Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Alone in the Dark

Alone in the Dark

Alone in the Dark (1992) - La Biblioteca

¿ Sientes la sangre correr por tus venas? Tienes frio? Eso es "Miedo", pero tranquilo, no estás sólo.

LA BIBLIOTECA

Le estaba esperando un pirata salido de ultratumba. Las armas de fuego no le hacían efecto, por suerte llevaba la espada de la armadura, con la que pudo devolverle a la muerte gracias a sus conocimientos de esgrima. El pirata soltó una llave, y junto a unos cuadros cogió un libro, el Demonia Particularis, que explicaba rituales del culto de los Viejos. Con la llave del pirata abrió la puerta de al lado, por la que entró en el salón de baile.

Cogió un disco de un mueble. En la chimenea había algo, pero no podía llegara a ella, ya que estaba protegida por tres parejas de baile petrificadas, probablemente procedentes de un lejano y glorioso pasado de Derceto. Carnby intuía que encontraría una muerte instantánea si se acercaba a ellas. Intentó ponerlas en movimiento con el gramófono.

Tenía dos discos. El primero era el Danubio Azul y el segundo el Opus 69 de Chopin. Ninguno de ellos logró hacer bailar a aquellas almas en pena, por tanto dejó allí el gramófono para un uso posterior. También dejó en un rincón, para aligerar peso, los libros leídos, los discos, la jarra vacía, las cerillas (ya inútiles con el mechero), y la llave del salón.

Volvió al recibidor, giró a la derecha, pasó entre dos puertas. La de la izquierda daba al comedor y la de la derecha llevaba al salón de baile. Siguió y llegó a las escaleras. A la derecha había dos puertas. La del fondo era la de un patio ajardinado, en el que cogió tres flechas de una estatua y salió inmediatamente por donde había entrado, ya que aparecieron voraces arañas. La otra puerta se abrió con la llave que había encontrado en la cocina, y por allí se bajaba a la bodega.

En ella había unas ratas enloquecidas por el ambiente maldito que se respiraba. Bajó las escaleras, giró a su izquierda, cogió unas balas al fondo y huyó corriendo del lugar. Retornó a la galería de cuadros. Frente a la pintura que había tapado, al otro lado de la galería, había otro cuadro poseído por el mal.

Carnby le lanzó una flecha desde lejos y lo convirtió en inofensivo. La primera puerta a la derecha daba a la biblioteca, pero prefirió no entrar y dirigirse a la segunda, un dormitorio. Sobre una mesa había un libro falso, y empujando un gran reloj encontró un compartimento secreto de donde sacó un pergamino y una llave dorada.

Leyendo el pergamino aprendió que en las aguas estancadas nada el Dios Dagon y que en las bibliotecas se puede encontrar la perdición si se coincide con el Vagabundo Errante. Alertado se dedicó a observar los cuadros de la galería, producto de las descabelladas pesadillas de Hartwood. Uno en especial le llamó la atención. En el se veía a un viejo y gran árbol ardiendo.

Finalmente entró en la biblioteca, que estaba a oscuras, por lo que encendió la lampara y la dejó en el suelo. No tardó en aparecer, como era previsible, el Vagabundo Errante. Carnby solo podía correr fuera del alcance de aquella encarnación del mal. En la última estantería, pegada a la pared izquierda, encontró un mecanismo que, activado por el libro falso, abría una estancia secreta a la izquierda. Entró en ella y cogió un talismán, también halló tres dagas, dos pergaminos y dos libros. Comenzó leyendo los pergaminos.

El primero contaba como era la daga que podía matar al Vagabundo, el segundo hablaba de un signo con forma de pentagrama que protegía del mal. Ese signo se encontraba en el suelo, por lo que Carnby se situó sobre él.

El primer libro era el Vermis Mysteriis, y sus palabras impresas desprendían tanto horror que si no hubiera estado protegido por el dibujo del suelo le habrían provocado la muerte al instante. El segundo alertaba contra lecturas prohibidas como el Necronomicon o el propio Vermis Misteriis. Empuñó la daga sinusoidal y salió a enfrentarse al Vagabundo.