han sido usados. Y además, parece -de nuevo no se transmite el mensaje con claridad- que los juegos deberán instalarse en un perfil para hacerlos funcionar -con lo cual, una vez instalado, en ese perfil se queda-. El modelo de suscripción de Xbox Live seguirá instaurado.

En fin, que me voy de aquí -de hecho en apenas unas horas estaré ya en el avión de vuelta- animado con la máquina y sus servicios. Sí, como centro multimedia de nueva generación está muy bien. Pero que nadie me pregunte si pienso que Xbox One es una consola que apuesta por los jugadores, porque para eso todavía nos tienen que convencer, a mí y a todos vosotros. Microsoft afirma que sí, que en tres semanas lo harán. Estaré esperando en Los Ángeles. Sé llegar fácil al Galen Center.

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Salva Fernàndez (Coordinador de Xbox)

Xbox One es una realidad, o eso parece. Microsoft tardó nada y menos en mostrar la consola en contraposición a lo que sucedió en el PS Meeting con la nueva Playstation 4. Pero ese movimiento fue el único que realmente superó a la conferencia de Sony. Se presentó la consola como un centro multimedia por el que pasará todo lo que queremos en el salón de casa, algo que ya se sabía, pero se olvidaron de lo más importante: los juegos. Solo un previsible Forza 5 y la nueva propiedad intelectual de Remedy sabe a poco. Muy poco. Que lo mejor de la conferencia sea el momento en el que dicen que hay 15 exclusivas para el primer año (ocho licencias totalmente nuevas) dice poco de la presentación de Xbox One. Es alentador saber que hay tanto título específico para la consola, pero sería mejor saber los nombres y saber cuántas de estas licencias serán de Kinect. Así que ocasión perdida: fueron el centro del mundo del videojuego durante una hora y no lo supieron aprovechar. El E3 marcará el camino dentro de la industria de esta nueva plataforma. Si la quincena de títulos convence, nada que objetar: que tenga funciones de centro multimedia o que Kinect sea obligatorio son detalles sin importancia si tenemos un catálogo a corto-medio plazo potente, que de esto se trata y con eso Xbox 360 se consagró en la industria. Faltará tiempo para hablar de la segunda mano, ya que las últimas informaciones indican que podremos vender nosotros mismos la licencia digital, algo que ya no sería visto con malos ojos después del cruce de informaciones que estamos recibiendo al respecto sobre el bloqueo de juegos en una segunda cuenta/consola. Más vale esperar. Como también esperar que el servicio Xbox Live se ponga las pilas. PS Plus ha demostrado que si se paga, hay recompensa. No les valdrá, o no les debería valer, eso de pagar por jugar en línea. Como pequeño apunte, me alegra ver que el mando sigue el camino del que considero el mejor mando que se ha diseñado jamás, el actual de 360. Aunque veremos si no va corto en funciones respecto a la competencia. Nos dirán que para esos extras está el nuevo Kinect, seguro. Y eso no sé si es bueno o malo.

Fernando Borrego Polo (Redactor)

No me gustaría redundar en lo que están diciendo mis compañeros, pero está claro que la presentación de ayer fue desacertada en muchos sentidos. Una presentación de una consola en la que no se ve ningún juego en tiempo real, no puede ser una buena presentación. Una presentación de una consola en la que muestran un periférico muy avanzando como Kinect 2 sin juegos que la aprovechen, no es una buena presentación. Una presentación de una consola en la que se centran en su aspecto multimedia, no es una buena presentación. Una presentación de una consola a nivel global en la que muestran servicios sólo disponibles para EE.UU, no es una buena presentación. Una presentación de una consola en la que continuamente te invitan a que veas otra conferencia en dos semanas para encontrar lo que te interesa, no es una buena presentación. Una presentación que te deja más preguntas de las que traías, no es una buena presentación. En definitiva, con el E3 a la vuelta de la esquina, Microsoft tenía demasiados cartuchos que guardarse y nos dejó a medias. ¿Cómo se puede presumir de 15 exclusivas y apenas mostrar vídeos de un par de ellas? Y al menos Forza sabemos de qué va, pero Quantum Break, por interesante que pueda parecer, nos quedamos sin saber realmente en qué consistía. Sí, cierto, vimos cómo era la caja de la máquina, ¿pero realmente era eso lo que más nos interesaba? No hablemos ya del gusto estético del que la diseñó, haciéndola parecer más un vídeo de los antiguos que un dispositivo vanguardista para ejecutar juegos de nueva generación.

Digo todo esto sin entrar a valorar lo que me pareció la consola en sí, tampoco es cuestión de que por una conferencia cunda el pánico y el pesimismo. Veo potencial en ciertas áreas como un Xbox Live teóricamente más potente (de nuevo, apenas dieron retazos de lo que ofrecerá con la búsqueda de partidas mejoradas y los nuevos logros). Las funciones de computación en la nube son un arma de doble filo, aunque inteligentemente aprovechadas, especialmente en multijugador, podrían mejorar la experiencia de juego. Esperemos que esos 300.000 servidores de Xbox Live se traduzcan en mayores capacidades para albergar partidas. Parece que las especificaciones calcarán las de PS4 aunque, una vez más, apenas entraron en detalle. No estoy tan seguro de que vayamos a sacar provecho del lado Windows de la máquina, con multitarea y cambio de aplicación instantáneo. Quiero decir, cuando me pongo a jugar en mi consola, me concentro en jugar, no busco distracciones con Skype y demás. En cualquier caso no es mal añadido sin duda, y la integración que ofrece SmartGlass apunta a ser muy interesante, habrá que ver cómo le sacan provecho. Para cerrar mi reflexión, no abriré el debate sobre la segunda mano porque daría para otra mesa de redacción, pero ésa es la mejor muestra de que la presentación fue muy mal llevada. Declaraciones confusas, emplazamientos a un futuro próximo para aclarar las políticas, comunicados "oficiales" a través de figuras como Major Nelson... ¿nos habéis tenido una hora diciendo "TV" y no habéis podido explicarlo claramente?

Albert Gil (Redactor)

Reza un antiguo proverbio: "Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio". Buena nota podría tomar de él Microsoft para sus próximas conferencias. Al menos por respeto a todos los jugones que ayer perdieron cerca de una hora de su valioso tiempo en una presentación en la que se habló prácticamente de todo, menos de juegos. Microsoft se centró en exponer todas las posibilidades multimedia de su nuevo cacharro, pero se olvidó de lo más importante. Entiendo que en un E3, en el que además de la prensa especializada están presentes la gran mayoría de medios generalistas del mundo te tomes la licencia de ocupar parte de tu presentación con contenidos orientados al público no habitual al mundillo, pero la de ayer era una presentación seguida, principalmente, por jugones. Cuando el eje principal de la presentación de una nueva consola son sus posibilidades de interacción con la televisión, algo falla. Señores, ¡que una consola es para jugar! Y cuando el título estrella con el que das cierre al evento es un multiplataforma, también.

Y lo peor de todo: no se aclaró ninguna de las dudas que durante meses han girado en torno a la nueva Xbox. Y no me valen las declaraciones de los responsables de la compañía en las entrevistas posteriores con los medios. El lugar para decir si iba Xbox One a ser retrocompatible con Xbox 360, si iba a permitir la segunda mano o si iba a requerir de conexión permanente a internet, era en la conferencia. Y no se hizo. No me van a convencer de dar el salto hacia la nueva generación previo pago de cerca de 500€ por el simple hecho de que ahora podré usar la voz en vez del mando ver la televisión. Más le vale a Microsoft enseñar todo su arsenal en la conferencia del E3, porque tal y como están ahora mismo las cosas, Sony ha tomado ventaja sin ni tan siquiera enseñar la consola.

Pablo González (Redactor)

Si no lo veo no lo creo

Nome sentí decepcionado tras terminar la conferencia del anuncio de XboxOne, el nuevo sistema de Microsoft. Cierto, apenas enseñaron juegos,pero ya ibamos sobre aviso: este evento iba a centrarse en la consola,en sus múltiples funcionalidades (Live TV, aunque sólo en EEUU demomento; navegación en la red, multipantallas, Kinect integrado). Parael catálogo tendríamos que esperar menos de tres semanas, al E3. Sinembargo poco después del final de la retransmisión comenzó a salirinformación que no habían querido decir durante su hora de máxima"audiencia".

Los datos eran contradictorios según los medios e inclusocada responsable de Microsoft decía una cosa. Han pasado unas horas y loúltimo que se ha sabido es lo siguiente: 1) que Xbox One requeriráconectar la consola al menos una vez cada 24 horas, de formaobligatoria. Y yo me pregunto, ¿y cuando nos vayamos de vacaciones?¿tendremos que dejarle las llaves a un vecino, como si tuviésemos queregar las plantas, o alimentar a la mascota? ¿qué ocurre si no nosconectamos?. 2) que Xbox One no es retrocompatible con los juegos deXbox 360, una consola -esta última- de mantequilla. ¿Y si se nosestropea y queremos jugar en 10 años a todo lo que hemos comprado?Olvidaos. 3) que para jugar hay que activar primero el producto,conectándose a Xbox Live. Así, el juego se asocia a nuestro Gamertag,pudiendo volver a cargarlo cuando queramos. Pero... esto nos lleva alsiguiente punto. 4) que Xbox One sí ha bloqueado la segunda mano, deforma tímida y a la vez torpe.

Major Nelson intentaba aclarar el asuntodiciendo que podemos jugar con nuestros juegos en cualquier consola, oprestárselos a un amigo, o cualquier variante que se os ocurra. Peroojo: si vamos a casa de un amigo y queremos usar nuestro (por ejemplo)FIFA 14, tendremos que hacer login con nuestro Gamertag. Si otra personaquiere usar su Gamertag (para acumular logros, por ejemplo) tendrá quepagar no un pequeño plus (que ya sería ridículo), sino el precio totaldel juego. Xbox One no empezó mal, pero la información de las últimashoras está siendo desastrosa. Ya pueden hacer un E3 espectacular losseñores de Redmond, porque de momento sólo le han puesto las cosasfáciles a PlayStation 4 y, si me apuráis... a Wii U. Y lo dice unposeedor (muy satisfecho, por cierto) de Xbox 360. Moraleja: las cosas ose dicen bien, o no se dicen...

Enrique García (Responsable de Actualidad)

Xbox One. Primera. Uno. De Todo. Para todos. ¿Por todos? Microsoft ha utilizado su esperada presentación de la consola para poner sobre la mesa una rotunda declaración de intenciones: su máquina next-gen expande el concepto de consola al de dispositivo de entretenimiento con todo lo que ello conlleva; películas, series, música, Skype, descargas, deportes, televisión... Precisamente ésta fue una de las palabras más escuchadas durante la conferencia. Y personalmente no me parece mal que Xbox diversifique su negocio de una manera a priori tan "radical". Empresarialmente, está perfectamente justificado que los de Redmond tomen este camino, pues la consola se rentabilizará mucho más rápido si se vende como un dispositivo para el salón de casa y no solo como una consola de nuevo. No nos engañemos, es algo que SONY lleva haciendo a pequeña escala desde la primera Playstation. Que levante la mano quien no ha usado como argument que PS2 tenía DVD para justificar us compra ante sus padres.

Pero lo cierto es que el público jugador salió ayer algo mal parado de la conferencia. Los videojuegos brillaron por su ausencia durante la sesión, con Call of Duty: Ghosts como gran estrella, Quantum Break de Remedy como proyecto ambicioso al máximo nivel -admirable que se lancen a por una nueva propiedad intelectual y dejen el camino fácil de Alan Wake 2-. Kinect se confirma como requisito indispensable para que funcione la máquina. También se anticipa su llegada a PC. A mí me faltan juegos, me faltan detalles de esas quince exclusivas que promete Microsoft, de esos títulazos que personalmente espero tengan presenta mayúscula en el E3, que a fin de cuenta es nuestra feria, la de los jugadores. Decíamos ayer en el MeriPodcast que pueden pasar dos cosas. Una, que Microsoft replique esta conferencia centrada en el entretenimiento en Los Ángeles, dejándonos a todos con cara de tonto; dos, que haga los deberes y se centre en los juegos. Espero que suceda esto segundo.

Joaquín Relaño (Coordinador Retro)

Encaraba el inicio de la conferencia de Microsoft con el mismo temor con el que he encarado las conferencias de los E3 de los últimos años: que lo que se suponía debería ser más de una hora enfocada en videojuegos (entiéndase “videojuego” como lo que venían significando los videojuegos hasta que entró esta generación de consolas que ya nos deja) acabara convertida en un popurrí sin sentido de números de baile y movimientos espasmódicos frente al televisor; lo que viene siendo un circo, vamos. Afortunadamente no hubo mucho de eso, salvo la confirmación de que el nuevo Kinect (que será obligatorio, así que si no querías caldo no te preocupes que ya te lo metemos nosotros por la garganta) detectará hasta el número de pelos que sobresalen de nuestros apéndices nasales, y perdonen que no entone un “oohh!” a juego; pero por desgracia tampoco hubo mucho de videojuegos. ¿Y qué hubo entonces? Una consola voluminosa, cuyos ángulos rectos y aristas harían enrojecer de envidia a la mismísima NES; la confirmación de que a los de Redmond esto de los videojuegos les trae cada vez más al fresco (que si NHL, que si NFL, que si NBA, que si mira como dice Spielberg lo chachi que será la nueva serie –de televisión, que eso de los videojuegos está pasado de moda- de Halo…); y sobre todo el silencio, que acaba diciendo mucho y disparando aún más la rumorología (segunda mano ¿sí o no?, conexión obligatoria ¿sí o no?). Si es verdad que esto es solo el aperitivo y que el plato fuerte estará en el E3, lo único que han conseguido es que llegue al evento con acidez en el estómago en lugar de con el apetito abierto. Al menos ha estado ahí Remedy con su nuevo proyecto. No han enseñado prácticamente nada, pero es Remedy, y para mí eso ya es garantía de calidad. Ahora solo hace falta que Microsoft caiga en la cuenta de que queremos una consola de videojuegos, no ver eventos deportivos o pegarle berridos a la tele para que cambie del Gran Hermano a Cuéntame. Y sí, 15 exclusivas, pero ¿cuántas serán videojuegos y cuántas títulos para que movamos el cuerpo como un ñu epiléptico vía Kinect? Otro interrogante más. Cuando una conferencia de presentación deja tras de sí más preguntas que respuestas, es que no se han hecho las cosas bien.

Sergi Blanch (Redactor)

Microsoft perdió ayer buena oportunidad. No puede decirse que saliese perjudicada por su conferencia (aunque las acciones de Sony subieron un 10% al acabarla, cosas del mercado), pero no salió beneficiada. Salió simplemente creando tantos agujeros como había taponado. Su orientación al mercado generalista no puede decirse que fuera sorprendente, viendo como han ido las últimas actualizaciones de su dashboard en Xbox 360, pero poniendo tanto énfasis en un sector determinado es lícito pensar que vas a dejar un poco más de lado al otro. Quien mucho abarca poco aprieta, dicen. Microsoft no es tonta y tuvo que esforzarse en su discurso: nuevas ips, nuevas franquicias, más dinero y recursos que nunca en producción de juegos, etc etc. Pero lo que es juegos, vimos pocos. Y lo que es jugar, no vimos nada. Ouch.
 
Y por supuesto, lo que no se dijo y que se tuvo que aclarar luego, en esas entrevistas post-conferencia. Ahí hubo más chicha, pero casi casi por lo bajini, como se suele decir. Que la consola vincula un juego a un usuario no es nuevo (steam lo hace, PS VITA lo hace, etc.), pero es un palo gordo. Si el precio a pagar por volver a utilizar el disco en otro Gamertag (o ahora se llama ID?) es el mismo que el juego nuevo, fin al alquiler. Fin a la segunda mano. Normal que EA quitara el “online pass”, Microsoft le ha puesto “online y offline pass” así, de golpe. Que no sea retrocompatible tampoco lo veo un drama, a fin de cuentas casi nadie juega con títulos de la anterior generación en una consola nueva, pero decir que el hardware es de otra arquitectura… pues lo emulas y ya está, que a fin de cuentas es un PC con Windows 8. Y por último los servicios: de lo que vimos allí, aquí nos llegará la mitad de la mitad. Porque no es lo mismo la HBO que Factoría de Ficción, Disney Channel a Boing ni ESPN a Teledeporte, con todo el respeto  a las segundas.

César Otero (Coordinador PlayStation)

Aún recuerdo cuando Sony anunció que con PlayStation 3 no necesitaríamos más aparatos en el salón, pues el sistema serviría no sólo para jugar, sino para el cine, la música e incluso internet, una política que PS2 lideró con el DVD. Una generación después, Microsoft, que tan bien lo hizo desde el inicio con su Xbox 360, parece no haber aprendido la lección de que la mayoría de los usuarios que compramos un sistema es simple, pura y llanamente para jugar. Y más en estos tiempos en los que móviles y tablets son tan multifunción como lo que vimos ayer sobre el escenario de Redmond y no tienen nada que envidiar a Skypes integrados y demás. Xbox One ya es una realidad, pero si nos tenemos que ceñir solamente a los 60 minutos de ayer, Microsoft ha perdido una oportunidad de oro para mantener, reforzar y consolidar la confianza de sus fans al tiempo que captar a nuevos. Y lo ha hecho en base a una apuesta de todo lo que puede hacer su sistema en ámbitos que no incluyen los videojuegos. Sinceramente, aunque me encantaría hacer todo eso con el control de voz en una retransmisión de la F1 o un partido de la Champion, las dudas de que esto suceda fuera del ámbito USA son muy grandes. Si la consola es para todo el mundo, para los gamers de todas las naciones, ¿por qué tanto hincapié en funciones que en muchas zonas ni llegarán? ¿Debemos recordar lo sucedido con el cacareado control de voz de Kinect y lo que tardó en llegar al resto del mundo que no hablaba Inglés, Japonés o el Español mexicano?

La gente se acerca a una consola por aquello que la hace única. Y Sony en su PS Meeting arrancó con fuerza a golpe de exclusividades que podían gustar o no, pero eran eso: Exclusividades. Xbox One solo presentó ayer dos, un Forza 5 que no cogió a nadie por sorpresa, y otra que sí sorprendió: esa IP de Remedy que esperamos llegue antes que Alan Wake lo hizo a 360 y que apunta maneras. Pero no se puede calibrar Xbox One tan rápido ni hacerle la cruz porque no se ha visto lo suficiente, sobre todo en una presentación que se notó medida al extremo para no dejar escapar nada más que lo justo, lo que me hace tener esperanzas para el E3, y esperar una conferencia de Microsoft como esa en la que arrancó a Sony algunas exclusividades y que será por siempre recordada. Así que toca esperar dos semanas para ver si Xbox One se convertirá en un sistema esperado, o si por el contrario y tras el evento angelino las acciones de Sony volverán a subir como ayer.  Lo que no perdono es que, como muchos, me haya tenido que enterar de características esenciales de la máquina como la ejecución de juegos o el online después del evento, en entrevistas posteriores, un detalle que refleja no seguridad, sino incertidumbre. En dos semanas, veremos no quién liderará la Octava, puesto que eso es imposible y ni Michael Pachter puede augurarlo, pero sí quién comenzará con mejor pie la Next-Gen.

Cristian Ciuraneta (Coordinador iOS)

Microsoft 0 – Sony 1. O lo que es lo mismo: Xbox One 0 – PlayStation 4 1. Esta es la sensación con la que la compañía de Redmond me dejó tras sus sesenta minutos de presentación de su nueva y flamante Xbox. Un preview bastante superficial antes de la cita del E3 que planteó más preguntas que respuestas en el terreno de funcionalidades –perdiendo la ocasión de confirmar o desmentir los rumores de estos últimos meses–, con un espectáculo muy al estilo yankee –con muchos fuegos artificiales, explosiones, slow motion...– pero que descuidaba el elemento más importante: los videojuegos. Eso sí, Microsoft puso las cartas sobre la mesa presentando sin tapujos su nueva consola a los pocos minutos de dar el pistoletazo de salida a una conferencia seguida por millones y millones de personas en todo el mundo, algo que que es toda una declaración de intenciones pero que sabe a poco para el gamer más tradicional tras el escaso tiempo dedicado al software. Apenas unos pocos juegos tras un seguido de características multimedia diseñadas por y para el mercado norteamericano y que poco futuro tienen fuera de sus tierras; por otro lado, y entrando en el terreno de los videojuegos, prometen hasta 15 exclusivas para la nueva One aunque ayer sólo vimos dos: un nuevo y más que previsible Forza Motorsport y lo nuevo de Remedy, un título que se aleja de Alan Wake y promete emoción, acción y suspense. Poco más, sólo destacar el prometedor nuevo motor gráfico de EA Sports para sus futuros títulos deportivos; y es que cerrar la conferencia con un multiplataforma intergeneracional como Call of Duty: Ghosts –de nuevo, el gran reclamo para el mercado estadounidense– no es lo que se espera de toda una nueva y todopoderosa Xbox. ¡Ah, sí! Y con DLC's de exclusiva temporal para ellos... ¡Qué novedad! Tendremos que esperar al E3 para ver todo su potencial en el terreno de los videojuegos y si realmente se cumplen todas esas promesas sobre IP's exclusivas. Y para terminar, el diseño de la consola es, cuanto menos, controvertido; ha provocado todo tipo de opiniones entre los usuarios –sobre su tamaño y aspecto extremadamente sobrio–, aunque tendremos que esperar a tenerla delante para valorarla en su justa medida, como todo gadget que se precie. Eso sí, el mando parece una maravilla, tanto por ergonomía como por su elegante diseño.

Francisco Alberto Serrano Acosta (Coordinador de Redacción)

No es momento de emitir juicios precipitados sobre Xbox One. Sabíamos que era un evento a dos actos, y que el grueso de la parte relacionada con juegos se quedaba para el E3. Pero si bien no voy a valorar ahora mismo lo que Xbox One va a ofrecer, que no lo sé, sí puedo valorar la estrategia de Microsoft con este planteamiento de presentación: muy pobre. Es un error que la primera vez que se presenta una consola de videojuegos, lo haga con la intención de reinventar la televisión. Es un error que lo primero que ilustres con los comandos de voz de Kinect sea "Xbox Television". Es un error que el primer bloque y el más amplio de la presentación esté dedicado exclusivamente a la televisión y lo que puede hacer Xbox One con ella. Es un error anunciar que tienes 15 juegos exclusivos y sólo mostrar unos cuantos segundos de dos de ellos -Forza 5 y Quantum Break de Remedy- dejando el principal peso a EA Sports y a Call of Duty, dos franquicias multiplataformas que además están entre lo más predecible que se puede encontrar un jugador hoy en día por su naturaleza anual. Es, en definitiva, un fallo de estrategia haberlo planteado de este modo, porque la impresión que me deja el evento, como alguien al que le interesa poco o nada la televisión, es que Microsoft no está muy interesado en mí con su nueva plataforma.

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Y luego está el desbarajuste comunicativo de la compañía, impropio de un coloso como es Microsoft. Las idas y venidas sobre la segunda mano -algo hay, pero no quieren decir ni qué ni cómo-, sobre la necesidad de tener la consola conectada -Harrison comentó que sería necesario al menos una vez al día-, o aspectos como la obligatoriedad de Kinect  o la ausencia de retrocompatibilidad -esperada por otro lado- no acaban de sentar bien entre el público. La idea que ahora mismo me hago de lo que quiere implementar Microsoft es algo que se parece bastante a Steam, un sistema de DRM que asociará un juego a una cuenta específica: podrás jugarlo en cualquier máquina, pero accediendo con tu cuenta. No podrás prestar o vender un disco a nadie, porque el disco sólo reconocerá tu cuenta, a menos que decidas transferir la licencia de uso -para lo que habrá que pagar lo que los estudios quieran que pagues-. Phil Harrison, en una segunda entrevista tratando de clarificar las cosas después de la tormenta inicial, lo deja claro: puedes jugar a tu juego en la consola de un amigo, siempre que te conectes a tu cuenta en ella. Si tu amigo quiere seguir jugando en su cuenta, tiene que pasar por caja. Esta es la visión que tengo ahora mismo en base a las declaraciones que hay, y ni siquiera tengo claro todavía cuál es el plan y en qué modo puede beneficiar a los usuarios, si es que lo hace. Puede que al final no sea así, pero la culpa de no definir correctamente sus planes y quedarse a medio camino en la exposición de ellos es de Microsoft, otro error cuyas consecuencias son fácilmente apreciables para cualquier aficionado que guste de visitar foros o compartir impresiones. Me quedo abierto a la posibilidad de que la compañía me impresione en el E3, pero no ha sido el mejor primer paso, ni mucho menos.