NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

GOLF | ARNOLD PALMER INVITATIONAL

Rahm hace aguas en Bay Hill con su peor vuelta del año

El español, que se fue dos veces al agua, firma su peor ronda de 2023 (cuatro sobre par para -3) y se aleja de los puestos cabeceros. Kurt Kitayama es líder provisional.

ORLANDO, FLORIDA - MARCH 03: Jon Rahm of Spain reacts on the 13th green during the second round of the Arnold Palmer Invitational presented by Mastercard at Arnold Palmer Bay Hill Golf Course on March 03, 2023 in Orlando, Florida.   Sam Greenwood/Getty Images/AFP (Photo by SAM GREENWOOD / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)
SAM GREENWOODAFP

Por primera vez en lo que va de 2023, y han tenido que pasar 22 rondas para ello, Jon Rahm mostró una versión terrenal, humana, sobre un campo de golf. El de Barrika, que ha malacostumbrado a todos durante estos últimos meses, sufrió en el segundo día del Arnold Palmer Invitational, en el que firmó una tarjeta de 76 golpes, cuatro sobre el par de Bay Hill. La peor vuelta en lo que va de año de Jon (tan solo sumaba dos vueltas por encima del par) deja al español con un total de -3, a seis golpes de un Kurt Kitayama que marcha como líder provisional (-9) a falta de la finalización de la jornada del viernes.

Después de una pletórica primera ronda en la que Rahm metió el miedo en el cuerpo a todos sus rivales colocándose líder, hoy era el parte meteorológico el que asustaba, con una tempestad anunciada a lo largo de la jornada. Fue un alivio para Rahm salir en el turno de mañana (partió antes de las 8:00 locales), ya que el viento todavía no había hecho acto de presencia. No lo pudo aprovechar el de Barrika, que lo pasó mal desde los primeros hoyos. En el 11 (salió desde el 10), la salida de Rahmbo se fue al agua y no pudo salvar el par. Primer bogey del viernes, y de nuevo el driver no funcionaba. Jon confirmó la tendencia de las últimas semanas, en las que ha estado muy errático desde el tee de salida (6/14 en calles hoy), y se complicó la vida.

Visitó lugares del campo de Bay Hill que limitaron sus opciones en muchos hoyos, y en los que sí acertó a calle perdonó un buen puñado de putts. La mejor noticia para Rahm es que los hierros siguen funcionando, y gracias a ello consiguió en el 14 su primer birdie del día. Después, encadenó ocho pares consecutivos en los que se combinaron fallos con el driver con imprecisiones en el green. No estaba fino el español, pero sin desplegar ni mucho menos su mejor juego seguía incrustado en las posiciones de privilegio. Muy pocos golfistas son capaces de ello, e invita a pensar que, si Rahm es capaz de solucionar estos problemas (en este Arnold Palmer es 112º en la estadística de golpes ganados desde el tee), puede ser imbatible.

Lejos de desaparecer el mal momento de Rahmbo, su final de ronda fue un palo importante. Las fuertes rachas de viento anunciadas comenzaron a aparecer, y el día de Rahm fue de mal en peor. Bogey al 5 después de otro fallo en la salida, y doble bogey al 6 tras visitar por segunda vez en el día el agua (también tras pegar el driver). Se desesperaba Jon, que experimentaba sensaciones que no vivía desde hace varios meses. Intentó arreglar la faena con birdie al 7, otra vez en un par tres, pero cerró el día de la peor manera posible con bogeys al 8 y al 9. No hay deporte que humanice tanto como el golf, y este viernes Rahm lo demostró. Tras un primer día en el que demostró nuevamente estar tocado por una varita, hoy el vasco sucumbió ante la dureza de Bay Hill.

Sí aprovecharon las buenas condiciones al inicio de ronda otros jugadores como Kurt Kitayama, quien ayer ya mandó un aviso. El estadounidense, a falta de que los que parten en el turno de tarde terminen su ronda, marcha líder en solitario con -9 después de una vuelta de cuatro bajo par. Asoman además otros como Cameron Young (-7), Xander Schauffele, Corey Conners (-6), Patrick Cantlay, Justin Thomas o Adam Scott (-5). Posiciones cabeceras de las que se alejó Rahm este viernes, aunque Jon tiene dos días para arreglarlo.