McIlroy llama a filas en la primera jornada del US Open
El norirlandés dispara la ilusión de sus tropas en un gran arranque en Pinehurst, que saca la cara de B de Scottie Scheffler. Duro día para Chacarra.
Allá vamos otra vez, pensarán algunos. Y van diez años. Pero Rory vuelve a llamar a filas y a buen seguro que muchos acudirán. McIlroy decretó oficialmente fin de semana de ilusión este jueves en Pinehurst Número 2, Carolina del Norte, donde el norirlandés abrió la 124ª edición del US Open con un cañón de vuelta. La ilusión por su quinto grande, que se hace esperar desde una década atrás, cuando conquistara el PGA en Valhalla y diese comienzo a una sequía por la que nadie entonces habría apostado. Si la 37ª oportunidad tampoco es la vencida quedará resquemor, porque su arranque de torneo fue óptimo, -5 en la mejor tarjeta del día junto a la de Patrick Cantlay, cuatro birdies sin fallo. La séptima inmaculada en las tres ediciones y cuarto de otra que se han disputado en este diseño de Donald Rosss, la sexta firmada horas antes por Sergio García.
No solo son los números, también las sensaciones. Porque estuvo bien en todo, al menos top-50 en cada una de las estadísticas de peso. Sereno, sin errores gruesos, bien en los greenes. El birdie de media distancia en el 18 fue un perfecto colofón. ¿Será la reconciliación con su mujer, Erica Stoll, anunciada esta semana? Quién sabe, pero lo cierto es que queda un sabor, una imagen de dominio, que hacía tiempo que no daba a las primeras de cambio en un grande. Y es importante porque este primer asalto dejó a muchos pesos pesados fuera de combate, véase Justin Thomas (+7), Dustin Johnson (+4), Viktor Hovland (+8) o Wyndham Clark (+3), el vigente campeón. Y eso en un día que pude considerarse light bajo el baremo de la USGA.
No lo aprovechó Eugenio Chacarra, el´único español en el turno de tarde. Lo suyo en los ocho primeros hoyos fue de psiquiátrico: birdie, doble bogey, eagle, bogey, bogey, bogey. No se recuperaría por la segunda mitad del campo, y acabaría con otros tres bogeys del 13 al 18 para un total de +5, con mucho trabajo por delante el viernes si quiere jugar el fin de semana.
La cara oculta de Scheffler
Tampoco le fue bien en condiciones relativamente benignas al número uno del mundo y principal candidato al triunfo, Scottie Scheffler, que se pasó la vuelta peleado con un swing que fallaba por la izquierda desde el tee y por momentos exhibió cierta desesperación. Es tan increíblemente bueno que tiró 71 golpes para +1, pero la cosa no va a estar para rondas muy bajas los próximos días y ha gastado una bala. Tampoco andó súper Xander Schauffele, el campeón del último grande disputado, el PGA, que se quedó al par.
Por delante, además, Rory no fue el único ‘gallo’ que se arrimó al corral de Cantlay y Aberg, los que habían marcado la pauta por la mañana. Andan también por la zona noble DeChambeau (-3), en la pomada por tercer grande consecutivo tras ser sexto en el Masters y segundo en el PGA, Tony Finau (-2) o Tyrrell Hatton (-2). Entró y salió de ella Martin Kaymer (par), que ganó por última vez en un gran circuito hace diez años, en este mismo lugar, en el último US Open disputado en Pinehurst.
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