Alone in the Dark
Alone in the Dark (1992) - Las Catacumbas
¿ Sientes la sangre correr por tus venas? Tienes frio? Eso es "Miedo", pero tranquilo, no estás sólo.
LAS CATACUMBAS
Solo necesitó un golpe para devolver al errante a los infiernos. Después, rápidamente para no gastar demasiado aceite de la lámpara, buscó mas libros por la biblioteca. Encontró cuatro y salió de la biblioteca guardando la lámpara. El primer libro contaba la historia de Derceto. Al parecer la había construido un tipo llamado Pickford que se había enriquecido con la piratería. Realizó grandes obras buscando algo en su subsuelo.
Finalmente, y tras extrañas circunstancias, Pickford había muerto en un gran incendio. Después Howard Hartwood había reconstruido Derceto y, por lo que Carnby sabía, tanto él como su hijo Jeremy habían muerto de puro terror. El segundo libro hablaba de abominables criaturas que habitaban el ártico, el tercero contaba horrores sobre cultos aztecas, y leyéndolo supo porqué la estatua había acabado con la armadura.
El último se componía por fragmentos del libro de Abdul, que no era otro que el Necronomicon. Carnby enloqueció tras leerlo, no obstante logró recuperarse, aunque a costa de parte de sus energías. Dejó por allí todos los libros, dagas, pergaminos, el arco y las flechas para aligerar los bolsillos, y bajó a la habitación donde había sido atacado por el humo del cenicero.
Con la llave dorada abrió la puerta que le quedaba en aquella estancia. Dentro, en unas estanterías, encontró un disco y un libro, el cual contaba otro de los negros sucesos ocurridos en Derceto. En la pared colgaban un escudo y una espada. Puso allí el sable de caballería y se abrió un pasadizo hacia las catacumbas. Antes de bajar volvió al salón de baile y puso en el gramófono el nuevo disco, que no era otro que La Danza de la Muerte. Por fin los fantasmas comenzaron a bailar. Con mucho cuidado de no tocarlos, Carnby cogió una llave de la chimenea, volvió al pasadizo y descendió a las catacumbas.
Cruzó un puente corriendo que se derribó a su paso. Estaba en una cueva que no le agradaba lo más mínimo, por lo que decidió llevar el revolver en la mano. Comenzó a avanzar hasta que notó a su espalda una presencia infernal. Se trataba de un gusano de tamaño descomunal, y Carnby comenzó a correr para salvar la vida hasta encontrar a un demonio alado al que derribó con dos certeros disparos. Siguió hacia adelante pero de nuevo topó con el gusano, y rápidamente retrocedió.
El monstruo quedó bloqueado dejando el camino libre detrás. Carnby siguió en la dirección contraria a la que había venido y giró en el primer túnel a su derecha, llegando así a una caverna llena de agua. Recordó lo que había leído en un pergamino: "en las aguas estancadas nada el cruel dios Dagon". Por suerte había una cornisa de tablones por encima del nivel del agua, que comenzó a seguir pegado a la pared de su izquierda mientras de las aguas asomaba un horror verde.
Comenzó a correr, saltó una tabla que parecía insegura y trepó hasta otra cueva donde le estaba esperando un engendro con seis patas al que pudo eliminar a disparos. Siguiendo por allí llego a una segunda caverna inundada de cuyo agua sobresalían varios pilares de basa cuadrada. Tras matar a tiros a una criatura que sobrevolaba la zona saltó por su derecha de un pilar a otro hasta llegar a otra cueva por la que continuó hasta una bifurcación. De la izquierda llegaban ruidos de pesadilla. Su curiosidad no superaba su pánico, por lo que optó por elegir el camino de la derecha, que acababa en otra tercera caverna inundada.
En esta ocasión sobre el agua pasaban puentes de madera. Observó que las tres cavernas de agua que había visto estaban conectadas por túneles, siendo el centro neurálgico la de los pilares. Esto le sería útil si caía al agua, podría volver a la primera y comenzar de nuevo. Se dispuso a cruzar los puentes. Era un paso inseguro ya que muchos puntos se hundían con su peso, persistiendo la amenaza constante del monstruo verde acuático, que desaparecía al recibir un solo tiro pero no tardaba en volver.
Por suerte había puntos a poca altura a los que se podía trepar desde el agua. Tuvo que matar a un demonio volador y finalmente llegó al otro lado, donde había un cofre que se abría con la llave que había conseguido en la chimenea del salón de baile. Dentro había una gema y un libro, en el que el mismísimo Pickford amenazaba a quien lo leía con tomar su cuerpo, con la ayuda de Cthulhu, para volver a la vida.
Ahora Carnby ya sabía quien había detrás de todo esto, debía encontrar a Pickford, fuera cual fuera la forma que tuviera en la actualidad, y acabar con él. Tras el cofre una entrada se hallaba oculta tras una roca, que Carnby apartó empujando. Entró en una estancia cavada en la piedra, la salida estaba a la derecha. Siguió por allí, se dejó caer a la izquierda, pasó junto a una puerta rocosa cerrada y penetró en la oscuridad.
Encendió su lampara y vio ante él un gran túnel con aspecto laberíntico. A mano derecha se hallaba otra puerta de roca también cerrada. El supuesto laberinto no lo era tanto, en realidad solo había un camino posible la mayor parte del tiempo, y cuando se bifurcaba se llegaba rápidamente a una pared siendo fácil volver al camino principal. Recorrió corriendo aquella galería subterránea para que no se acabara el aceite de la lámpara, ya que intuía que le volvería a hacer falta, hasta llegar a una salida bloqueada por otra puerta similar a las dos anteriores pero de color tierra.