¿Cómo sabe este premio después de haberse retirado?

Es una mezcla de sentimientos. Por una parte felicidad porque significa que se ha logrado cosas muy importantes. Pero al mismo tiempo significa que algo se termina y eso entristece. Tengo que ir gestionando los sentimientos mientras ves que se cierra una etapa.

¿Cómo fue cerrarla?

Pues la alargue un año y fue una de las mejores decisiones de mi vida. Me llegó el premio de los Mundiales, nunca me lo hubiera imaginado. Tengo mucha sensación de satisfacción.

Hablemos de ese oro en Tokio. Hubo algún mensaje recibido que le marcó, que aún recuerda…

Pues lo que pasa es que he empezado a vivirlo y a disfrutarlo ahora. He vuelto a Japón y allí me ponía el vídeo, ahora sí que se me ponían los pelos de punta. Se le hacía llorar. Y ese día las lágrimas no tuvieron salida. Fue tan rápido que estaba como en shock.

¿Ha merecido la pena todo el esfuerzo?

Sí, sin ninguna duda. Lo hablo con Jesús, si rebobinará lo viviría todo de la misma forma.

¿Porque esta modalidad?

La verdad es que no lo sé, empecé con cuatro años. Lo única que recuerdo es que me encantaban los katas. Y Justo eso lo podía practicar sola en casa. No paraba. Me hacía sentirme muy segura.

¿Ha costado estar inactiva?

Estoy disfrutando, estoy aprendiendo. Sigo viajando, intentando seguir entrenando con la gente. Compartiendo todo lo que aprendí a lo largo de mi carrera. No hay inactividad, no paro. Sigo entrenando, ahora en vez de 6 o 7 horas lo hacemos 3 o 4. Hemos sacado los libros, estoy con un documental. Con un proyecto de clases online para llegar a todo el mundo.

Y el entreno…

Entreno porque lo necesito, porque quiero y porque lo disfruto. Cuando doy los seminarios hago todo, los mismos ejercicios. Quiero estar igual que cuando competía. Yo quiero que cuando vean a Sandra piensen: ‘Qué bien esta’. Siento que físicamente tengo algo especial y me gusta ponerme a prueba.